SEMlac
En la Península de la Guajira, compartida por Colombia y Venezuela, viven los wayúu, un pueblo originario cuyas mujeres tejen no sólo mochilas y chinchorros (hamacas), sino también paz.
Mujeres Tejiendo Paz, o Wayunmusurrat en la lengua wayinaki o idioma wayúu, es la organización binacional que nació de la masacre de Bahía Portete, en 2004, para la defensa de los derechos colectivos de pueblos originarios, y en especial del wayúu, con énfasis en las mujeres y jóvenes.
El 18 de abril de aquel año, un grupo de hombres armados, bajo órdenes del jefe paramilitar cuyo alias era Pablo, entraron a Bahía Portete, un pueblo en la Alta Guajira, y asesinaron a 12 personas, desaparecieron a 30 más y violaron a varias mujeres. Entre los muertos, había cuatro niños que fueron carbonizados y ocho mujeres, algunas cruelmente decapitadas.
"Como consecuencia, unas 600 personas huyeron, muchas de las cuales buscaron refugio en el lado venezolano del territorio wayúu. El gobierno dijo que los wayúu siempre hemos viajado a Venezuela desconociendo el desplazamiento forzado de estas personas", afirmó a SEMlac Telemina Barros, encargada del área de género de Mujeres Tejiendo Paz.
"Los paramilitares mancharon el honor del pueblo wayúu, rompieron la ley indígena que dice que en una disputa a las mujeres no se las toca, pues si bien al violarlas no se las mata físicamente, sí se las está matando por dentro", agregó Barros, quien junto con otras de estas mujeres ha liderado el proceso de justicia en el caso de esta masacre.
Mujeres Tejiendo Paz, o Wayunmusurrat en la lengua wayinaki o idioma wayúu, es la organización binacional que nació de la masacre de Bahía Portete, en 2004, para la defensa de los derechos colectivos de pueblos originarios, y en especial del wayúu, con énfasis en las mujeres y jóvenes.
El 18 de abril de aquel año, un grupo de hombres armados, bajo órdenes del jefe paramilitar cuyo alias era Pablo, entraron a Bahía Portete, un pueblo en la Alta Guajira, y asesinaron a 12 personas, desaparecieron a 30 más y violaron a varias mujeres. Entre los muertos, había cuatro niños que fueron carbonizados y ocho mujeres, algunas cruelmente decapitadas.
"Como consecuencia, unas 600 personas huyeron, muchas de las cuales buscaron refugio en el lado venezolano del territorio wayúu. El gobierno dijo que los wayúu siempre hemos viajado a Venezuela desconociendo el desplazamiento forzado de estas personas", afirmó a SEMlac Telemina Barros, encargada del área de género de Mujeres Tejiendo Paz.
"Los paramilitares mancharon el honor del pueblo wayúu, rompieron la ley indígena que dice que en una disputa a las mujeres no se las toca, pues si bien al violarlas no se las mata físicamente, sí se las está matando por dentro", agregó Barros, quien junto con otras de estas mujeres ha liderado el proceso de justicia en el caso de esta masacre.
Con gran coraje, y haciendo caso omiso a la amenazas contra su vida, Barros viajó a Barranquilla para preguntarle personalmente al jefe paramilitar de alias Jorge 40 -actualmente procesado por la justicia- por qué dio la orden de asesinar al grupo de wayúus, en el cual se encontraban sus tres tías. Sin embargo, la audiencia judicial en Barranquilla fue suspendida, por problemas en el traslado del acusado a esta ciudad.
No obstante, para los wayúus las causas de la masacre serían provocar el abandono de Bahía Portete por parte de los nativos, a fin de que los paramilitares pudiesen apropiárselo para usarlo como punto de exportación en sus rutas de tráfico ilegal de estupefacientes. Otra motivación que se considera es que los wayúu son un obstáculo para los proyectos comerciales que estudian las multinacionales en este lugar.
En cualquier caso, Barros, quien se desempeñaba en el momento de la masacre como inspectora de Policía de Urbilla, la capital wayúu, asegura que los victimarios fueron los paramilitares del Bloque Norte. "Fuimos las mujeres las que recogimos los cuerpos y enterramos a nuestros familiares, a los que pudimos, porque Pablo nos dio 24 horas para hacerlo".
El hecho de que hayan sido las mujeres wayúu quienes conformaron la organización no es de extrañar, ya que ellas son escuchadas en su sociedad, tienen una larga tradición de lideresas y desempeñan un rol fundamental toda vez que la sociedad está organizada por clanes heredados por línea materna.
Además, las mujeres se han convertido en las consejeras de los 'palabreros'- hombres a cargo de la resolución de conflictos- "porque miramos al futuro y pensamos en las próximas generaciones".
Durante 2009, Mujeres Tejiendo Paz realizó tres Encuentros Binacionales. En septiembre pasado, organizaron el Primer Encuentro Binacional de Mujeres Wayúu por la Identidad y el Territorio, en donde se debatieron propuestas tendientes a la conservación de ese pueblo, compuesto por unas 300.000 personas, entre colombianos y venezolanos.
"Exigimos a los Gobiernos de los Estados Unidos y de Colombia el respeto por el territorio ancestral wayúu, por sus pretensiones de instalar bases militares en nuestro territorio sagrado, establecido en el convenio 169 de OIT", dice en uno de sus puntos la declaración final de este Encuentro.
También piden que se reconozca que su territorio es plurinacional y rechazan que en éste se adelanten megaproyectos, tales como hidroeléctricas. "No nos oponemos al desarrollo, sino que pedimos que se respete nuestra cultura y autonomía", puntualiza Barros.
En el aspecto cultural, solicitan a su pueblo que no abandone su territorio ancestral. "Se están perdiendo algunos usos y costumbres debido a que los jóvenes se van a las ciudades huyendo del conflicto armado, y por otras causas", afirmó a SEMlac Betty Granadillo, integrante de Mujeres Tejiendo Paz.
"Por ejemplo, antes un hombre wayúu jamás golpeaba a una mujer. Ahora sí lo hace, en parte por la influencia de la televisión y del conflicto armado, entre otras razones", agregó Granadillo.
Tradicionalmente, cuenta Barros, en la pubertad, la mujer era separada durante dos o tres meses para prepararla para el matrimonio, se le enseñaba sobre tejidos, sexo y plantas naturales para varios fines, entre ellos la planificación familiar.
"La organización Wayuumunsurat ha venido trabajando en la visibilización de la problemática de las mujeres wayúu, quienes han sufrido en carne propia el conflicto armado de los grupos paramilitares, pero siempre resaltando nuestros usos y costumbres para enseñarle a la humanidad la importancia de la mujer en todo el sentido de la palabra, ya que somos quienes damos vida, somos protectoras de vida, conservamos y aprendemos de nuestras abuelas los valores que representa el ser mujer wayúu", afirmó Débora Barros, coordinadora de Mujeres Tejiendo Paz.
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