La oposición a la anticoncepción está hiriendo a las Filipinas. Cada año, más de la mitad de los 3.4 millones de embarazos que ocurren en el país no son planeados, lo cual resulta en altos costos para las mujeres, sus familias y el sistema de salud nacional. Además, esta altísima tasa de embarazos no planeados obstaculiza el cumplimento de los Objetivos de Desarrollo de las Filipinas.
Sin embargo, esta no es una epidemia para la cual no hay una solución conocida. Los embarazos no planeados son altamente evitables si las mujeres tienen acceso a información y servicios voluntarios de planificación familiar, en especial a métodos de anticoncepción modernos.
Sin embargo, esta no es una epidemia para la cual no hay una solución conocida. Los embarazos no planeados son altamente evitables si las mujeres tienen acceso a información y servicios voluntarios de planificación familiar, en especial a métodos de anticoncepción modernos.
Estudios llevados a cabo a nivel mundial han demostrado que invertir en anticoncepción mejora significativamente la salud pública, mientras que ahorra dinero y refuerza las economías nacionales. Para calcular cuan grande sería el retorno de esta inversión en las Filipinas, el Instituto de Población de la Universidad de las Filipinas junto con el Guttmacher Institute con sede en Nueva York realizaron recientemente un análisis de costo-beneficio.
Los hallazgos fueron espectaculares y apoyaron los argumentos que promueven un aumento en el gasto en anticoncepción a nivel nacional. Según los investigadores, expandir el acceso a métodos modernos de anticoncepción y planificación familiar natural resultaría en 800 mil embarazos no planeados menos, 500 mil abortos inducidos menos y 200 mil pérdidas de embarazos menos cada año. Asimismo, se prevendría la muerte de 2 mil 100 mujeres, casi la mitad de todas las muertes causadas por problemas relacionados al embarazo, y la pérdida acumulativa de 120 mil años de vida saludables de las mujeres, actualmente acortados o afectados como resultado de los embarazos no planeados.
Responder a la demanda de anticonceptivos beneficiaría en particular a las mujeres pobres, quienes representan el mayor segmento de mujeres con necesidades insatisfechas de anticoncepción. El 35 por ciento de las mujeres filipinas de entre 15 y 49 años de edad que son pobres representan más de la mitad (53 por ciento) de la necesidad insatisfecha de anticoncepción.
Proveer servicios de anticoncepción modernos a todas las mujeres en riesgo de embarazo no planeado aumentaría los costos anuales de planificación familiar desde los 1 mil 900 millones de pesos filipinos actuales hasta 4 mil millones de pesos.
Sin embargo, los costos médicos asociados al embarazo no planeado, incluyendo el tratamiento de las consecuencias del aborto inseguro, disminuirían drásticamente, de 3 mil 500 millones de pesos a 600 millones, resultando en una disminución de 2 mil 900 millones en dichos costos y en un ahorro total de 800 millones, según el estudio. El dinero ahorrado podría ser utilizado para mejorar y expandir una variedad de servicios de salud y sociales, posibilitando que las Filipinas alcance sus objetivos de desarrollo.
En última instancia, la cuestión a decidir es si confiamos en las mujeres y sus parejas para decidir qué es lo mejor para ellos mismos y para sus familias. Los resultados claramente demuestran que invertir en anticoncepción salva vidas y ahorra dinero. Pero, sobre todo, la razón para invertir en planificación familiar voluntaria es permitir que las mujeres decidan cuándo quieren quedarse embarazadas y cuántos hijos quieren tener. Si tenemos éxito en este objetivo, la recompensa será importante para las mujeres filipinas, sus familias, sus comunidades y la sociedad en general.
Por esta razón, las organizaciones no gubernamentales, las y los profesionales de la salud y hacedores de políticas necesitan trabajar conjuntamente para abogar por el aumento de la inversión en anticoncepción. También necesitan asegurarse que los servicios e insumos sean distribuidos equitativamente a lo largo del país. Invertir en anticoncepción es invertir en familias más saludables y en un país más fuerte y más desarrollado.
* La doctora Sharon Camp es presidenta y directora ejecutiva del Guttmacher Institute, institución independiente de investigación y análisis de políticas en el campo de la salud sexual y reproductiva. La doctora Josefina Cabigon es profesora de la University of the Philippines Population Institute. Colaboración especial enviada por el Guttmacher Institute.
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