COMUNICAR IGUALDAD- Si bien aún son pocos los estudios centrados en la participación de las mujeres en la producción de software, del corpus de publicaciones consultadas se desprende que, a diferencia de otros sectores de la industria de base tecnológica, el SSI (software y servicios informáticos) requiere de las denominadas “competencias blandas” (softskills) como la colaboración, la empatía, la autonomía, las habilidades para la comunicación, todas ellas adjudicadas culturalmente a las mujeres, como medio para aumentar la eficacia en un entorno de trabajo con alta flexibilidad y creatividad.
En un reciente artículo publicado por International Journal of Information Processing and Management (IJIPM) se plantea que las habilidades que hace 30 años eran necesarias para desarrollar exitosamente software no son aplicables en el presente y que se necesita un enfoque interdisciplinario: “El diseño del software es mucho más que manipular códigos, se desenvuelve en torno a la interacción entre diseñadores y usuarios; es decir, en la percepción del o la diseñador/a de lo que el/la usuario/a desea y en la percepción del usuario/a de lo que realmente necesita […] actualmente el software exitoso se desarrolla luego de un lapso de tiempo de relación con el usuario para realizar prototipos, experimentación y recibir feed back”.
Durante el ciclo de proyecto se requieren tanto hardskills como softskills que actualmente se esperan de todo el personal, tanto mujeres como hombres según las fases específicas del proceso de trabajo. Este estudio sugiere que el éxito de estas empresas radica, en la creación de ambientes y grupos colaborativos en los que se obtenga lo mejor de sendos tipos de competencias para llegar a las metas.
Por su parte, el informe A bright future in ICTs opportunities for a new generation of women (ITU, 2012), elaborado por Nidhi Tandon, caracteriza al sector TIC como emprendimientos “híbridos” que demandan tanto de una sólida formación tecnológica, como de un “gran despliegue de intuición y creatividad en actividades tan diversas como el desarrollo de aplicaciones para Internet, teléfonos inteligentes y la computación en la nube, estimuladas fuertemente por los gobiernos y entidades privadas, favoreciendo el intercambio internacional”.
Todo ello hace pensar que el sector ofrecerá trabajos atractivos y de gran potencial de crecimiento profesional para las mujeres. Según este informe, el futuro es especialmente promisorio para las mujeres que incursionen en bioingeniería, informática sobre las redes de energía, los medios de comunicación digitales y las aplicaciones sociales móviles, que “combinan las TIC con negocios de cualquier otro campo imaginable” y son promovidas por los gobiernos, como una respuesta estratégica para el desarrollo económico.
Pese a esta estimulante prospectiva, los datos sobre la participación efectiva de las mujeres no son tan optimistas: la inserción femenina todavía es baja, y presenta importantes variaciones entre los países. Se estima que en la Argentina la proporción es de una mujer por cada tres varones, mientras que en Costa Rica la presencia femenina oscila entre el 7% y el 17%.
La industria del SSI conserva una estructura bastante tradicional que perpetúa barreras en diversos planos, entre ellos el acceso a puestos jerárquicos. En la Argentina, por ejemplo, un estudio realizado por CEPAL junto al Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la República Argentina, El trabajo femenino en la post convertibilidad. Argentina 2003-2007, que explora la inserción de las mujeres en el mercado laboral, focalizando en cuatro sectores productivos, entre ellos el software, demuestra desigualdades en la composición por sexo del total del personal, los puestos gerenciales y los directivos de las empresas.
También persisten las brechas salariales, que se profundizan en la medida en que, en los puestos de trabajo disminuye la especialización técnica.
Se suele afirmar que la falta de mujeres involucradas en la producción de SSI perjudica la calidad, productividad y capacidad del sector para alcanzar nuevos nichos dentro del mercado. Ello ha impulsado a grandes empresas a crear programas e implementar medidas cuya caracterización será abordada en próximos apartados.
Por otro lado, se sabe que el desarrollo del SSI ofrece oportunidades para iniciativas emprendedoras. Si bien se cuenta con una vasta cantidad de publicaciones relativas al emprendedurismo femenino en un plano general, no se dispone de suficiente información específica sobre sus particularidades en SSI. Entre los pocos estudios dedicados a esta temática, llama especialmente la atención “Women 2.0 founding startups”. El mismo sugiere que los emprendimientos tecnológicos liderados por mujeres, en términos financieros, son más eficientes; generan un retorno de inversión del 35% y un 12% más que los desarrollados por varones. La literatura coincide en que las emprendedoras TIC tienen una alta propensión a detectar oportunidades en diferentes ramas productivas, y a crear soluciones ajustadas a las demandas específicas. Sin embargo, son ampliamente minoritarios los emprendimientos tecnológicos liderados por mujeres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario