Una de las más destacadas científicas del siglo pasado fue sin lugar a dudas Rosalind Franklin, investigadora nacida en Londres el 25 de julio de 1920, quien tuvo como mérito encontrar las pistas para el descubrimiento del ADN.
Concluyó en 1945 el doctorado en Química Física en la Universidad de Cambridge. Luego pasó tres años productivos (1947-1950) en París en el Laboratoire de Services Chimiques de L'Etat, donde estudio las técnicas de difracción de rayos x.
Regresó a Inglaterra para trabajar como investigadora asociada en el laboratorio de John Randall en el King´s Collage de Londres.
Rosalind Franklin fue una mujer de personalidad fuerte, mantuvo aquí una relación compleja con Maurice Wilkins, quien mostró sin su permiso sus imágenes de difracción de rayos X del ADN a James Watson y Francis Crack.
Concluyó en 1945 el doctorado en Química Física en la Universidad de Cambridge. Luego pasó tres años productivos (1947-1950) en París en el Laboratoire de Services Chimiques de L'Etat, donde estudio las técnicas de difracción de rayos x.
Regresó a Inglaterra para trabajar como investigadora asociada en el laboratorio de John Randall en el King´s Collage de Londres.
Rosalind Franklin fue una mujer de personalidad fuerte, mantuvo aquí una relación compleja con Maurice Wilkins, quien mostró sin su permiso sus imágenes de difracción de rayos X del ADN a James Watson y Francis Crack.
Ninguna otra inspiración fue tan fuerte como ésta para la publicación por ellos, en 1953, de la estructura del ADN, tal como ellos mismos reconocieron.
Este hallazgo no fue casual, sino que Franklin demostró su habilidad para obtener las mejores imágenes y para interpretarlas certeramente en la investigación de otros objetos, como la estructura del grafito o la del virus del mosaico del tabaco.
Ante el hallazgo de Rosalind, James B. Watson dijo: “En el momento en que vi la imagen, mi boca se abrió y mi pulso comenzó a acelerarse.” Con los datos recogidos sacaron en un mes la teoría de la estructura del ADN, pero sin la presencia de la científica.
Rosalind Elsie Franklin falleció el 16 de abril de 1958 en Chelsea, Londres, a causa de bronconeumonía, carcinomatosis secundaria y cáncer de ovario, minutos antes de que su último informe fuera leído en la Faraday Society.
Con toda probabilidad, esta enfermedad fue causada por las repetidas exposiciones a la radiación durante sus investigaciones.
Los aportes de la inglesa a la ciencia fueron minimizados por sus colegas y cuando en 1962 le adjudicaron el Premio Nobel de Fisiología a estos tres científicos, el nombre de ella no fue considerado.
El ambiente de aquella época no era favorable para las científicas, quienes fueron ignoradas y minimizadas.
A pesar de que a Rosalind Franklin la quisieron opacar la humanidad ha reconocido su aporte y merece el lugar que ha llegado a ocupar como ícono del avance de las mujeres en la ciencia.
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