Es necesario crear “diferentes formas de ser hombre”, abandonar la actual concepción social de la sexualidad masculina, porque es el antecedente directo de problemas sociales como el feminicidio, la homofobia, la discriminación y la violencia.
Así lo afirmó ayer Claudio A. Tzompantzi, fundador del Grupo de Apoyo y Atención a la Violencia Masculina, durante la conferencia “Vulnerabilidad en la sexualidad de los hombres”, donde participó junto con otros expertos en el tema, realizada en el segundo día de las Conferencias de la VIII Semana Cultural de la Diversidad Sexual, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Explicó que se debe revisar y replantear la concepción social de la masculinidad para poder “transformar las relaciones entre hombres y mujeres hacia la equidad”. Y se pronunció a favor de crear “diferentes formas de ser hombre, dejar de trabajar con las etiquetas femenino, masculino y aprender a ser personas”, ya que con parámetros discriminatorios “no solo vamos a violentar a otras personas sino a uno mismo”, dijo.
Así lo afirmó ayer Claudio A. Tzompantzi, fundador del Grupo de Apoyo y Atención a la Violencia Masculina, durante la conferencia “Vulnerabilidad en la sexualidad de los hombres”, donde participó junto con otros expertos en el tema, realizada en el segundo día de las Conferencias de la VIII Semana Cultural de la Diversidad Sexual, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Explicó que se debe revisar y replantear la concepción social de la masculinidad para poder “transformar las relaciones entre hombres y mujeres hacia la equidad”. Y se pronunció a favor de crear “diferentes formas de ser hombre, dejar de trabajar con las etiquetas femenino, masculino y aprender a ser personas”, ya que con parámetros discriminatorios “no solo vamos a violentar a otras personas sino a uno mismo”, dijo.
Tzompantzi detalló que “los hombres también son violentados por los estereotipos sociales, ya que los obligan a negar sus necesidades afectivas por mantener el modelo heterosexual falocéntrico”, lo que contribuye a que la violencia contra las mujeres sea una constante normalizada.
Según Tzompantzi, el estereotipo masculino se alimenta desde la publicidad en donde “el estereotipo tradicional de la masculinidad está basado en la competencia, en la fuerza, en la hipersexualidad, el heterosexismo, el saber, el dinero, el estatus público y por supuesto la violencia”.
Argumentó que dicho concepto sobre lo masculino es un campo fértil para la violencia y la discriminación, pues cualquiera que salga de estos parámetros o intente salir será humillado por su diferencia, por no cumplir con “los normales”.
PATRONES CULTURALES Y “PODER” MASCULINO
Durante la mesa el doctor Arturo Díaz Betancourt, quien ha participado en diversos proyectos contra crímenes por homofobia, explicó que estos patrones culturales son “el perro guardián del poder masculino dominante”, citando al autor argentino-francés Daniel Borrillo.
Explicó que “La discriminación es violencia profunda y más en el tema sexual” y manifestó que se traduce en violencia de género por la asociación que tiene con el poder masculino dominante en esta sociedad patriarcal.
“Si nosotros no comprendemos qué es la homofobia, no vamos a entender el poder de la masculinidad ni reconstruirla para trabajar por la educación sexual, ni por absolutamente nada”, concluyó.
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