La mutilación sexual femenina se practica en 28 países de África: Pero también en Europa, EEUU, Asia y Oriente Medio entre inmigrantes procedentes de estos países.
La edad para sufrir la ablación varía -desde días después de nacer a los 20 años-, aunque suele efectuarse a niñas de entre 12 y 14 años. En este sentido, el Fondo para la Población de la ONU (UNFPA) alerta de que se practica a niñas cada vez más pequeñas para evitar denuncias o que se resistan a la operación.
La mutilación genital femenina puede tener importantes consecuencias físicas inmediatas (hemorragias, infecciones o tétanos) y permanentes (dificultades a la hora de orinar, infecciones crónicas, infertilidad, fuertes dolores durante las relaciones sexuales, el embarazo y el parto). Además, es una experiencia traumática para todas las niñas.
Hay cuatro tipos diferentes de mutilación, desde la circuncisión (la menos grave), pasando por la excisión e infibulación hasta la más grave consistente en la eliminación completa de los genitales femeninos externos y que puede incluir el uso de sustancias corrosivas.
En la mayoría de los casos, la práctica de la mutilación genital femenina se basa en tradiciones profundas o creencias religiosas y culturales: hace que las chicas se mantengan vírgenes hasta su matrimonio, evita comportamientos inmorales, previene muertes prenatales o se considera una imposición religiosa. La razón real es el control de la sexualidad de jóvenes y mujeres.
Consecuencias para toda la vida
Generalmente, estas operaciones son realizadas sin las mínimas condiciones higiénicas y con cuchillas u otros instrumentos cortantes sin esterilizar, sin ningún tipo de anestesia o sólo con pastillas para paliar el dolor.
Mariam es una niña de 16 años de Malí y sufrió la mutilación cuando sólo tenia 10 años: "Tenía muchas ganas de que me lo hicieran porque significaba que iba a ser una mujer. Cuando llegó el momento una vecina sujetó mis piernas y otra mis brazos. Me dijeron No llores, es el honor de tu familia. Sentí un dolor intenso, vi mucha sangre y perdí el conocimiento. Estuve enferma durante más de 40 días. Nunca lo olvidaré. Ahora tengo una hija y siempre lucharé por sus derechos y no dejaré que nunca sea mutilada».
Leyes y sensibilización
Gracias a las campañas de sensibilización realizadas por todo el mundo, los gobiernos de países como Burkina Faso, Senegal, Costa de Marfil, Ghana, Yibuti, Guinea, Togo, Tanzania, Kenya o República Centroafricana han adoptado leyes para prohibir esta práctica. Sudán, Egipto y Etiopía la consideran un delito. Algunos países en Europa como Suecia, Reino Unido o Bélgica han adoptado leyes específicas contra esta mutilación. En España, es un delito.
Dichas leyes no son suficientes, porque las personas viajan, para realizar esta operación, a países donde no está prohibida. Es muy importante trabajar juntos a nivel regional e internacional para terminar esta práctica. La comisaria europea de Relaciones de Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, ha calificado de "aborrecible" la práctica de la ablación, señalando que no puede justificarse por ninguna tradición y que "debemos ponerle fin, ahora".
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