Muchas son las voces que claman en estos tiempos de crisis financiera porque los logros alcanzados en materia de igualdad de género sean salvaguardados y aprovechado el conflicto para trazar políticas más eficaces a favor de la paridad entre hombres y mujeres.
Las recomendaciones y los esfuerzos son válidos, pero el panorama se mantiene sombrío, sobre todo en el área laboral, porque a pesar de años de batallas y logros por sus derechos, tanto las mujeres como las clases más pobres pagarán con creces los errores de una equivocación capital.
Suena aún peor cuando se escucha, en reflexiones de estudiosos como el politólogo argentino Atilio Boron, que aunque la respuesta a esta crisis no puede ser sólo económica o financiera, será esa la solución dada por las clases dominantes.
Las recomendaciones y los esfuerzos son válidos, pero el panorama se mantiene sombrío, sobre todo en el área laboral, porque a pesar de años de batallas y logros por sus derechos, tanto las mujeres como las clases más pobres pagarán con creces los errores de una equivocación capital.
Suena aún peor cuando se escucha, en reflexiones de estudiosos como el politólogo argentino Atilio Boron, que aunque la respuesta a esta crisis no puede ser sólo económica o financiera, será esa la solución dada por las clases dominantes.
Harán exactamente eso: utilizar un vasto arsenal de recursos públicos para socializar las pérdidas y reflotar a los grandes oligopolios. Encerrados en la defensa de sus intereses inmediatos, carecen siquiera de la visión para concebir una estrategia más, afirmó el sociólogo.
NUEVOS OBSTÁCULOS
El último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Tendencias Mundiales del Empleo de las Mujeres 2009, detalla que de las tres mil millones de personas empleadas en el mundo en 2008, mil 200 millones eran féminas (40,4 por ciento).
Agrega el texto que la tasa de paro mundial en el llamado sexo débil podría aumentar hasta 7,4 por ciento, comparada con el siete por ciento en los hombres.
En este sentido, la OIT alertó que la crisis económica podría situar la cifra de desempleadas en 22 millones este año.
Advirtió que este trance creará nuevos obstáculos en el camino hacia el crecimiento sostenible y socialmente equitativo, y hará aún más difícil el trabajo decente para ellas, por lo cual llamó a generar soluciones creativas.
Durante su discurso en ocasión del Día Internacional de la Mujer, el director general de la OIT, Juan Somavía, refirió que la desigualdad de género en el mundo laboral existía desde hacía tiempo pero era probable su acentuación a causa de la crisis.
En tiempos de turbulencia, las mujeres con frecuencia experimentan las consecuencias negativas con mayor rapidez y se benefician de la recuperación más lentamente, y ya antes de ella la mayoría era parte de la economía informal, con ingresos más bajos y menor protección social, lamentó.
GRANDES DESAFÍOS
La Igualdad de Género como Eje del Trabajo decente fue tema de análisis del 3 al 19 de junio pasado en Ginebra, Suiza, durante la 98 Conferencia Internacional del Trabajo (CIT), organizada por la OIT.
En general, se reconocieron los progresos realizados desde 1985, última fecha en analizar el tema en ese contexto.
No obstante el reconocimiento al esfuerzo de algunos gobiernos y de encargados de diseñar las políticas, se señalaron aún grandes desafíos.
De acuerdo con los participantes, la pobreza afecta cada vez más a las mujeres, persisten las disparidades salariales, en el acceso a la educación, las discriminaciones y escasean todas las formas de trabajo, fundamentalmente a tiempo completo.
Asimismo, se deplora que a pesar de los avances en materia de educación, las féminas siguen siendo numerosas en los puestos mal remunerados y están insuficientemente representadas en los cargos de ejecutivos, directivos y técnicos.
Además, se señaló el impacto negativo de la globalización, la cual propició la creación de plazas consideradas precarias e informales, dígase no decentes, caracterizadas por bajos salarios y un limitado o nulo acceso a la seguridad, la protección y al diálogo social.
Este contexto se caracteriza por la inexistencia del pleno goce de los derechos laborales.
En sus recomendaciones, los delegados propusieron que en este contexto de crisis no se debe usar la misma como excusa para crear desigualdades aún mayores y se deben promulgar leyes más flexibles y sustituir reglamentaciones ya obsoletas.
Plantearon también la necesidad de eliminar estereotipos en los planes de estudio, concienciar a la comunidad en general y crear las condiciones para la participación activa de los hombres en las responsabilidades familiares.
Todos coincidieron en que el diálogo social constituye herramienta de política esencial para promover la igualdad de género en el mundo del trabajo en los ámbitos internacional, regional, nacional, comunitario y empresarial.
*Corresponsal de Prensa Latina en Francia.
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