Por: Leticia Puente/CIMAC Noticias
El desempleo en Estados Unidos (EU) alcanzó a 3.6 millones de personas entre diciembre de 2007 a la fecha. Hoy, el Departamento del Trabajo informa que en enero se perdieron 598 mil empleos, lo que significa un aumento de 7.6 por ciento, el nivel más alto en 16 años.
Catherine Rampell escribe en The New York Times, en primera plana, que con la recesión que apenas inicia, y que podría de ser la más profunda en la era de la postguerra, las mujeres pasarán a ser la primera fuerza laboral.
El desempleo en Estados Unidos (EU) alcanzó a 3.6 millones de personas entre diciembre de 2007 a la fecha. Hoy, el Departamento del Trabajo informa que en enero se perdieron 598 mil empleos, lo que significa un aumento de 7.6 por ciento, el nivel más alto en 16 años.
Catherine Rampell escribe en The New York Times, en primera plana, que con la recesión que apenas inicia, y que podría de ser la más profunda en la era de la postguerra, las mujeres pasarán a ser la primera fuerza laboral.
La razón no tiene mucho que ver con la igualdad de género, el hecho es que la proporción de las mujeres que están trabajando ha cambiado muy poco desde que empezó la recesión, porque 82 por ciento de los despidos ha recaído en los hombres, dado que la crisis ha golpeado con toda su dureza a la industria de fabricación y de la construcción.
En cambio, ellas tienden a emplearse en áreas como la educación, en el cuidado de la salud y en trabajos que les permiten pasar más tiempo en el cuidado de sus hijas e hijos y en el trabajo doméstico.
Heather Boushey, economista del Center for American Progress, señala que al ver el marcado contraste de los trabajos perdidos entre los hombres y la alta proporción de las mujeres en la fuerza laboral al inicio de esta recesión, la responsabilidad o la oportunidad se inclina hacia ellas como único sostén de la familia.
Economistas han pronosticado que un día las mujeres podrían dominar la fuerza laboral con mayor ventura fuera de casa y, de mantenerse la ola de despidos masculinos, la tendencia será latente, de tal forma que si se prolonga la recesión este periodo de estancamiento podría cambiar no sólo hábitos, sino que el hombre será desplazado en su rol de proveedor.
En tiempos de recesión, el porcentaje de familias sostenidas por mujeres tiende a aumentar de manera importante. Como en noviembre pasado, cuando sostenían 49.1 por ciento de los trabajos en la nación, de acuerdo con un listado de pagos del Bureau of Labor Statistics
Otro indicador que incluye a trabajadores del campo y autoempleo indica que 47.1 por ciento de la fuerza laboral es femenino. Las mujeres, posiblemente estén más seguras en sus empleos, pero la tendencia es que se conviertan en el sostén de la familia, un fenómeno que se propaga con fuerza.
Esta tendencia obedece al tipo de empleo al que las mujeres tienen acceso: ellas trabajan menos horas que los hombres, además suelen estar en trabajos de medio tiempo, sin seguro médico y sin seguro de empleo, lo cual favorece a los empleadores. O, en trabajos de tiempo completo, las mujeres ganan sólo 80 centavos por cada dólar que ganan los varones, de acuerdo con datos de gobierno.
Muchos trabajos que los hombres han perdido en la manufactura eran empleos que tenían el respaldo de organizaciones sindicales, con planes de seguro médico, en contraste con los que ellas consiguen, que no son necesariamente buenos, señala Christine Owens, directora ejecutiva del National Employment Law Project.
Nasreen Mohammed es empleada y señala que ella trabaja cinco días a la semana, esto es, 51 semanas al año, sin pago de días por enfermedad o prestaciones de salud. Está a cargo de un negocio de guardería en Milpitas, California, y recientemente agregó otro trabajo a su jornada después de la escuela. El negocio le deja 30 mil dólares anuales, dice ella, menos que los 150 mil que ganaba su esposo el marketing y ventas, pero que perdió hace más de un año.
Cuando su esposo fue despedido, ella pasó de ser ama de casa de tiempo completo a una mujer de negocios de tiempo completo. Inesperadamente descubrió que ama su trabajo, a pesar de lo demandante que es.
Aun así, su esposo Javed y sus tres hijos están preocupados por su salud y esperan que las cosas cambien para regresar a los viejos tiempos. En términos de financieros, todos salimos beneficiados con el trabajo de ella, pero todos perdemos de la esposa y la madre, señala.
Señoras como Mohammed se encuentran ante el dilema de convivir en dos esferas separadas: trabajo y casa. Las mujeres pasan a ser el sostén de familia, pero mantienen la carga habitual de las tareas domésticas.
El porcentaje de mujeres empleadas revela que ellas son mucho más dedicadas y dispuestas a dar tiempo al cuidado infantil y realizar las tareas de la casa que el hombre empleado, de acuerdo con un dato reciente del gobierno, del American Time Use Survey, realizado por los economistas Alan B. Krueger and Andreas Mueller.
Cuando las mujeres están desempleadas y buscando por un trabajo, el tiempo que dedican al día al cuidado de las y los hijos se duplica; la situación es totalmente diferente con un hombre desempleado. Ellos pasan más tiempo durmiendo, viendo la televisión y buscando por un trabajo, junto con otras actividades domésticas.
Muchos de los hombres entrevistados por el NYT comentaron que han intentado ayudar en la cocina, llevar a la mascota al veterinario, pero han pasado por dificultades porque el solo hecho de buscar trabajo les consume todos sus días.
La resistencia al cambio en la forma en que se distribuyen las obligaciones del hogar y el empleo es un fenómeno natural, dice Heid Hartmann, presidenta en jefe y economista del Institute for Women Policy Research.
Por lo que hace a los últimos 20 años, los hombres casados han cambiado un poco, pero no tanto como las mujeres casadas, ellas han abandonado algunas tareas domésticas, dice Hartmann. Esas tareas, sugiere, han sido resueltas por fuera, como la de cocinar, por ejemplo, que hacen otras mujeres.
Una severa recesión presionará hacia el cambio de roles, dice. Basta con señalar el caso de la familia Mohammed: el esposo perdió su trabajo y empezó a cocinar y cooperar con el papeleo del negocio de su esposa.
Cierto es que hay cosas en la casa que no le causan felicidad a mi esposo, sobre todo si le reclamo todo el tiempo, por lo que ya no lo hago más, sé que lo hace lo mejor que puede, explica la señora Mohammed.
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