Casi siempre se habla de la mujer saudí para comentar la situación de desigualdad e inferioridad en la que se encuentra frente a su homólogo masculino. Su libertad individual se encuentra muy limitada. Sin embargo, ¿se quedan paradas las mujeres saudíes o reclaman más derechos?
Las mujeres, el 52% de la población en Arabia Saudita, no son tan invisibles como parece y están dispuestas a luchar hasta que se les conceda lo que piden. Por eso, quieren sacar provecho de la presencia al trono del Rey Abdullah, guardián de las dos Mezquitas Sagradas, como lo denominan. De él se dice que tiene una mentalidad más abierta que sus antecesores y que los que forman la clase dirigente. Efectivamente, este año no dejó de reiterar que quiere acentuar el papel de las mujeres en la construcción de la nación. Una gran y atrevida ambición, en un país en el que las voluntades del gobierno a menudo chocan con los deseos de la Ulema (líderes religiosos).
Hacer se puede hacer mucho, ya que las saudíes parten de una situación muy desfavorable. Por ejemplo, para viajar solas, necesitan la aprobación escrita de su mahram. En árabe designa la persona legalmente responsable, una especie de custodio masculino que puede ser el marido, el padre, el hermano o el hijo, aunque éste sea menor de edad. Para abrir un negocio, tienen que pasar por un esponsor o sea un socio masculino saudí. Éste figurará en todos los documentos oficiales y se encargará de los asuntos administrativos, con los riesgos de estafa que esta situación pueda acarrear. Por esta razón, muchas eligen profesiones autónomas como la costura, el interiorismo, la arquitectura, tiendas exclusivas para mujeres, spas etc. o trabajan desde casa (catering, maquillaje etc.).
La voluntad de apertura del mercado laboral a la mujer es obvia pero tímida. Sólo en Jeddah, hay tres Universidades para mujeres (Dar el Hekma, King Abdulaziz University, Effat University) que desde hace poco cubren todas las carreras imaginables, incluso Derecho, aunque de momento ninguna mujer pueda ejercer de abogada o trabajar en la administración pública en Arabia Saudí. En consecuencia, el número de mujeres en paro es aún bastante elevado. Un estudio de la King Abdulaziz University calcula que las mujeres sólo representan el 20% de los trabajadores, cuando representan la mitad de los estudiantes. También, aunque no existen cifras oficiales, se intuye que muchas saudíes con carreras que no pueden ejercer en Arabia Saudí, se van a otros país de Oriente Medio.
A pesar de estos hándicaps para conseguir una vida profesional exitosa, sorprende los múltiples campos en los que están presentes: hospitales (enfermeras, médicos, secretarias...), recursos humanos, call centers, sistema educativo y empresas privadas. Sin embargo, se deben respetar algunas reglas. En el caso de tratarse de ambientes mixtos, deben llevar el velo, pero algunas empresas disponen de una sección exclusiva para ellas en las que pueden ir sin velo ni abaya (vestido largo negro que tapa de hombros a pies).
Algunas administraciones ayudan a las mujeres a incorporarse a la vida laboral. Por ejemplo la CCI (Cámara de Comercio e Industria) se esfuerza en fomentar la creación de empresas por mujeres creando un centro de formación con la ayuda de una ONG de Nueva Zelanda. En paralelo, se acepta por primera vez que tres mujeres de negocios se presenten a las próximas elecciones del CCI.
Otras mujeres alzan la voz a través de organizaciones caritativas que ayudan a las viudas y a las divorciadas en situación precaria. Por ejemplo, la Sra. Al-Fahad lucha por los derechos de la mujer a través de Stolen Rights (Derechos Robados): principalmente pide que se pueda abrir un negocio sin necesidad de tener un tutor legal y que la mujer pueda conducir. De momento sólo pueden conseguir el carnet y conducir en los países limítrofes a Arabia Saudí, aunque algunas se atreven a hacerlo de incógnito.
Finalmente, es de subrayar que en una revisión periódica del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Febrero del 2009, el Reino se comprometió a dar plena identidad jurídica a la mujer y a suprimir este sistema de tutela del hombre sobre la mujer. Ahora falta entrar en acción y poner en práctica este gran paso adelante.
Es verdad que aún estamos lejos de ser testigos de la autonomía de la mujer, pero el progreso está allí, aunque no se percibe desde el exterior. Hay que dejar tiempo al tiempo. Es necesario recordar que el Reino de Arabia Saudí sólo existe como tal desde 1932 y por muy rápido que haya sido el progreso económico gracias al petróleo, no deja de ser un país joven.
¿Cuántos años necesitaron algunas naciones occidentales para adquirir unos derechos fundamentales, sea de la mujer, sea incluso a favor del hombre?
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