Tambores y gritos del grupo afroparaguayo Camba Cuá —que significa en lengua guaraní: lugar donde habitan los negros— cerraron ayer, domingo 25, los tres días de encuentro feminista denominado "IV Aty Guasú Kuña Rekó Reheguá", Cuarto Encuentro Feminista del Paraguay, en guaraní.
Mujeres venidas de todos los rincones del país se reunieron bajo una carpa blanca, donde reanudaron el compromiso de luchar por sus derechos y lanzaron un manifiesto entre cuyas intenciones se encuentra la erradicación de una "opresiva sociedad machista".
Este multitudinario encuentro, realizado en una plaza a escasas cuadras del Lago Ypacarai, reunió a indígenas, lesbianas, trabajadoras domésticas, del sexo, travestis, transgéneros y líderes feministas, quienes durante los tres días (23, 24 y 25 de octubre) insistieron en la necesidad fundamental de llamar la atención sobre la necesidad de una ley de salud sexual y reproductiva.
Una ley que no se promulga
El tratamiento del Proyecto de Ley de Salud Sexual y Reproductiva en el Parlamento Paraguayo ha generado controversia en los sectores conservadores de la sociedad paraguaya, en especial de la iglesia Católica, por considerarse que "abre la puerta para la legalización del aborto y la unión legal de parejas de homosexuales".
Sin embargo la "Ley Filizzola" —llamada así por haber sido presentada por el senador Carlos Filizzola, hace ya tres años— plantea establecer mecanismos para el acceso libre de las mujeres a información de métodos anticonceptivos en hospitales públicos. En ningún lugar del proyecto se mencionan los casamientos entre gays o el tema del aborto, que en Paraguay tiene pena carcelaria.
"Queremos que se promulgue esa ley... que pertenece a todas las mujeres, en especial a las campesinas, que no tenemos los servicios de salud adecuados; vivimos en una zona donde, por desconocimiento, tuvimos casos de niñas de entre nueve y 11 años de edad que resultaron embarazadas, pedimos al gobierno que haga algo", dijo a SEMlac Gloria Olmedo, dirigente campesina del Departamento de San Pedro, distante a casi 150 kilómetros de Asunción, la capital del país.
En respuesta a Olmedo, la ministra de la Mujer, Gloria Rubín, expresó a SEMlac que "el tema de la ley no está en la cancha del Poder Ejecutivo, sino en las comisiones de salud de las cámaras de Diputados y Senadores. Hasta el momento, se hace lo que se puede, pero todos los sectores, en especial las feministas organizadas, debiéramos tomar acciones concretas para que se trate la ley en el período 2010".
Reivindicación del trabajo doméstico
Otro punto sobre el cual se enfocó la atención durante el Aty Guasú fue la reivindicación de las empleadas del servicio doméstico. "Este encuentro es una gran oportunidad para nosotras de visualizar el problema que existe con las domésticas", comentó Solana Meza, de la Asociación de Empleadas Domésticas del Paraguay.
Dicha situación consiste en la baja remuneración por este tipo de trabajo, que en promedio llega a 400.000 guaraníes al mes —unos 97 dólares estadounidenses—, monto con el cual difícilmente pueda mantenerse una familia. La meta es llegar por lo menos a que los empleadores paguen el salario mínimo vigente en Paraguay, de casi un millón 500.000 guaraníes, equivalentes a cerca de 300 dólares estadounidenses.
Un aspecto positivo, reconoce Meza, es la inclusión de las domésticas de todo el país en el seguro social estatal del IPS (Instituto de Previsión Social). Este derecho ya existía en los papeles desde 1945, pero solo era para quienes trabajaban en la capital; ahora ya se extendió a todo el país.
Las indígenas: una larga sequía
Para Negra Esquivel, una indígena Sanapaná del Chaco Paraguayo, el encuentro no tuvo eco positivo. "A las indígenas no nos dieron espacio suficiente. Tenemos muchos problemas que no fueron escuchados. Especialmente el de la posesión legal de tierras", expresó a SEMlac Negra, esposa del cacique de la comunidad, asentada a 490 kilómetros de Asunción.
"Hace 13 años nos prometieron chapas de zinc para levantar nuestras casas, y hasta hoy, a pesar de mucho intentar, no conseguimos nada. No tenemos servicios de salud. Si alguien se enferma nos vemos obligadas a caminar 90 kilómetros con nuestros enfermos a cuestas para llegar a la comunidad más cercana (Loma Plata), y si tenemos suerte nos atienden", refirió una sentida Negra, quien en ese tipo de circunstancias perdió hace dos meses a su hija Elba, de 24 años de edad.
La comunidad Sanapaná se dedica mayormente a la agricultura; sin embargo, con una sequía de nueve meses, no pueden cosechar producción alguna. "Solíamos tener cultivos de sandías, pero como no llueve todos nuestros cultivos se secaron. Ahora no vivimos, sobrevivimos", lamentó Negra, quien grabadora en mano tomaba registro del encuentro para retransmitirlo y traducirlo a su comunidad.
El manifiesto
Rosa Posa, una de las organizadoras del Aty Guasú, refirió en una publicación al Diario ABC Color que su deseo es mostrar que "las mujeres somos tan diversas, somos tan diferentes, pero tenemos algo en común, que vivimos en una sociedad machista, violenta, que oprime y reprime".
En el cierre de la jornada, el domingo 25, sonaron inicialmente tambores africanos del grupo Camba Cuá, que dieron paso a la lectura del manifiesto feminista que expresa su rotundo repudio a la violencia hacia las mujeres en todas sus formas y un pedido expreso de declarar emergencia sanitaria ante la persistencia de los altos índices de mortalidad materna.
"No es posible que las autoridades y la población sigan cruzándose de brazos ante la persistencia de la violencia hacia las mujeres, ni que se siga hablando de crímenes pasionales ante los asesinatos de las mujeres, ni que se normalice el tráfico de la trata de mujeres, niñas y niños con fines de explotación sexual", reza parte de documento.
También reclama al gobierno de Fernando Lugo que cumpla sus promesas con los pueblos indígenas y se hagan realidad los derechos de todas las mujeres indígenas. Critica además la alarmante baja participación de mujeres en órganos de decisión y en las esferas políticas y públicas.
"La paridad es solo cuestión de voluntad política. Queremos 50 por ciento de mujeres en los cargos electivos, al frente de los ministerios y en los tres primeros niveles de la administración pública", expresa el manifiesto.
Finalmente, el documento del IV Encuentro Feminista del Paraguay reclama la aprobación de los proyectos de Ley Contra Toda Forma de Discriminación y de Salud Sexual y Reproductiva, actualmente en estudio en el Parlamento Nacional, como pasos fundamentales hacia la vigencia de todos los derechos de todas las mujeres.
Dicho esto, el acto culminó en un gran baile con ritmos afro que unió a mujeres de diversas procedencias culturales, políticas y religiosas. Negra, Solana, Gloria y muchas otras como ellas regresaron a sus casas con la esperanza de que todos estos deseos por fin se cumplan.
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HABLAN VÍCTIMAS DEL OBISPO VIOLADOR FERNANDO LUGO
Benigna Leguizamón (26), responsable de la demanda por filiación en contra del presidente Fernando Lugo, contraatacó ayer denunciando al ex obispo de haberla sometido sexualmente. “Lugo me violó”, afirmó la denunciante.
La mujer sorprendió a todos cuando relató que un día, el entonces monseñor Lugo, la hizo buscar por su chofer, quien la llevó hasta el Obispado de San Pedro, alegando que el obispo estaba enfermo. Sin embargo, según comentó, al llegar Lugo la encerró en su habitación y la forzó a tener sexo con él. “El Obispado era de dos pisos, me encerró bajo llave en una habitación y allí me sacó la ropa a la fuerza y me sometió sexualmente. No había cómo escapar de él”, comentó.
VIVIANA CARRILLO
No menos escandaloso es el testimonio de Viviana Carrillo, donde expresaba que su relación con Lugo se había iniciado siendo ella menor de edad.
"Siendo muy joven aún (tenía 16 años), aproximadamente en el 2000; y al tiempo en que realizaba mi preparación para realizar mi confirmación dentro de la religión católica en la cual fui bautizada por mis padres, conocí al Obispo Fernando Lugo en el Departamento de San Pedro de donde soy originaria; cuando vivía en la casa de la señora Edith Lombardo de Vega", señala el escrito.
Continúa explicando que aparte de acompañar a la demanda con fotografías y el certificado de confirmación firmada por el entonces obispo, "desde aquella tierna edad, el demandado me sedujo, y empezamos a tener un relacionamiento amoroso, el cual se inicio porque él se quedaba a dormir en la casa de mi madrina Edith Lombardo de Vega en la localidad de Choré, en cuya casa también vivía yo".
"Todo se inició una vez cuando le llevé las ropas de cama a su habitación, y al preguntarle si necesitaba algo más, el me dijo que sí, que a mí era a quien él necesitaba, siendo a partir de ese momento constante su acoso, hasta que debido a mi corta edad e inexperiencia, fui seducida por su forma de hablar, por sus palabras bonitas, por sus expresiones bellas, y por las promesas que me hizo de renunciar a su cargo por mí, y que pretendía compartir una vida conmigo y que tengamos muchos hijos y formemos un hogar, habiendo sido él mi primer y único hombre", detalla la demanda.
Explica luego que "poco tiempo después, al sospechar mis padres y mi madrina lo que estaba ocurriendo, todos mis familiares y personas cercanas me dieron la espalda, diciéndome que eligiera vivir en el pecado (por estar con un sacerdote) o que me arrepintiera y me olvidara por completo de lo que había pasado".
La mujer relata luego que el motivo que detonó su demanda fue la desatención en la que Lugo tenía al hijo y expresa que una vez discutiendo sobre el asunto "me dio un golpe en la cara", molesto porque le dijo que al parecer él no quería al niño.
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