(Especial de SEMlac).- El día en que se celebra San Valentín, Ana Sepúlveda murió asesinada por su ex pareja, quien la acuchilló delante de los vecinos.
No quedó detenido el agresor cuando, un mes atrás, ella lo denunció por cortes propinados en una mano y una pierna. No llegó la policía, alertada cuatro horas antes del suceso por los propios vecinos. Tampoco llegó la ambulancia. En el hospital, Ana agonizó 12 horas hasta morir. Para ella, las medidas de protección, que el Estado chileno les otorga a las mujeres violentadas, no funcionaron.
Así como Ana, este año ha ocurrido más de un feminicidio a la semana en Chile. Niñas y mujeres de entre cinco y 76 años, asesinadas por vecinos, novios, parejas, esposos, ex o desconocidos. Todos hombres que decidieron castigarlas con el más brutal de los odios machistas.
Este es el odio que las mujeres salieron a repudiar este 25 de noviembre en marchas nocturnas, ocurridas en 14 puntos del país. Desde la frontera con Perú -en el norte- hasta Castro, en la sureña isla de Chiloé, todas gritaron: "¡No más violencia contra las mujeres!".
Por las calles capitalinas, unas 4.500 mujeres y hombres caminaron con vestimentas blancas y velas en las manos, recordando a las 53 víctimas que van este año y más de 500 desde 2001, según los registros de la Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual, que agrupa a organizaciones de todo el país.
Feministas jóvenes organizaron una acción de arte con los cuerpos pintados y al final quemaron papeles que llevaban prendidos adjetivos como "Puta", "Tonta fea", "Guatona", con lo que se despojaron de la violencia que conllevan los malos tratos verbales hacia las mujeres.
Durante la marcha, gritaron: "El príncipe azul no existe, el macho violento sí", advirtiendo sobre la violencia de género a las espectadoras que, a esa hora, regresaban apuradas a sus casas desde el trabajo.
Ana
Ana es uno de los crímenes más espeluznantes de este año. No tanto por la brutalidad del ataque -lamentablemente los hay peores-, sino porque en su caso "nada funcionó", según señaló a SEMlac Gloria Maira, coordinadora de la Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual.
Tenía 38 años y, cansada de los malos tratos de su pareja, Luis Salgado Galaz, decidió separarse de él. Pero la medida no detuvo los maltratos físicos ni las amenazas de matarla mientras dormía.
Dos años después de la decisión, Luis seguía buscándola e irrumpió en su casa para herirla. Sin embargo, ni la denuncia ni las heridas fueron suficientes para dejarlo detenido y sólo se aplicó una medida cautelar a favor de Ana, con lo cual se le prohibió al agresor acercarse a ella, mientras se investigaba la causa.
Un mes después apareció Luis en la casa de Ana, transgrediendo la orden de alejamiento. Los vecinos lo vieron y alertaron a la policía, que no se presentó en el sitió durante las cuatro horas que el agresor esperó a su víctima, antes de lograr acuchillarla.
"Este caso es el más desesperanzador, porque falló absolutamente todo. El Tribunal erró al sólo decretar alejamiento, pues en la audiencia preparatoria se decretó que el agresor hasta dormía con un cuchillo carnicero bajo su almohada.", señaló Gloria.
Ana no es la única para la cual las medidas de protección han sido en vano. De las 53 asesinadas este año, ocho habían realizado las denuncias pertinentes y cuatro tenían medidas cautelares decretadas por los tribunales. Si las instituciones y las medidas de protección funcionaran, al menos estas ocho mujeres debieran estar vivas.
Cuidado, el machismo mata
La Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual comenzó hace tres años la campaña "¡Cuidado! El Machismo mata", cuyo fin es visibilizar la violencia contra las mujeres en la sociedad y empoderar a las propias mujeres para reconocerlas y que reaccionen en sus propias vidas.
Este año, la organización denunció la falta de compromiso real desde las autoridades con el problema. Una de las constataciones más relevantes es la brecha existente entre el número de denuncias que ha ido creciendo año tras año, en contraste con el total de detenciones que aumenta levemente y, según el Servicio Nacional de la Mujer, llega sólo al nueve por ciento de los casos.
Otra situación que la red ha denunciado es la marginación de mujeres rurales de la respuesta institucional hacia la violencia, ya que es grande la distancia hacia las capitales regionales, donde se concentra la atención a las víctimas.
"Es una atención cuyo enfoque de violencia intrafamiliar está pensado, principalmente, para mujeres urbanas de sectores pobres y medios, heterosexuales, mestizas, con convivencia o con hijos; por lo que es una respuesta homogénea que no considera a las jóvenes, indígenas, lesbianas y migrantes", indicaron en el comunicado que convocó a la marcha.
"El feminicidio, el rostro más duro de esta violencia, revela que las muertas son las mujeres y no cualquier miembro de la familia; por lo tanto, hay una marcada direccionalidad de género", señalaron.
Ley de feminicidio
En Chile se encuentra en tramitación el proyecto de ley que modifica el Código Penal para sancionar el feminicidio y aumentar las penas, así como modificar las normas del parricidio, una de las luchas que el movimiento de mujeres -incluida la Red- ha sostenido por años, pero que no ha resultado ser lo que esperaban las organizaciones.
Según explicó el senador José Antonio Gómez, "habíamos establecido en el proyecto que el feminicidio se consideraba como todo aquel delito cometido contra una mujer, pero quedaba claro que era en cualquier circunstancia, como por ejemplo la muerte de una abuela. Por eso se especificó que el feminicidio es entre un cónyuge o un conviviente".
Eso significa que uno de cada cinco de estos crímenes ocurridos este año, por ejemplo, quedarían fuera de la nueva ley, ya que han sido perpetrados por novios o desconocidos.
"La ley de feminicidio no considera hechos criminales de común ocurrencia, como los asesinatos de mujeres perpetrados por pololos (novios), por amantes ocasionales, por clientes, conocidos o por extraños. Una ley parcial como esta no puede ser considerada un avance, tal como aparece en las campañas electorales", indicaron en la Red, refiriéndose a la campaña del candidato oficialista Eduardo Frei.
La nueva norma aprobada por la Comisión señala que, cuando la víctima de un parricidio fuera el cónyuge o el conviviente, se denominará feminicidio y tendrá penas de hasta 40 años de cárcel.
En los casos en que la mujer haya sido conviviente del agresor, se establecen penas de entre 10 años y un día a 20 años; mientras que cuando el agresor haya sido un ex conviviente, se aplicará otra clasificación penal, que es el homicidio calificado, cuyos castigos son más altos que el homicidio simple y un poco más bajos que los del feminicidio.
"Vuelves a clasificar el bien jurídico desde la protección a la familia y no a las mujeres. Si es una familia constituida, las penas son mayores y, en cambio, si no lo es, parece no ser tan grave", indicó Gloria Maira sobre el escalamiento en las penas para los feminicidas que propone el proyecto de ley próximo a aprobarse.
Entre las disposiciones que contiene esta iniciativa legal, destaca la que obliga a los denunciados, por violencia intrafamiliar o por agresiones en contra de sus parejas, a presentarse periódicamente ante las unidades policiales, como una forma de controlar el cumplimiento de las medidas cautelares decretadas por los jueces y el aumento, hasta en dos años, del plazo de vigencia de las medidas cautelares.
Justamente, en el día internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, fue asesinada en el sur del país Romina Matus, la víctima número 53 de la violencia machista en 2009. Un nuevo proyecto de vida truncado. Otro caso en el que la protección fue insuficiente.
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