lunes, mayo 04, 2009

Fanny Edelman: Mujeres, las grandes protagonistas de la resistencia en América Latina

Por: Stella Calloni
Fanny Edelman continúa activa políticamente. Trabaja en el tema de mujeres y en la solidaridad. Ha estado detenida varias veces a lo largo de su historia y pasó gran parte de su vida joven en la clandestinidad.

Esta veterana militante del Partido Comunista Argentino, participante en la Guerra Civil Española, señala en entrevista con La Jornada que en Valencia conoció a grandes figuras del movimiento revolucionario mundial.

"Valencia no escapó al crimen. Recuerdo un día de sol brillante cuando un alud de metrallas cayó sobre la gente que salía del trabajo. Corrimos a recoger a los heridos y dentro de tanto dolor era increíble la valentía con que actuaban todos. El poeta Antonio Machado había convocado a la campaña de invierno de 1937 para reunir abrigos, alimentos y medicamentos para los combatientes. Fui designada para dirigirla en el Socorro Rojo. Y toda España respondió. Curiosamente, en medio de aquella guerra cruel, estábamos siempre renaciendo ante lo que sucedía alrededor.


"Recuerdo que fuimos con Bernardo (su esposo) al pueblo de Roquefort, muy cerca de Valencia, a ver al poeta Machado, donde vivía con su madre, en una humilde casa pintada de blanco. Era de una humildad conmovedora y se advertía la profunda identidad con su pueblo y su rechazo visceral al fascismo. Creía en la victoria de la República y no sospechaba en ese momento que la contrarrevolución estaba en marcha con una fuerza temible. Fue en Valencia donde conocí a grandes figuras del movimiento revolucionario mundial, a los jefes más reconocidos del ejército popular, a los combatientes maravillosos y a las valientes Mujeres de la Unión Antifascista Española.

-¿Conoció a Dolores Ibarruri, La Pasionaria?

-Sí. Mi primer recuerdo es de cuando la vi en el segundo congreso de esta organización realizado en Valencia. Era una mujer muy bella, alta, vestida de negro, que impactaba, y su voz ardiente y su discurso estremecían a todos. En ese entonces la vi de lejos. Luego la conocí y estuve con ella en el año 72 en el congreso de la Federación Internacional Democrática de Mujeres (Fedim). Su vida ya es parte indisoluble de la historia del siglo XX, de las victorias y derrotas del movimiento popular. Y, ¿cómo no evocar al gran poeta Miguel Hernández, detenido cuando iba a buscar a su mujer Josefina, a Manolín, que aún estaba en el vientre de su madre? Lo mataron como a Federico García Lorca, y antes de ser asesinado por el franquismo escribió en una pared de su celda: "Adiós hermanos y amigos, despedidme del sol y de los trigos". ¿Cómo podría yo olvidar esos días, esas figuras?

-¿Y cómo fue cuando la guerra llegó a Valencia


-En diciembre de 1937 el enemigo estaba por lanzarse de nuevo sobre Madrid y el ejercito popular inició una ofensiva sobre Teruel, conquistándola, y festejamos aquella victoria. Fue un día de alegría, pero ya en marzo de 1938 la ofensiva fascista quebraba el frente en su proyecto de dividir España en dos y la sombra de la traición avanzaba. Se decidió que debíamos abandonar Valencia hacia Barcelona en la noche. Ibamos con los faroles apagados mientras los bombarderos pasaban sobre nuestras cabezas. Fue un viaje interminable e inolvidable. Había que aumentar la actividad del Socorro Rojo en Barcelona. La Barcelonet, un barrio obrero, fue bombardeado brutalmente en esos días y en una escuela, objetivo de los fascistas, murieron decenas de niños. El gobierno no tenía cómo responder, pero mientras la población desesperaba un día domingo, recuerdo que un avión lanzó volantes anunciando que venían defensas. Unos días más tarde vimos aparecer dos cazas soviéticos sobrevolando la ciudad y todos nos abrazábamos y reíamos. Fueron momentos increíbles. Las traiciones fueron tan terribles como los enemigos. Hay tanto aún para hablar de aquellos días que no alcanzarían las páginas. El dolor del regreso fue también inmenso, porque dejábamos atrás lo que tanto habíamos amado. Después fuimos conociendo la suerte de muchos de nuestros compañeros, en esa gran cárcel en que se transformó España bajo Franco.

-Usted viajaba también en esos tiempos para buscar apoyos

-Viajaba continuamente entre España y Argentina. En Francia funcionaba el Comité de Solidaridad con España y allí confluía toda la ayuda. Yo debía organizar el tema de presos y refugiados y trabajar con la organización de solidaridad en Chile y Uruguay. Así llegaron aquí unos mil refugiados. El que organizó todo eso con nosotros fue Pablo Neruda. Lo conocí en las Jornadas Solidarias en Buenos Aires. Era hosco, más bien callado, quizá porque era tímido y, a pesar de su voz monótona, cuando recitaba sus poesías todo se transformaba. Por Argentina habían pasado personajes maravillosos como García Lorca, a quien habíamos visto en el escenario del teatro Avenida. Cuando lo mataron fue terrible para todos, pero para el pueblo español fue una tragedia. El era un incansable luchador y dejó una obra apasionante. Hubo unos 500 argentinos que lucharon en la guerra civil española.

-Luego usted trabajó para sacar a los refugiados.

-Sí, fue una historia muy importante en nuestras vidas. Nada fue lo mismo después. Seis meses después de la caída de la República Española, el bárbaro ataque nazi contra Polonia daba inicio a la Segunda Guerra Mundial. Tuve a mis hijas y también trabajamos en solidaridad en los frentes antifascistas y con los aliados en la Segunda Guerra Mundial. No me olvido los festejos del día en que terminó la guerra. Argentina empezó otro periodo de golpes de Estado y fuimos a la clandestinidad. Habitábamos casi siempre en la clandestinidad en una vida ilegal muy difícil para los hijos.

-Y en la organización de mujeres, ¿cuándo comenzó?

-Ya estaba trabajando con las mujeres y en 1972 en esa reunión donde estaba Dolores Ibarruri fui designada secretaria general de Fedim. Allí nos juntamos las mujeres que habían estado en campos de concentración, guerrilleras, obreras, trabajadoras campesinas de toda Europa que se organizaron. Recuerdo a Marie Claude Vaillant Couturier, Eugene Cotton, a quien se concedió en Francia el título de caballero de la legión de honor. Mujeres de la resistencia contra el nazismo. También a Zoia Dragoicheva, guerrillera búlgara que se había salvado por la movilización de dos condenas a muerte. Luego me impactó mucho también Angela Davis, a quien conocí en el Congreso Internacional de Mujeres en Berlín, en 1975, tan inteligente y valiente; a Anahita Natabzad, fundadora y presidenta de las Mujeres, la primera médica y parlamentaria, en un país que hasta 1978 estaba bajo un yugo monárquico y feudal. Me pregunto qué habrá sido de aquellas mujeres después de toda la tragedia que vivió y vive Afganistán. Las mujeres luchaban y luchamos por la reivindicación de los derechos de trabajadores, intelectuales, artistas, jóvenes, pacifistas y feministas y realizábamos acciones contra las guerras. Conocí a mujeres extraordinarias de todo el mundo y más cercanamente a nuestras revolucionarias latinoamericanas. Una figura inolvidable para mí es Vilma Espín. La recuerdo cuando la fui a ver al ex cuartel de las tropas de Batista convertido en escuela. Era julio de 1959 y ella estaba parada esperando en la puerta. Era una mujer muy bella e inteligente y trabajó duramente con nosotras y los recuerdos se entrecruzan. La figura de Espín es inolvidable para mí, como las combatientes en Centroamérica y otros lugares. Las mujeres vietnamitas ex combatientes tenían una presencia que impresionaba. Dimos grandes pasos en aquellos congresos.

-¿Dónde la encontró el triunfo de la revolución cubana?


-Estaba ese 31 de diciembre de 1958 festejando lo que iba a ser la llegada del 59 en casa de Eduardo Alemán, un ministro demoprogresista, y su esposa, que eran muy amigos de nosotros; allí estaba también el poeta cubano Nicolás Guillén, asilado aquí. Estábamos escuchando la radio y, cuando suenan las 12 campanadas, el locutor anunció que ha triunfado la revolución cubana justo cuando empieza el nuevo año. ¿Se imagina ese momento con Guillén allí? Lágrimas e incredulidad: había caído el dictador Fulgencio Batista y otra historia increíble comenzaba. Guillén era encantador, siempre con una enorme chispa y una gran pasión por su país.

-¿Recuerdos de aquellos viajes y congresos?

-Viajé por todos los países con la Fedim. Hicimos seminarios en América Latina, en Asia, en Africa. Pienso ahora en el presidente Salvador Allende, cuando vino a una reunión de mujeres en Chile y allí nos advirtió que se preparaba un golpe de Estado. Neruda mandó un mensaje a esa reunión, en el cual decía que Chile podía ser un Vietnam. En ese momento nos impresionamos profundamente, pero creo que nadie imaginó hasta dónde iba a llegar la tragedia de Chile y de toda la región.

-Usted habla mucho, con gran cariño, de Prestes.

-Fue un gran amigo y compañero. Entre las noticias terribles de la guerra en julio de 1941 nos enteramos de la absolución de Luis Carlos Prestes, condenando a 40 años de cárcel. Jorge Amado, el escritor brasileño que también estuvo asilado, lo llamaba "el caballero de la esperanza", y recordaba aquella columna de Prestes, de soldados, obreros, campesinos, escritores tenientes capitanes; aquel levantamiento, que está en la historia de nuestros movimientos revolucionarios. Su esposa, Olga Benarios, era alemana y nadie olvida que fue sacada de la cárcel y entregada a la Gestapo en Alemania. Olga fue asesinada después de nacer su hija Anita en un campo de concentración, y la madre de Prestes libró una batalla política y diplomática para que le entregaran a su nieta. Fue emocionante la lucha de Prestes para volver a reunirse con su hija, ya que pasó años en el exilio.

-¿Conoció al Che Guevara?

-Al Che Guevara lo conocí muy fugazmente cuando presidía el Banco Central en Cuba. Guardo una imagen imborrable de su rostro muy hermoso, un rostro de Cristo, una mirada imposible de olvidar. Cada una de sus palabras reflejaba su talento y sensibilidad. Era como un agua pura. Debo decir que un enorme daño nos había causado el desencuentro entre nuestro partido con el Che, con Fidel, en un primer momento, y con ellos, con el más grande acontecimiento histórico de nuestra América después de la guerra por la independencia.

"Un proceso crítico y autocrítico vivido después en el 16 congreso partidario dejó atrás las desviaciones y recuperamos al Che, uno de los principales inspiradores de nuestro cambio. El desencuentro no había impedido la solidaridad con la revolución cubana. Y podría hablar horas de Fidel Castro, con quien hemos compartido tantos momentos. Otra figura extraordinaria que recuerdo es la Amílcar Cabral, figura maravillosa del movimiento de liberación de Guinea Bissao y las islas de Cabo Verde, además de uno de los grandes teóricos de la Revolución Africana. Viví con él y su compañera Ana María momentos inolvidables. ¿Qué puedo decirle: estuve en Asia, en Sfrica, en China, en casi toda América Latina y el Caribe. He conocido mujeres maravillosas, trabajadoras, mineras, cineastas, campesinas, todo lo he visto en tantos años de mi vida, en un siglo y lo que va del otro. Siento orgullo de ser del país donde surgieron las Madres de Plaza de Mayo y mujeres tan luchadoras como las que ahora están en las calles. La nueva resistencia latinoamericana tiene a las mujeres como grandes protagonistas. Sólo puedo decir que, si estoy escribiendo y recuperando esa memoria que es de todos, lo hago abriendo mi corazón para reafirmar todos mis sueños y mis utopías. Y que en todo me mueve el amor."

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