El crimen de Florencia Corvalán reactivó el debate sobre la violencia de género. No hay pasión, sino feminicidios. Un trabajo de Mujeres Autoconvocadas Rosario (MAR), revela que 120 mujeres y niñas fueron asesinadas este año por personas cercanas. En su declaración ante la jueza, el asesino de la joven de Villa Gobernador Gálvez quiso victimarse.
Mario Garay mató a su ex novia en la fiambrería "La Fábrica", el lunes pasado a la mañana
"Florencia era una chica con carácter, una buena persona. Lo que este tipo hizo fue alevoso, absolutamente premeditado. Ella lo dejó y él la mató para vengarse", contó a Rosario/12 Daniel Corvalán, padre de la joven de 24 años que fue acribillada por su ex novio, un patovica que además trabajaba como guardia de seguridad. Angustiada, la familia se sume en el hermetismo y aguarda por una resolución judicial del hecho que conmueve a Villa Gobernador Gálvez desde hace siete días. Mario Alberto Garay disparó 16 veces sobre el cuerpo de su ex pareja y en su declaración indagatoria acusó a la víctima de promiscua y drogadicta, intentando justificarse. El caso es un paradigma de un fenómeno invisibilizado: el feminicidio. Es decir, la violencia mortal ejercida contra una mujer por parte de un varón que se cree con derecho sobre su vida. En lo que va del 2009 unas 120 mujeres y niñas fueron asesinadas por familiares, maridos, novios y ex parejas en el país. Un informe de Mujeres Autoconvocadas Rosario (MAR) revela qué hay detrás de los mal llamados "crímenes pasionales". Por su parte, el juez que preside la Cámara Penal de Rosario, Otto Crippa García, propone que sea "obligatorio denunciar al agresor de una mujer golpeada", para evitar llegar a estos casos extremos.
Mario Garay mató a su ex novia en la fiambrería "La Fábrica", el lunes pasado a la mañana
"Florencia era una chica con carácter, una buena persona. Lo que este tipo hizo fue alevoso, absolutamente premeditado. Ella lo dejó y él la mató para vengarse", contó a Rosario/12 Daniel Corvalán, padre de la joven de 24 años que fue acribillada por su ex novio, un patovica que además trabajaba como guardia de seguridad. Angustiada, la familia se sume en el hermetismo y aguarda por una resolución judicial del hecho que conmueve a Villa Gobernador Gálvez desde hace siete días. Mario Alberto Garay disparó 16 veces sobre el cuerpo de su ex pareja y en su declaración indagatoria acusó a la víctima de promiscua y drogadicta, intentando justificarse. El caso es un paradigma de un fenómeno invisibilizado: el feminicidio. Es decir, la violencia mortal ejercida contra una mujer por parte de un varón que se cree con derecho sobre su vida. En lo que va del 2009 unas 120 mujeres y niñas fueron asesinadas por familiares, maridos, novios y ex parejas en el país. Un informe de Mujeres Autoconvocadas Rosario (MAR) revela qué hay detrás de los mal llamados "crímenes pasionales". Por su parte, el juez que preside la Cámara Penal de Rosario, Otto Crippa García, propone que sea "obligatorio denunciar al agresor de una mujer golpeada", para evitar llegar a estos casos extremos.
Mientras que durante el 2008 los feminicidios en el país fueron 208, este año unas 164 mujeres fueron asesinadas en ese marco, de las cuales más del 70 por ciento fueron cometidos por sus parejas, ex parejas, padres, hijos o hermanos. El 10 por ciento fueron casos de violaciones seguidas de muerte (denominados feminicidios no íntimos) y el resto corresponde a abortos clandestinos (feminicidios sociales). Teniendo en cuenta el total de hechos, la provincia de Santa Fe ocupa el segundo lugar precedida por Buenos Aires y seguida por Córdoba. En el 45 por ciento de los casos eran mujeres de entre 30 y 50 años.
El informe pertenece a la Mujeres Autoconvocadas de Rosario (MAR) y será presentado en noviembre próximo. "Es necesario hablar de feminicidio y no de crimen pasional, porque sino se hace foco en las razones que llevaron al asesinato cuando en realidad no hay nada que lo justifique, es una manera de invisibilizar la cuestión de fondo", sostuvo Mercedes Pagnutti, a cargo del relevamiento. Y una alta fuente judicial lo explicitó aún más: "El que asesina es un homicida, no un apasionado". Se trata de juicios o castigos en los que el hombre se erige como juez de la vida o la integridad física de la mujer.
Pero además de generar conciencia social, admitir que el feminicidio es un fenómeno real en Argentina, con nombres y apellidos implicaría que se implementen políticas públicas para prevenir estos hechos. "Cuando uno estudia caso por caso, el 80 por ciento de estas casi 170 mujeres muertas, había realizado varias denuncias contra el agresor, a veces se trataba de hombres excluidos del hogar por una resolución judicial que no se hizo efectiva.
Es necesario que el estado invierta en organismos eficientes que las respalden", exigió Pagnutti.
Al respecto, el magistrado Crippa García sostuvo que "cuando el caso llega a la justicia ya es tarde, esa mujer lleva años padeciendo maltratos por parte de su esposo, novio o concubino". Y añadió: "Con la experiencia que tengo en la justicia penal puedo decir claramente que la impunidad es fuente generadora del delito".
En ese marco, propuso una modificación normativa: "El Ejecutivo debe establecer las pautas para que no se llegue a esas consecuencias. Hace dos años se modificó una ley por la cual cuando una criatura es víctima de maltrato físico, los maestros y funcionarios públicos están obligados a hacer la denuncia porque la ley los pone de garantes. Eso mismo debería pasar con las mujeres golpeadas, quien sabe del caso debería estar obligado a denunciar".
El aumento de la violencia no es sólo una percepción. El fenómeno es respaldado por las estadísticas. Según los datos aportados por la comisaría de la mujer, este año crecieron un 30 por ciento las denuncias realizadas por mujeres agredidas en el ámbito familiar. Según explicó su titular, Mariel Arévalo, en septiembre de 2009 se registraron en la jurisdicción de la URII unas 120 denuncias penales por amenazas y lesiones. Sumando los casos de agresión psicológica y patrimonial, la cifra trepa a 230. Un índice alarmante.
Pero Florencia Corvalán nunca había denunciado a Mario Garay y él no tenía antecedentes penales. Aunque los hechos posteriores dieron cuenta de su patología violenta. El lunes 5 de octubre, a las 9 de la mañana, el hombre ingresó armado a la fiambrería en la que la joven trabajaba y dijo que quería hablar con ella. Algo asustó a la víctima, que intentó huir. Pero en un recinto trasero del local comercial, el hombre la alcanzó y luego de una discusión comenzó a dispararle a quemarropa.
Fuentes judiciales afirman que en su declaración se mostró "emocionalmente estable" y sin arrepentimiento. Al ser indagado aludió constantemente a la víctima con términos descalificativos como "puta" y "falopera".
Tanto insistió Garay con que su novia era "falopera", que la jueza Alejandra Rodenas le preguntó si estaba al tanto de la despenalización de las drogas para uso personal, ante lo cual el acusado guardó silencio. En un momento de su declaración también afirmo que le "dolió" que la víctima lo llamara gordo en los momentos previos al crimen, porque el tiene un complejo al respecto, intentando justificar su accionar violento posterior. Y aunque argumentó que sólo quiso "asustarla", los dieciséis orificios en el cuerpo de la joven estaban alojados entre la vagina y el cráneo por lo cual todos impactaron en sus órganos vitales.
La estrategia del homicida consistió en victimizarse. En la declaración indagatoria que duró más de dos horas sostuvo que Corvalán mantenía una relación con un narcotraficante de Villa Gobernador Gálvez de nombre Marcelo, que lo amenazaba constantemente y que por esa razón él se veía obligado a salir armado aunque el Registro Nacional de Armas sólo le había concedido un permiso de tenencia y no de portación. Para corroborar o descartar esta hipótesis, entre el miércoles y jueves de esta semana serán citados al juzgado los familiares de la víctima.
Por lo pronto, Rodenas confirmó que fueron labradas las citaciones judiciales para las dos empleadas de la fiambrería La Fábrica, que son testigos del hecho y para dos trabajadores de la financiera en donde Garay era custodio, frente a los cuales habría tratado de quitarse la vida gatillándose varias veces. Los cuatro deberán declarar entre hoy el martes.
En el juzgado mantienen una mirada incisiva sobre el trágico homicidio. Al igual que la fiscal Graciela Argüelles, desestiman la categoría de crimen pasional. Está claro que no se trata de apasionamientos. Y en este sentido, las estadísticas son contundentes. Según el informe de MAR, del total de victimas de feminicidio, un siete por ciento de las niñas y mujeres fueron incineradas, un ocho por ciento murieron en abortos clandestinos, un 15 por ciento aparecieron ahorcadas, 18 por ciento murieron a causa de los golpes, un 25 a causas de heridas de arma blanca y un 28 por ciento por armas de fuego. Como Florencia Corvalán, acribillada con una pistola semiautomática calibre 9 milimetros.
Pero ella, al igual que el resto, era más que una estadística. Según cuentan los vecinos de Villa Gobernador Gálvez, era una joven emprendedora que se levantaba temprano para sostener económicamente a su hija de ocho años y tenía proyectos propios que quedaron definitivamente truncos.
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