Ochocientas campesinas ocuparon la sede del Ministerio de Agricultura en Brasilia y otras miles invadieron instalaciones de la industria de celulosa, centrales azucareras y calles en todas las regiones de Brasil, reavivando la lucha por la reforma agraria y contra el modelo agrícola.
Los blancos principales de las movilizaciones de esta semana fueron los monocultivos de eucalipto y caña de azúcar, los latifundios y las empresas transnacionales agrícolas. "No nos subordinaremos a este modelo capitalista y patriarcal de sociedad concentrador de poder y riquezas", dice el manifiesto de la Jornada de las Mujeres Campesinas contra el Agronegocio.
Los blancos principales de las movilizaciones de esta semana fueron los monocultivos de eucalipto y caña de azúcar, los latifundios y las empresas transnacionales agrícolas. "No nos subordinaremos a este modelo capitalista y patriarcal de sociedad concentrador de poder y riquezas", dice el manifiesto de la Jornada de las Mujeres Campesinas contra el Agronegocio.
La ofensiva se produjo en un momento en que el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), la mayor organización campesina de Brasil, enfrenta ataques variados de la justicia, gobernantes locales y organizaciones de hacendados.
El presidente del Supremo Tribunal Federal, Gilmar Mendes, acusó al MST de cometer ilegalidades y condenó la financiación gubernamental de algunas de sus actividades, además de asentamientos de campesinos que perpetran ilegalidades, como la invasión de predios para forzar su requisición para la reforma agraria.
El gobierno del sureño estado de Rio Grande do Sul decidió cerrar las escuelas móviles mantenidas por el MST para atender a centenares de niños que viven en campamentos de campesinos a la espera de que se les entreguen tierras.
El movimiento estima que hay 130.000 familias acampadas en Brasil, una parte de los cuatro millones de grupos familiares campesinos sin tierra.
Algunos jueces dictaron sentencias prohibiendo que el gobierno siga destinando recursos a proyectos de organizaciones no gubernamentales vinculadas al MST, como la Asociación Nacional de Cooperativas Agrícolas. La acusación es que tales recursos son "desviados" a acciones delictuosas como invasiones de predios.
La Confederación de Agricultura y Ganadería de Brasil (CNA), que representa al agronegocio, amenaza con una acción judicial contra la gobernadora del norteño estado amazónico de Pará, Ana Carepa, por no cumplir centenares de órdenes judiciales de devolución a sus dueños de fincas ocupadas por campesinos.
En medio de esa ola de penalización del movimiento campesino, cuatro guardias privados de una hacienda en el nororiental estado de Pernambuco fueron muertos hace dos semanas en un tiroteo con un grupo de sin tierras que ocupaban el predio. Fue "legítima defensa", según el MST.
Esa es una justificación "inaceptable", declaró el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, de quien el MST se viene alejando en los últimos años por considerar que su gobierno renunció a la prometida reforma agraria y privilegia el gran agronegocio, aunque haya distribuido parcelas a centenares de miles de familias y fortalecido la agricultura familiar con créditos y compras gubernamentales de alimentos.
La Jornada busca "rescatar el espíritu de lucha del 8 de Marzo", Día Internacional de la Mujer, y el "foco" es el agronegocio como centro del "modelo agrícola y económico que está en crisis", explicó a IPS Marina dos Santos, una de las coordinadoras del MST y de la movilización de esta semana.
Hace muchos años el movimiento protagoniza grandes ofensivas nacionales por la reforma agraria en abril, porque el 17 de ese mes fue elegido como Día Mundial de la Lucha Campesina, a raíz de la masacre de Eldorado de Carajás, cometida en 1996 en el norte de Brasil, contra 19 miembros del MST que marchaban pacíficamente por una carretera.
Las mujeres se movilizaron masivamente esta semana pero "las jornadas proseguirán en abril", anunció Dos Santos. El protagonismo femenino no empezó ahora, sino que viene manifestándose hace muchos años, sostuvo, recordando la polémica destrucción de cultivos de soja transgénica practicada por campesinas en el sur de Brasil hace seis años.
La actual "represión ideológica" del movimiento campesino, promovida por "sectores del Poder Judicial, del gobierno y de los medios de comunicación", busca "cohibir la movilización popular", ante la constatación de que el modelo de desarrollo vigente fracasó y solo genera "degradación ambiental y social", acotó.
La reforma agraria es una solución para la crisis mundial, al fortalecer el mercado interno y la soberanía nacional y alimentaria, sostuvo.
El ministro de Desarrollo Agrario, Guilherme Cassel, considerado antes un aliado del movimiento campesino, criticó las acciones del MST, juzgándolas como producto del espíritu de confrontación que domina la visión de esa organización.
La realidad y el reciente desarrollo brasileño comprobaron, según Cassel, que la convivencia entre el agronegocio y la agricultura familiar es positiva.
En sus cuentas, el gobierno presidido por Lula desde 2003 entregó tierras a más de 520.000 familias. El MST niega esa cifra, acusando a las autoridades de agrandarla usando mecanismos fraudulentos, como incluir grupos familiares ya asentados que obtuvieron documentos de posesión y familias que sustituyeron a otras cuando abandonaron los predios.
El impacto político de las acciones masivas del MST, como éstas de las mujeres, ya es muy reducido, son "espasmos" que se agotan en poco tiempo, porque la cuestión agraria en Brasil ya está "encaminada", dijo a IPS André Pereira, un analista político de la CAC Consultoría, en Brasilia. La convivencia entre agronegocio y agricultura familiar es un hecho consolidado, dijo en coincidencia con Cassel.
El MST perdió la capacidad de mantener acciones permanentes, y el movimiento campesino se dividió en numerosas organizaciones, alejando la posibilidad de confrontaciones más fuertes, concluyó.
Para un dirigente del MST que no quiso dar su nombre los ataques que se generalizaron contra el movimiento campesino indican una anticipación de las elecciones presidenciales de 2010. La derecha trata de golpear al único movimiento social definido ideológicamente y capaz de movilizar a los pobres, evaluó.
Las acusaciones del presidente del Supremo Tribunal contra el MST, según esa fuente, indican su clara adhesión al precandidato y actual gobernador del sureño estado de São Paulo, José Serra, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña y derrotado por Lula en 2002. (FIN/2009)
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