Cada año mueren 66 mil 500 mujeres por causas relacionadas con abortos mal practicados; en el mismo lapso se practican alrededor de 19 millones de legrados inseguros a mujeres de países en desarrollo –cifra que equivale aproximadamente a la suma de la población de Jalisco, Veracruz y el Distrito Federal–, señala el Instituto Guttmacher, especializado en salud sexual y reproductiva, en un estudio reciente.
Unas cinco millones de mujeres reciben tratamiento por complicaciones graves producidas por aborto incompleto, sepsis (síndrome de respuesta inflamatoria sistémica provocada por una infección grave), pérdida de sangre, laceraciones cervicales y vaginales o perforaciones uterinas. Entre 15 y 25 por ciento de las mujeres que necesitan atención hospitalaria por tales motivos no la reciben, señala el informe.
Los costos para el tratamiento de estas complicaciones en América Latina y África equivalen a alrededor de 280 millones de dólares por año y, si se incluyen las regiones en desarrollo de Asia y el Pacífico, se eleva a 341 millones de dólares.
Estas cifras representan una gran carga para los sistemas de salud de las regiones en desarrollo, pero se podrían reducir significativamente con medidas para prevenir los embarazos no deseados y facilitar el acceso al aborto seguro, destaca el instituto estadounidense.
“Los abortos inseguros son una causa de mortalidad materna y amenazan la salud de las mujeres tanto en estas regiones como alrededor del mundo. Los costos calculados en este estudio resultan de prevenir los embarazos no deseados o de terminarlos de manera segura” señala Michael Vlassoff, autor principal del estudio.
El gasto para los sistemas de salud de las naciones en vías de desarrollo a causa del tratamiento de complicaciones resultantes de abortos inseguros es sólo un componente del impacto económico total que reciben las sociedades por esta causa y es, además, sumamente difícil de medir, pues incluye el tratamiento de consecuencias de largo plazo –como infecciones pélvicas crónicas e infertilidad– así como los efectos económicos indirectos del aborto inseguro, que afectan a los hogares, a la población excluida del sistema de salud y a la economía general de un país.
Los autores del informe señalan que es necesario que los gobiernos tomen en cuenta los costos directos de los abortos inseguros y los comparen con los precios, mucho menos elevados, de las medidas que pueden prevenirlos, como la facilitación del acceso a servicios anticonceptivos y la despenalización del aborto.
Un estudio llevado a cabo en Nigeria demuestra que la cantidad de dinero necesaria para implementar servicios anticonceptivos es 25 por ciento menor que el costo de los tratamientos de complicaciones relacionadas con los abortos inseguros. Otra investigación señala que el precio de un aborto seguro oscila entre seis y 23 dólares, mientras que el del tratamiento de complicaciones asciende aproximadamente a 89 dólares, cifra que el Instituto Guttmacher calculó para el África Subsahariana.
“Se pueden tomar medidas para proteger la salud de las mujeres ahorrando, al mismo tiempo, dinero para el sistema de salud” concluyen Vlassoff y sus colaboradores.
En este contexto, cabe mencionar que, además de incrementar los costos médicos y poner en peligro la salud de las mujeres, la penalización del aborto significa una violación del derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
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