Fuente: Con-Ciencia
"Muchas veces las mujeres vemos con resignación nuestro destino, que se muestra como una sucesión de oficios conocidos y repetitivos: Crecer, casarnos con alguien que pueda sostenernos, dar a luz, criar los niños, lavar, trapear, cocinar, calmar a nuestro marido en la cama luego de su agotadora faena de trabajo, etc., en fin, lo que se supone que es nuestro trabajo de mujeres. Este destino se nos muestra como algo invariable, ante lo cual solo nos preparamos aprendiendo de antemano los oficios correspondientes, y además en medio de este que hacer, mantenernos bellas para así poder atraer el “mejor” partido."Este ensayo, basado en los ejemplos de algunas sociedades con experiencias en la construcción socialista, intentamos demostrar lo represivo del capitaismo para las mujeres en un plano tan vital como la sexualidad, y que este destino no es algo eterno, si no algo posible de transformar, a través del levantamiento conciente de las personas, y entre ellas las mujeres, y qué tipo de contenido deberá asumir la sexualidad en una sociedad donde sean los oprimidos los que asuman la dirección de su propio destino.
Una sexualidad revolucionaria surge de la lucha contra la moral y todos los cimientos de la antigua sociedad. Esta se basa en dos pilares: El primero y más importante es la liberación económica de cada cónyuge para que la elección y unión sea dirigida por una sincera inclinación amorosa. El segundo pilar es la supresión de las ideas y practicas relacionadas que expresan un dominio sobre la mujer y la justificación para su opresión; esto se logra solo con la masificación de ideas y practicas que siembren la emancipación de la mujer como tarea inaplazable para la liberación de toda la humanidad.
A PROPÓSITO DE UN DEBATE SOBRE LA SEXUALIDAD EN CHINA [Resumen]
CAPITULO l
Todo mundo considera que cuando se habla sobre problemas de sexualidad, incluyendo la libertad, sé esta hablando de represión sobre una sexualidad “natural” la cual reclama una practica que subvierta todas las prohibiciones impuestas por una ideología autoritaria sustentada por el poder social.
Explicación cómoda y recurrida pero enteramente falsa. No hay una sexualidad genérica o “natural” como tampoco existen hombres genéricos si no hombres concretos que participan dentro de una sociedad y que ocupan un lugar dentro de ella (en la producción, distribución de riqueza, etc.) La sexualidad existe dentro de una sociedad concreta y allí reviste su forma concreta, moldeada por las condiciones sociales presentes y las huellas de las pasadas. En la historia hemos conocido desde sociedades matriarcales a patriarcales, sociedades poligámicas donde el hombre se apropia de muchas mujeres, sociedades donde los matrimonios eran entre grupos, o en la actual sociedad burguesa donde se practica la poligamia de hecho antes y después del matrimonio. En cada una de estas sociedades la sexualidad ha asumido una forma particular, que se mide entre muchos aspectos como en ideales de riqueza, belleza, erotismo, etc en cada momento histórico.
En la actualidad la sexualidad es manejada como una mercancía que se adapta a las leyes de todas las mercancías y que se destruye al ser consumida. Lo que nos interesa entonces es comprender que papel juega esta sexualidad creada en esta sociedad, y que formas de revestir una sociedad nueva dentro de una sociedad revolucionaria.
OBJETO DE PLACER, OBJETO DE OCIO, EL PLACER ES UN OCIO
La educación sexual dada de manera formal o informal, en nuestra sociedad refleja y enseña principios de respeto a la moral burguesa y al orden establecido, y su aspecto más restrictivo se aplica a las mujeres y a los niños.
Pero en lo de atrás no radica lo más importante respecto a la represión, ello más bien radica en el papel de mercancía que asume la sexualidad. Un moralista burgués diría que: “el trabajo es agotador y frustrante, pero es el precio que debemos pagar por el progreso”, y el progreso es tener televisor, horno, licor, sexo, ocio. En ultimo el sexo se convierte en un goce dentro de una vida de agotamiento, un escape al frió mundo de la circulación de mercancías, pero ese escape se adquiere también como una mercancía. Entonces la sexualidad viene a convertirse en un elemento que hace parte de la reconstitución de la fuerza de trabajo, al mismo nivel de las proteínas, la ropa, el descanso.
REPRESIÓN DE LA SEXUALIDAD, REPRESIÓN EN LA SEXUALIDAD
La represión de la sexualidad hace parte de ella, no se le opone, la determina. La política sexual burguesa reprime ciertas actividades sexuales dando un tinte represivo a la sexualidad, pero lo más represivo se expresa en el manejo mercantil de la sexualidad, una transacción entre un hombre alienado y una mujer esclavizada; ellos en su dominio intimo no pueden evitar reproducir los respectivos papeles sociales de opresor-oprimido. Así se da una mezcolanza de papeles sadomasoquistas, pasividad, agresividad, potencia y frigidez donde la mujer no siempre ocupa la posición de dominada. Algunos movimientos feministas y femeninos pretenden reclamar una igualdad de “libertades” sexuales como las practicadas por los hombres pretendiendo simplemente invertir el rol pero no denunciar y erradicar la relación amo-esclavo. Hay que notar que dicha relación genera una represión cada vez más insoportable y deshumanizante, lo cual representa de forma seductora para estar al alcance de todos los gustos y todos los bolsillos.
Hasta que no se comprenda que el principal papel represivo dentro de la sexualidad proviene de la mercantilización y no de la prohibición, se reducirá la lucha por una sexualidad “revolucionaria” a una lucha por cambios dentro de la sexualidad burguesa y no por cimentar y oponer una sexualidad proletaria. La burguesía tiene la potestad para levantar prohibiciones siempre y cuando no sea abolida su moral basada en la venta de sexo (que dinamiza la relación amo-esclavo), que es una practica egoísta y que mata en ultimas la inclinación amorosa.
Pero la mercantilización del sexo no esta dada todo el tiempo de una manera clara y concisa como por decir en la prostitución. Se supone que en el capitalismo no hay prohibición de que un hombre proletario se case con una mujer burguesa, pero en la práctica, es la condición económica lo que determina si esa relación desemboca en algo. Una mujer burguesa necesita alguien que subvencione la cuantía de sus gastos, de sus caprichos estéticos o de otra variable. El obrero necesita: “Una mujer que me ayude en la casa a hacer la comida, cuidar los niños, asear y hacerme compañía, por eso mi mujer debe ser trabajadora, paciente y amorosa”, el orden de prioridades no es caprichoso, la necesidad es el criterio decisivo.
El amor que puede cubrir con un velo agradable dicha rutina termina cediendo ante los meses y años de “guisos recalentados y discusiones intimas” y sobresale desnuda la fría motivación mercantil que para el hombre es una forma de ocio y necesidad sexual entre las otras que tiene para la restitución de su fuerza laboral y para la mujer una justificación para su existencia en un enclaustramiento al servicio de la familia: en fin el hombre luego de vender su fuerza laboral, aporta dinero o mercancías de consumo a su mujer para que esta con su fuerza de trabajo restituya la fuerza de trabajo del hombre. Esta es la fría relación que se esconde bajo las cálidas sabanas del matrimonio burgués.
Una sexualidad que se oponga a la sexualidad burguesa no debe nacer ya hecha, si no de la comprensión de las causas que generan una sexualidad represiva y de la corrección de esas cosas. Así la inclinación amorosa debe nacer desde una cosmovisión revolucionaria y de la constante critica a lo viejo, acompañada de una libertad económica para ambos contraria a la precariedad, pauperización y convencionalismos propios dentro del matrimonio burgués.
Capitulo III
LA APARICIÓN DE UNA NUEVA CULTURA SEXUAL EN CHINA
Mirando ahora en la practica de las sociedades revolucionarias, particularmente en China revolucionaria (1949-1976) se puede notar que a diferencia de la URRS donde se promulgaba el matrimonio de pacto (por el mero hecho de vivir juntos) en china se promulgaron leyes de discriminación positiva hacia las mujeres1, el matrimonio tardío entre otras medidas.
En Rusia se podían separar por demanda de uno de los cónyuges, lo que sumado al hecho de que las mujeres, al principio de la revolución no eran asalariadas, fueran abandonadas al inicio del embarazo, o cuando el joven obtenía los “favores” sexuales deseados. Estas situaciones hacían saturar los juzgados soviéticos que tenían que decidir sobre demandas escandalosas como las de campesinos que casaban en primavera para obtener mano de obra y se divorciaban en invierno para no alimentar una boca más, aunque esto no era una generalidad, mostraban las secuelas de la sociedad anterior.
Las leyes en Rusia de comunidad de bienes llevaron a cambiar formas pero no la esencia de la dependencia de la mujer a su marido. La sexualidad era tomada y dejada sin responsabilidad, casi siempre generando perjuicios a la mujer por eso en China el estado se inclinó a apoyar el matrimonio por encima de la “unión libre”, dicho matrimonio que podía ser mejor regulado para una mayor conveniencia para las mujeres y los niños.
LOS DOS PRINCIPALES ESCANDALOS DEL MATRIMONIO BURGUES
Esencialmente el matrimonio burgués ofrece dos condiciones opresivas a la mujer, la primera y principal es la dependencia económica de la mujer y la consecuente expresión ideológica (dominante-dominada.) La segunda es la dificultad de romper dichos vínculos jurídicos. La “unión libre” deshace esos tramites jurídicos pero resulta que lo que se ve entonces es que lo que mantiene atada a la mujer a su marido es la necesidad de subsistencia para ella y sus hijos.
De ahí que una condición indispensable para acabar con el matrimonio burgués es la independencia económica de los cónyuges, la destrucción de la función económica de la familia. Pero esta condición no basta, hay que criticar la concepción de que la mujer es una cosa, que es inferior y que le debe obediencia ciega a su esposo, sin romper esta expresión ideológica, que sobrevive incluso al cambio de la estructura económica, la “unión libre” solo será otra forma de “matrimonio Burgués”.
LIBERTAD EN LA ELECCIÓN
La revolución china avanzó explícitamente para cumplir las dos condiciones nombradas, la unión libre también fue complementada con la elección libre.
En nuestra sociedad la elección esta condicionada por necesidades concretas que debe cumplir la pareja, ya sea a nivel económico, de comportamiento, de físico u otros requisitos. ¿Concretamente un campesino elegirá una mujer robusta por encima de una delgada, mecanógrafa citadina?. En la mayoría de los casos si, de igual manera una mujer obrera preferirá a un hombre de trabajo fijo que un mendigo, o un burgués preferirá a una “bella” y sensual mujer para exhibir, que a una obrera marcada por la fatiga de la rutina en la fabrica y del hogar.
En una sociedad revolucionaria la elección no estará libre de criterio, lo que cambiara será la naturaleza de estos, que serán de carácter político para que causen las relaciones sexuales a un fin social ligado con una concepción del mundo científica y revolucionaria. ¿Pero de que manera se establecieron y cuales fueron durante la dictadura del proletariado en China?
EL MATRIMONIO TARDIO [caso chino]
En China socialista el matrimonio estaba legalmente autorizado desde los 18 años. Sin embargo sé hacia una fuerte campaña para incentivar el matrimonio a mayor edad, esperando que estos se aplazaran a los 26, 28 o más años. Algunos pensarán –y pensaron en China- que dicha medida era de orden anticonceptivo, pero el objetivo de estas orientaciones no eran tales.
Si fuese por solo usar el matrimonio como método anticonceptivo sería mejor haber utilizado tal publicidad para otros métodos más eficaces, pues es muy difícil esperar que la “castidad” se guarde hasta el matrimonio y tal vez también poco deseable.
El verdadero papel del matrimonio tardío, es permitir que la mujer (desde luego también el hombre), que antes se casaba a los 16 ó 20 años, participé en la producción, la cultura, la milicia, la educación y demás esferas sociales, para que adquiera la experiencia, autonomía y libertad que contrastan con la ingenuidad, dependencia y sometimiento que se le asignan a la mujer en las sociedades capitalistas.
Capitulo ll:
UN NUEVO CONCEPTO DE AMOR
Una rica y prolongada practica de los jóvenes, permite relativizar el amor, esto significa que teniendo experiencia, se puede comparar entre distintas relaciones y personas cual es mejor, en función de criterios revolucionarios, es decir, si dicha relación es de tipo “amor por encima de todas las demás cosas” o es del amor que genera inserción social para potencializar la acción de la pareja en el alcance de la revolución social. Aclaremos esto con un ejemplo:
“Maria es una joven hija de obreros, se caso a los 14 años con Carlos, de 26 años, obrero. Ella una mujer que apenas sale de la casa, cree que lo que siente por Carlos es “lo más grande” . Carlos golpea, insulta y engaña a Maria, ella llora amargamente; después de cada conflicto Mariae confiesa a su mejor amiga que no deja de amar a Carlos.”
Seguramente muchas mujeres se verán aquí reflejadas, Maria ingenua no tiene otras referencias de que es el amor, ni ha participado en la producción o lucha política. Se siente inexperta respecto a su marido, por ende la voluntad de él asumirá un papel preponderante ante Maria. Ella entonces vera en el amor un escape a su sufrimiento e incomodidad, un escape a un mundo externo incontrolable por ella, un ideal que le nubla –o enceguece- las reales condiciones que vive como mujer oprimida, no verá al real Carlos, sino a un espejismo de él.
Aunque no todas las mujeres vivan a este extremo, muchos de estos rasgos coexisten con la mitad del mundo, y aunque se opongan a uno u otro aspecto la sociedad por todas partes les inyectará el concepto de un amor que consiste en dedicarle servilmente a un cónyuge, o si las condiciones lo permiten, enriquecerse en dicha unidad social, aunque el resto del pueblo sobreviva en la miseria y la opresión.
Solo dentro de una sociedad auténticamente socialista, donde se logre la liberación económica de la mujer y se luche por todos los ámbitos para inyectar, ideas y costumbres progresistas, podrá desarrollarse plenamente un nuevo concepto de amor, donde la función de la unión de los amantes sea potencializar el aporte de ambos a los objetivos de la revolución, que entre ellos y con los demás camaradas el trato sea camaraderil, de unión clasista, además del trato fraternal para los niños, de modo que estos crezcan con unos valores solidarios y puedan asumir más fácil la cosmovisión revolucionaria, solo allí el matrimonio podrá cumplir plenamente su papel liberador.
LA BELLEZA NO ESCAPA A LA LUCHA DE CLASES
En las sociedades clasistas el ideal de belleza lo irradian principalmente las mujeres de las clases dominantes. En la nuestra, la belleza es sinónimo de ociosidad y objeto sexual, donde esto no se obtiene por naturalidad, sino por una fuerte inversión financiera en maquillaje, dietas, cirugías, estética, etc y en la medida que las mujeres de las masas cubran esta inversión, se acercaran más a los ideales de belleza burguesa.
Este tipo de belleza ostenta las condiciones privilegiadas de las clases dominantes. Mujeres “delicadas”, ataviadas –en ocasiones limitadas de su movimiento-, con costosos ropajes y con lo cual se trata de realzar el erotismo de su cuerpo, la voluptuosidad de sus partes, aquello desplaza, su identidad integral, ahora solo es un símbolo de sexo.
La belleza en fin es un capital que se usa para atraer al varón que represente mayores ventajas. Pero este capital para las mujeres del pueblo se hace inalcanzable, tanto por la falta de dinero como por su estilo de vida. Una mujer que trabaja en los campos o en la fabrica, transpira, su cuerpo se hace musculoso; aún engalanada el ama de casa debe lavar, planchar, barrer, etc., lo cual hace ásperas sus manos, y la fatiga física o nerviosa esculpe sus huellas sobre su rostro. Sin embargo el hombre con el que vive esta condicionado, como los otros, al tipo de belleza burguesa, que ella no tiene.
Esto hace parte no despreciable de la represión sexual. Casi siempre la mujer que no posee dicha belleza se ve relegada, sin importar sus pensamientos o sentimientos, generando comúnmente en ellas complejo de sub-valoración.
Por ello en china la imagen de la mujer proyectada, una mujer con actitud segura, trabajando, estudiando, conversando o marchando; comportamientos auténticos en contraste con la imagen irreal de una mujer voluptuosamente insinuante en carteles u otras imágenes, donde ella solo es algo sexualmente llamativo que realza la presencia de un perfume, o donde sus labios junto a una botella de cerveza, genera un simbolismo de sexo oral.
CONCLUSIÓN
La sexualidad que se asume en la sociedad capitalista es represiva en cuanto mercantiliza las relaciones entre hombres y mujeres. La mercantilización consiste en el intercambio de dinero u otras mercancías por la compañía, el sexo y otros servicios del cónyuge; con lo cual se busca escapar de la rutinaria e infeliz vida de explotación. Lo que no logra el hombre o la mujer es escapar, dentro de la practica sexual de las relaciones de explotación (amo-esclavo), que en general decretan para la mujer la parte más desfavorable.
Una sexualidad revolucionaria surge de la lucha contra la moral y todos los cimientos de la antigua sociedad. Esta se basa en dos pilares: El primero y más importante es la liberación económica de cada cónyuge para que la elección y unión sea dirigida por una sincera inclinación amorosa. El segundo pilar es la supresión de las ideas y practicas relacionadas que expresan un dominio sobre la mujer y la justificación para su opresión; esto se logra solo con la masificación de ideas y practicas que siembren la emancipación de la mujer como tarea inaplazable para la liberación de toda la humanidad.
Todo lo anterior no se logrará dentro de la sociedad capitalista, que a cada instante genera y regenera la desigualdad y opresión. Si no dentro de una sociedad donde sean los intereses de la inmensa mayoría del pueblo los que se impongan sobre los egoístas y mezquinos intereses de un puñado de explotadores, donde cada etapa del desarrollo de la sociedad lleve a la supresión de los antagonismos de clase, y, por consiguiente de las clases: Esta sociedad de transición es el socialismo, la dictadura omnímoda del proletariado sobre la burguesía. La lucha consecuente por la liberación de la mujer está íntimamente ligada – más aun, no logrará de otra forma su fin – a la revolución proletaria, está es la única forma de que las mujeres puedan conquistar su mitad del cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario