martes, julio 14, 2009

“La prostitución tiene que ser entendida como violencia sexual contra la mujer”

Por: Susana Bravo
Mujeres prostituidas se dan cuenta de que no pueden escapar de la prostitución cuando ya es tarde. Enfermas de mente y de cuerpo, en la miseria económica y social, adictas a drogas, y amenazadas por su “empresario” intentan escapar y no pueden. Hasta entonces han estado repitiendo a todo el mundo que la prostitución es un trabajo tan digno como otro cualquiera y que si quieren lo dejan.

En un comienzo asumía desde mi postura un tanto ignorante sobre el contraste valórico de este escenario, que todas tenemos derecho a decidir lo que queremos hacer con y nuestros cuerpo… pero, ¿hasta que punto somos nosotras las que decidimos sobre el?
Siendo la prostitución tan masificada, abusiva y latente se producen una serie de contrapuntos que ni siquiera imaginamos o simplemente no deseamos imaginar que existen. La cosificación y pérdida de dignidad de la mujer es de una envergadura inconmensurable, de hecho, a modo de mención, es el trafico de mujeres (o trata de blancas como presumen suavizar esta situación) del tercer mundo lo que mantiene rentable aquella “profesión” en los países ricos.

Es el sostenido silencio que mantienen agentes fiscalizadores que permiten que la prostitución se prolongue y llegue hasta las capas mas profundas del abuso al ser humano, incluyendo en las filas a menores que se ven obligadas a vivir en aquel mundo convenciéndose que no existen mas vías de una vida digna y que su valor solo radica al momento de entregarse fríamente a los deseos de hombres que perfectamente pueden ser sus tíos o padres.


Una de las situaciones más peligrosas, a titulo personal, es la autoprovocada convicción de muchas prostitutas, que “no hay pecado” en aquello. Un ejemplo bastante claro son los trastornos sicológicos que sufren este perfil de mujer, incluyendo también a las mujeres abusadas o maltratadas: en un estudio realizado por la Dra. Consuelo Barea Payueta, se mencionan las características del síndrome de Estocolmo en mujeres prostituidas, éste se define como la relación que se da entre el abusador o maltratador, proxeneta y cliente en este caso, con la victima, en donde es la ésta la que comienza a establecer sentimientos de complicidad, simpatía e identificación con áquel. La mujer prostituida, en este caso:


• Niega y minimiza el abuso. El pánico, la sensación de aniquilación psíquica, la dejarían sin respuesta y no se lo puede permitir.


• Niega también la rabia, si la expresa invita al agresor a tomar represalias. Se vuelve indecisa y pasiva.


• la víctima inconscientemente intenta ver el mundo y a sí misma como el abusador lo ve, para anticiparse y mantenerlo contento con sus necesidades satisfechas.


• Él es sexista y ella se convierte en la primera enemiga de las mujeres que destacan, hablan u opinan por sí mismas. La mujer maltratada no quiere identificarse con su propio grupo. Es dura y muy crítica con las otras mujeres. Le gusta competir con ellas y descalificarlas.


• Cree que si fuera mejor persona o mujer, no sería maltratada. Cuanto menos control real tiene la víctima y más graves son las consecuencias de no tener control (es decir, es más severo el abuso), es más probable que la víctima se auto culpe.


• Proyecta su propia condición de víctima en el agresor, como si él fuera inocente y estuviera influenciado por la maldad de otras personas.


• aprende a conocer al detalle el comportamiento del maltratador. Estudia cuidadosamente los puntos en que puede influir "al jefe", está muy atenta a lo que le gusta o le disgusta. En casos extremos permite incluso el abuso sexual de los hijos, o se comporta como si no se enterara de lo que está ocurriendo.


ELLA DESARROLLA MECANISMOS DE DEFENSA ANTE LA VIOLENCIA:


• Simulación: simula un placer sexual que no siente, y una admiración inexistente ante acciones mediocres o sin mérito. Es importante para la seguridad de la víctima que el ego del maltratador esté satisfecho.


• Intenta tranquilizarlo mediante un comportamiento aniñado. Está comprobado que las personas violentas se tranquilizan con los niños. La mujer maltratada instintivamente se comporta como una niña frágil e indefensa, para que el maltratador no vea en ella una enemiga. Mira humildemente hacia abajo. Hace falsas demandas de ayuda. Su apariencia es de indefensión. Se muestra dependiente, falta de iniciativa, incapaz para decidir o pensar por sí misma, etc. Si no se aniña en su comunicación, él puede interpretar sus afirmaciones como oposición, o rivalidad. Tiene que demostrarle que ella no está en contra de él y que él no tiene nada que temer de ella. Tiene que demostrarle que ella no compite con él, que no es una "marimacho". Se mete en su papel y acaba viendo al captor como a una figura paterna, sintiéndose como una niña frente a él.


• La mujer prostituida niega ser maltratada por chulos y puteros, niega pasarlo mal y no puede soportar a las mujeres que quieren abolir la prostitución diciendo que son moralistas y que ella “ejerce libremente su oficio”.


• Teme también perder la única identidad que conserva, su yo tal como lo ven los ojos del abusador. Tiene miedo de ser abandonada, de estar sola, de no ser capaz de vivir sin el agresor, de no saber quién se es sin él, de sentirse vacía, etc.


EL MITO DE LA PROSTITUTA FELIZ


En muchos programas de televisión se falsea la realidad planteando debates en los que se enfrenta a una feminista abolicionista de la prostitución con una “prostituta feliz”. Se da la imagen de que un porcentaje importante de mujeres en la prostitución están contentas con ella.


Las mujeres prostituidas tienden a negar que estén controladas por chulos y que sean maltratadas. . "Negando que tienes un chulo es una forma de expresar que tu propia experiencia no coincide con la de una relación chulo-prostituta estereotipada”. Es exactamente lo mismo que pasa con las mujeres maltratadas por su pareja. Cuanto más permanece la mujer en la relación abusiva, más tiende a negar que su captor la maltrate.


“Que algunas mujeres elijan prostituirse y estar con chulos como amantes o maridos, no es más defensa del proxenetismo, que el que algunas mujeres maltratadas por su marido que elijen seguir con él, lo sea del maltrato doméstico.” Kathleen Barry, Coalition Against Trafficking in Women, 1995.


“En un estudio realizado sobre 854 personas prostituidas en nueve países, a la pregunta de “¿Cuál es tu principal necesidad?”, la respuesta número uno - dada por un sorprendente 89 % de las encuestadas - fue salir de la prostitución. 95% de 100 mujeres prostituidas en Vancouver dijo que querían dejar la prostitución” Farley & Lynne, 2001.


FUENTE:
http://www.elincendio.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=1370&Itemid=2

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