Una nueva coalición de mujeres se sumó a la lucha contra la difundida violencia sexual en el Caribe, advirtiendo que ésta puede acelerar la propagación del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) entre la población femenina.
"El rol de la violencia sexual en la transmisión del VIH se está volviendo más claro. Un estudio descubrió que para casi 50 por ciento de las adolescentes, la primera experiencia sexual fue forzada", señaló la Coalición Caribeña sobre Mujeres, Niñas y Sida (CCWA, por sus siglas en inglés).
"El rol de la violencia sexual en la transmisión del VIH se está volviendo más claro. Un estudio descubrió que para casi 50 por ciento de las adolescentes, la primera experiencia sexual fue forzada", señaló la Coalición Caribeña sobre Mujeres, Niñas y Sida (CCWA, por sus siglas en inglés).
Bajo el lema "Mujeres y hombres: Unidos para poner fin a la violencia contra las mujeres", la CCWA también se comprometió a desafiar vigorosamente todos los aspectos de la vulnerabilidad femenina al VIH, causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Entre las mujeres que integran la coalición figura Jean Ramjohn-Richards, esposa del presidente de Trinidad y Tobago, George Maxwell Richards. Y también la gobernadora general de Santa Lucía, Pearlette Louisy, y la ex ministra de Relaciones Exteriores de Barbados, Billie Miller.
La coalición expresa su creciente temor de que las estrategias de lucha contra el sida no estén abordando de modo adecuado las necesidades de las mujeres.
"Las mujeres constituyen 51 por ciento de los adultos con VIH. Las respuestas actuales al sida a menudo han ignorado los factores sociales, culturales y económicos que ponen a las mujeres en riesgo, y los programas de VIH que buscan reparar el desequilibrio y la desigualdad han sido inconsistentes y caprichosos", señaló la organización en un comunicado.
Las estadísticas oficiales muestran que en países como Antigua y Barbuda, Guyana, Haití, Jamaica, República Dominicana y Trinidad y Tobago, una de cada seis mujeres de entre 15 y 24 años inició su vida sexual activa antes de los 15 años.
Dawn Foderingham, consejera regional de asociaciones para el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (Onusida), dijo que la región necesita adoptar una "acción colectiva para abordar la violencia contra las mujeres".
Por su parte, la directora regional de programas en la oficina caribeña del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem), Roberta Clarke, sostuvo que aunque hubo triunfos en materia de igualdad entre hombres y mujeres, "las desigualdades persisten, y las creencias y prácticas profundamente arraigadas en nuestras culturas perpetúan la vulnerabilidad de mujeres y niñas a ciertos daños".
El sistema educativo continúa "fallándoles a muchos de nuestros niños, dado que enseñamos para los exámenes y no para los principios de autoestima y respeto por los otros, elementos fundacionales del crecimiento personal y del logro social", observó.
También dijo que la socialización de los hombres, sea en los hogares, iglesias, escuelas o a través de la cultura popular, continúa enfatizando la agresión, el poder y el control como aspectos centrales de la masculinidad.
"Para los niños y los hombres, la masculinidad todavía se asocia con tomar riesgos, con el poder y el control, con la actividad sexual temprana y con múltiples parejas", según Clarke.
"Para las niñas y las mujeres, la dependencia socioeconómica, ya sea esperado o a consecuencia de ciertas circunstancias, interfiere con o impide el reclamo de prácticas sexuales seguras", agregó.
Jamaica y Trinidad y Tobago, por ejemplo, tienen una de las proporciones más altas de homicidios en el mundo, y registran promedios de violencia sexual superiores a los globales.
"Sabemos que el Caribe es un espacio inseguro para las mujeres. La idea está profundamente arraigada en nuestras psiques y determina a dónde vamos, cuándo vamos, qué vestimos, a quién le hablamos. La amenaza siempre presente del daño físico restringe nuestras opciones y aterroriza nuestras mentes", dijo Clarke.
La directora regional de Unifem citó una encuesta realizada en 2000 por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en la cual casi la mitad de todas las niñas consultadas dijeron que su primer encuentro sexual fue forzado o coaccionado.
El estudio observó que la violencia, o simplemente la amenaza de violencia, aumenta la vulnerabilidad de las mujeres al VIH, volviendo difícil o imposible negociar relaciones sexuales seguras y el uso de condones.
Esto también afecta las expectativas de las mujeres en las relaciones, y puede impedirles acceder a servicios de prevención, cuidados y tratamiento del VIH.
"¿Cómo llegamos a este punto en que una de cada tres mujeres experimentan abusos en las relaciones íntimas? ¿Cómo llegamos a este punto de violaciones perpetradas por pandillas y tráfico de niñas y mujeres?", preguntó Clarke.
El año pasado, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, lanzó la campaña "Unidos para poner fin a la violencia contra las mujeres", conciente de que ese problema "nunca es aceptable ni perdonable ni tolerable".
La campaña de siete años, que finalizará en 2015 para coincidir con el plazo de cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio, busca crear conciencia pública y aumentar la voluntad política y los recursos para impedir y responder a todas las formas de violencia contra mujeres y niñas.
Para Unifem, dos prioridades regionales son poner fin a al violencia contra las mujeres y frenar y revertir la propagación del sida, dijo Clarke.
Y también, que el apoyo a la CCWA, combinar ambos objetivos de un modo coherente, agregó.
"Las respuestas actuales al sida a menudo han ignorado los factores sociales, culturales y económicos que ponen en riesgo a las mujeres", señaló la organización, que cuenta con el respaldo de la oficina regional de Onusida, la Asociación Caribeña para la Investigación y Acción Feministas y el Centro para los Estudios sobre Género y Desarrollo de la Universidad de Indias Occidentales.
La CCWA señaló en un comunicado que su trabajo incluye programas que abordan el trabajo sexual, la recolección de datos y la creación de instituciones sobre género y sida, con el objetivo de apoyar la integración de las cuestiones de género en las políticas nacionales y regionales relativas al VIH/sida.
La coalición también buscará convocar y crear vínculos y asociaciones nacionales y regionales con la comunidad de activistas por los derechos femeninos, contra el VIH/sida y por los derechos humanos, así como con políticos.
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