Un estallido de alegría de más de mil mujeres fue la señal inequívoca de que el Presidente había llegado.
Un rápido despliegue del personal de seguridad, aquellos hombres expertos en levantar barreras humanas y con un cable de teléfono inadvertible pegado al oído, no permitió la entrada ni siquiera de los curiosos más avezados. “Periodistas, fotógrafos y camarógrafos en su sitio por favor, que el Presidente acaba de llegar”, dijeron. En efecto, el presidente Evo Morales entró al Salón Libertador, donde más de mil mujeres se habían reunido sin otro motivo mejor para ellas que para proclamarlo como futuro Presidente de Bolivia. Evo Morales, vestido con un traje azul marino y una camiseta blanca, con motivos indígenas, ocupó el asiento de la mesa central y desde allá vio un regimiento femenino repartido en más de 100 mesas grandes, en cuyos impecables manteles blancos, varias tazas aguardaban ser llenadas por los meseros solícitos ante cualquier demanda urgente.
El presidente Morales estuvo acompañado en la mesa por Ana María Romero de Campero, candidata a primera senadora por La Paz; Marcela Revollo, aspirante a diputada uninominal por la circunscripción 10; Yorca Murillo, representante del Partido Comunista de Bolivia; Alicia Chura, representante del Movimiento Patriótico Endógeno y por Georgina Velásquez, de la Alianza Revolucionaria Antiimperialista (ARA), organizadora de esta proclamación.
Y desde allá, el presidente Morales escuchó lo que las mujeres le pidieron: que profundice el proceso de cambio y que termine con el estado patriarcal, todavía presente en este país, según lo denunciaron.
Yorca Murillo sugirió que se debería crear una instancia de comunicación permanente entre las mujeres y el Gobierno.
Sólo así éste podrá recibir –sin intermediarios– todas las sugerencias y propuestas que las mujeres tienen para acelerar el proceso de cambio; ése que comenzó en enero de 2006, cuando Evo Morales juró a la Presidencia del país.
Sin embargo, y según lo recordó Georgina Velásquez, el proceso de cambio enfrentó “varios tropiezos”.
Por ejemplo, “la humillación a campesinos de Chuquisaca”, en mayo de 2007, por varias personas que les obligaron a besar la bandera chuquisaqueña y a rechazar la wiphala, la bandera ajedrezada, en cuyos colores los pueblos indígenas del occidente boliviano se apoyan cuando se tiene que hablar de identidad.
Otro tropiezo que recordó Velásquez fue cuando la Asamblea Constituyente, llamada para redactar una nueva Constitución Política del Estado, no podía encontrar una salida a “la visión de país” que oficialistas y opositores proponían.
Frente a estos problemas que el país vivió, Marcela Revollo animó a las presentes y al propio mandatario Morales a “que se prosiga con el proceso de cambio”.
Por su parte, la ex Defensora del Pueblo, Ana María Romero de Campero, llamó a la unidad a las mujeres del país y las instó a trabajar por las transformaciones en democracia.
Romero de Campero, interrumpida en varias oportunidades durante su discurso por voces que apoyaban a Morales, se mostró complacida porque “pronto tendremos un satélite”.
Dijo, además, que para estar de acuerdo con el proceso de cambio no se necesita tener una ideología en particular, sino un “compromiso”.
Y es éste el que motivó a la ex Defensora a aceptar la invitación del presidente Morales cuando le pidió que sea su candidata a primera senadora por La Paz.
“Agradezco al presidente Morales por darme la oportunidad de servir al país desde el Congreso”, dijo algo emocionada.
Desde allá, Romero de Campero afirmó que se aprobarán 100 leyes que ayuden a poner en marcha la nueva Constitución Política del Estado.
“Tengan confianza”, les dijo la ex Defensora del Pueblo. “Vamos a salir adelante”.
Presencia femenina ayudará a acabar con la discriminación
El presidente Evo Morales, luego de ofrecer disculpas por el retraso que sufrió para llegar al hotel Radisson, donde lo esperaban a las mil mujeres que lo proclamaron, pidió que le ayuden a acabar con la discriminación.
Morales mencionó que hay ciertos grupos de personas en el país que todavía lo califican de “indiecito”, y que por tal motivo él necesita del apoyo de estos grupos de personas para poder avanzar con el proceso de cambio.
La presencia de Ana María Romero de Campero como candidata a primera senadora por La Paz es para el Presidente la garantía de que su trabajo en la nueva legislatura pueda “ayudar a terminar con la discriminación” que aún viven las mujeres campesinas de este país.
Morales dijo también que las mujeres enseñaron a los sindicatos a mejorar su calidad, porque han ejercido un control que sirvió para cualificar a los sindicatos.
Así, “soy capaz de incluir en el nuevo gabinete 50 por ciento hombres, 50 por ciento mujeres”.
Y ni bien terminó de decirlo, un estallido de aplausos le obligó a detener su discurso de 27 minutos, en el que también dijo que necesita de la ayuda de todos para “crear conciencia en el pueblo boliviano”.
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