Por: Kerstin BognarEl 48 por ciento de todos los migrantes internacionales son mujeres, lo que ha hecho que las maneras de migrar de las y los ciudadanos del mundo se modifiquen, es decir ahora muchas de las mujeres se van solas, antes que su pareja, ya que les resulta más fácil encontrar un trabajo y cuando ellas ya se establecieron, sus compañeros de vida las siguen con las y los hijos, señala el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
En su informe sobre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) “Superando barreras: Movilidad humana y desarrollo”, presentado el lunes pasado en la ciudad de Bangkok y en la Ciudad de México, y cuya temática central es la migración nacional e internacional, señala que durante las últimas cinco décadas, el porcentaje de las mujeres migrantes ha estado relativamente estable.
Así, para el año 1960 las mujeres formaban el 47 por ciento de los migrantes, sin embargo estas cifras hacen contraste al paradigma vigente cuando la mayoría de las personas que migraban eran hombres.
Al respecto el reporte advierte que a pesar de las referencias recientes de la “feminización de la migración”, el balance entre los géneros ya se alcanzó hace cincuenta años, aunque señala que la estabilidad agregada esconde tendencias a niveles regionales.
Por ejemplo, se ha incrementado el porcentaje de mujeres que migran a la Unión Europea de un 48 a un 52 por ciento en el periodo mencionado, mientras que el porcentaje de las migrantes que se van a Asia ha disminuido de un 47 por ciento en 1960 a un 45 por ciento en la actualidad.
CAMBIO DE ROLES DE GÉNERO
Al mismo tiempo, el informe señala que ha cambiado el rol subordinado de la mujer en decisiones migratorias. En un estudio cualitativo acerca de parejas peruanas que emigran a Argentina, se descubrió que muchas de las mujeres se van solas, antes que su pareja, porque les resulta más fácil encontrar un trabajo. Cuando ellas ya se establecieron, sus compañeros de vida las siguen con sus hijas e hijos.
El documento señala también los riesgos y peligros de la migración. Un grupo muy vulnerable son las personas tratadas y traficadas, en su mayoría mujeres jóvenes, engañadas con falsas promesas de una vida mejor, sumado a ello que se encuentra que durante el desplazamiento muchas de ellas son violentadas y abusadas sexualmente.
De igual manera, otro de los aspectos que menciona el reporte del PNUD, son las dificultades que enfrentan las mujeres que emigran de países en desarrollo a países desarrollados para encontrar un trabajo digno.
“En general, las posibilidades laborales tienden a estar concentradas en el sector de atención a niñas, niños, ancianas y ancianos, trabajo doméstico remunerado y el sector informal, muchas veces con salarios bajos y limitadas posibilidades de ascender a puestos más altos”, lo cual resulta problemático cuando las mujeres quedan excluidas de las protecciones de trabajadores, como lo son los sindicatos, porque esto incrementa su desventaja social.
El informe parte de la visión de que la migración puede mejorar el desarrollo humano siempre y cuando los gobiernos – de los países de destino así como de los de origen – cumplan con ciertas condiciones.
MIGRACIÓN, MEJORAR EL DESARROLLO
Cabe destacar que la distribución mundial de oportunidades es extremadamente desigual. Este hecho presenta un factor clave para el desplazamiento de personas, lo que implica que la migración tiene un potencial grande para mejorar el desarrollo, dice el PNUD.
Para que la migración internacional brinde ganancias para el desarrollo humano, el organismo recomienda a los gobiernos tomar medidas para reducir los costos de transacción de la migración, así como facilitar la migración interna, además de incorporarla a las estrategias de desarrollo de los países de origen.
Señala que hay que respaldar e incrementar los derechos de las y los migrantes, incluyendo garantías de salarios mínimos así como estándares de salud y seguridad.
La migración puede proporcionar a las personas una serie de oportunidades para escapar del rol tradicional que están supuestas a cumplir en su sociedad de origen, como es el caso de muchas mujeres jóvenes que migran en busca de una mejor educación y horizontes más amplios.
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