La familia nuclear o tradicional es una construcción del capitalismo industrial, cuyo objetivo es garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo.
Así lo afirmó el catedrático José Olavaria, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en su ponencia “Las ¿nuevas? paternidades: organización del trabajo, trabajo familiar y globalización”, presentada en el Seminario Familias en el Siglo XXI: Realidades diversas y políticas públicas, que se llevó a cabo el 19 y 20 de enero en El Colegio de México, informó la Agencia NotieSe.
"El capitalismo industrial, explicó, consolidó el trabajo asalariado sobre el cual se basa el modelo tradicional familiar. Con el paso del tiempo, detalló, instituciones como la Iglesia católica, los partidos políticos, y las organizaciones de empresarios y trabajadores, comenzaron a impulsar esta conformación de seres humanos, porque se convencieron de que la familia nuclear es connatural al desarrollo del capitalismo."
Así lo afirmó el catedrático José Olavaria, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en su ponencia “Las ¿nuevas? paternidades: organización del trabajo, trabajo familiar y globalización”, presentada en el Seminario Familias en el Siglo XXI: Realidades diversas y políticas públicas, que se llevó a cabo el 19 y 20 de enero en El Colegio de México, informó la Agencia NotieSe.
"El capitalismo industrial, explicó, consolidó el trabajo asalariado sobre el cual se basa el modelo tradicional familiar. Con el paso del tiempo, detalló, instituciones como la Iglesia católica, los partidos políticos, y las organizaciones de empresarios y trabajadores, comenzaron a impulsar esta conformación de seres humanos, porque se convencieron de que la familia nuclear es connatural al desarrollo del capitalismo."
Olavaria recordó que el origen del contrato social de Occidente surgió en el Imperio Romano, donde se establecieron las normas que regularían a la sociedad. Y fue este modelo en el cual, a través del derecho, se legitimó a los varones como los soberanos, pues a cambio de sumisión, otorgaron protección a mujeres y niños. A partir de entonces, dijo el académico, se hegemonizó la forma en que se relacionan hombres y mujeres.
A través del contrato social, el Estado se volvió un mediador entre el trabajo y el capital. La conciliación entre trabajo y familia surgida del desarrollo fue la forma en que se armonizaron los intereses de las empresas capitalistas con los de los trabajadores, para así constituir a la familia nuclear necesaria para sustentar el desarrollo industrial, dijo el sociólogo.
SIGLO XX, CAPITAL Y FAMILIA
En el primer día de trabajos del seminario, Olavarría indicó que a partir de los años 80 del siglo pasado, los Estados dejaron de proteger a las familias como consecuencia de la crisis económica derivada de un modelo neoliberal, en el que las corporaciones impusieron una nueva estructuración en las formas de trabajo.
“(A partir de entonces) se privatizan las familias, los problemas de las familias son solamente de ellas, no hay Estado que las respalde. La crisis de la familia nuclear conlleva a una crisis de la paternidad. El varón que era dueño, autoridad, y proveedor se pierde. Esto implica una reestructuración del trabajo y quienes son las que llevan la dirección de la reestructuración del trabajo, son las corporaciones transnacionales”.
En claro contraste con las ideas vertidas en el VI Encuentro Mundial de Familias, en el que la jerarquía católica aseguró que la crisis familiar se deriva de políticas de control natal y de leyes que otorgan reconocimiento jurídico a las parejas conformadas por personas del mismo sexo, el investigador de Flacso apuntó que las corporaciones tienen como principal actividad el trabajo y la economía del dinero.
“Cada trabajadora y trabajador es tratado como si estuviera orientado al mercado. Si le va bien a la empresa, le va bien a ella o a él, de eso dependen sus derechos. Las lealtades entre pares se pierden y pasan a ser competencia. Políticamente hay equidad de género, sostienen la meritocracia, pero en definitiva son los hombres quienes dominan ampliamente los poderes de la gerencia. Es una política propiamente masculina”.
Comentó que el modelo económico actual no permite una adecuada convivencia familiar, pues independientemente de si son ejecutivos u obreros, los varones carecen de tiempo para estar al lado de su esposa, hijas e hijos, por lo que si bien los grupos ultraconservadores aseveran que la familia es lo más importante, en la práctica, las empresas son esenciales en la vida de los trabajadores.
“Hay una ausencia importante de los padres en la vida familiar. Este modelo incita a no constituir familias, a no tener hijas o hijos, o a no vivir con ellos, ideal para hombres y mujeres solos, cuyas parejas no intervengan en los planes de la corporación”.
Por último, destacó que la mayoría de las y los trabajadores reproducen modelos tradicionales de familia, aunado a que en el espacio doméstico tienen tiempo solo para recuperar fuerzas para continuar con el proceso de producción, finaliza el texto de NotieSe.
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