jueves, octubre 17, 2013

Uruguay: Feminiza su matrícula la Universidad de la República

Karina Thove

LaRepúblicadelasMujeres La Universidad de la República (Udelar) dio a conocer los resultados primarios del VII Censo de estudiantes universitarios de grado y el I Censo de estudiantes de posgrados realizados on line entre los meses de septiembre y noviembre de 2012. Las cifras confirman tendencias que sistemáticamente se vienen registrando censo tras censo: crece la matrícula y su feminización es tan evidente como sostenida: 6 de cada 10 universitarios, tanto en el grado como en el posgrado, son mujeres.

No es ninguna novedad que la matrícula universitaria pública mantiene un crecimiento sostenido desde hace décadas -estancada durante el período de la dictadura cívico militar, más “explosiva” al entrar al siglo XXI- acompañada del binomio masividad- feminización.

Sin embargo, ese crecimiento no es uniforme al interior de toda la oferta educativa universitaria de grado. Efectivamente, si la dividimos en tres grandes áreas del conocimiento: 1) tecnologías, ciencias de la naturaleza y del hábitat (Agronomía, Arquitectura, Ciencias, Ingeniería, Química, Veterinaria, Diseño Industrial); 2) social y artística (Ciencias Económicas, Ciencias Sociales, Derecho, Humanidades, Bibliotecología, Música, Bellas Artes, Ciencias de la Comunicación); 3) ciencias de la salud (Enfermería, Medicina, Parteras, Tecnología Médica, Odontología, Psicología, Nutrición y Dietética, Educación Física), las diferencias en el peso del alumnado son notorias. En el grupo 2 se encuentra la mayor cantidad de estudiantes universitarios (48.865) seguido por el área de la salud (28 mil 649) y por el grupo 1 (27 mil 86).

Están censados dentro de carreras compartidas por más de un servicio -se trata de carreras interdisciplinarias aún con poco peso- 4 mil 14 estudiantes y apenas 272 en los Ciclos Iniciales Optativos (CIO) que la Udelar ha instalado en los últimos años en el interior del país como política de descentralización y arraigo de carreras universitarias fuera de Montevideo, lo que expresamente se le ha impuesto a la institución desde el actual gobierno por la vía de la asignación presupuestal.

Tradicionalismo y macrocefalia

Llama la atención que pese a la multiplicación de ofertas educativas, con un sinnúmero de carreras cortas y muy novedosas que han surgido en los últimos años, la concentración de la matrícula sigue estando en las facultades más “tradicionales”: Derecho (14 mil 65), Ciencias Económicas (13 mil 842), Medicina (sumando Tecnología Médica y Escuela de Parteras asciende a 12 mil 726).

En relación al último censo realizado (2007) algunas carreras han decrecido en su matrícula (Arquitectura, -10.6 por ciento, Química -16 por ciento, Odontología -12.8 por ciento) y una no puede menos que preguntarse si aquí hay una mayor incidencia de la oferta educativa terciaria privada o habrá que plantearse otras hipótesis.

Una aplastante mayoría (94.9 por ciento) de estudiantes universitarios son montevideanos y a nivel del posgrado 78.8 por ciento tiene como lugar de residencia la capital del país, lo cual evidencia la concentración macrocefálica de la enseñanza universitaria.

Perfil demográfico

La edad promedio de los estudiantes universitarios en el grado es de 26 años y más del 50 por ciento tienen 24 años y menos. A nivel de posgrado los porcentajes mayores se ubican en la franja etaria 30-35 años (32.3 por ciento), seguidos del grupo de 25-29 años (25.1 por ciento) y de 35-39 años (15.7 por ciento).

El 75.6 por ciento de la población universitaria de grado es económicamente activa frente a un 24.4 por ciento que no trabaja; hay un 15.5 por ciento que no trabaja pero declara estar buscando empleo. Si nos trasladamos al posgrado, el 98.8 por ciento es población económicamente activa y más del 50 por ciento (51.9) trabaja más de 40 horas semanales, lo que supone un esfuerzo importante a la hora de compatibilizar trabajo, estudios y las responsabilidades familiares.

La mayoría de la población estudiantil universitaria a nivel de grado es soltera (76.8 por ciento) y no tiene hijos (87.6 por ciento); esta situación disminuye en el posgrado ya que 34.8 por ciento están casados y 22.4 por ciento en unión libre, aunque sigue predominando levemente el grupo de los solteros (36.2 por ciento) y el 60.1 por ciento no tiene hijos frente a casi un 40 por ciento que sí los tiene.

Estos datos son interesantes de analizar y profundizar porque afectan particularmente a las mujeres, quienes por razones fundamentalmente culturales están a cargo de la crianza de hijas e hijos.

Tanto en el grado como en el posgrado, las y los estudiantes con hijos suelen tener mayoritariamente uno solo, dando cuenta del comportamiento reproductivo del país, en franco descenso desde hace décadas en las “capas medias ilustradas”. Aún cuando sabemos por investigaciones que se han hecho en los últimos años que muchas mujeres desearían tener uno o más hijos, declaran no estar en condiciones de hacerlo por no encontrar apoyos y compatibilidades entre vida laboral profesional y la formación de una familia.

En esa dirección se han dado algunas respuestas desde la institución educativa, intentando responder a las demandas y los desafíos que supone tener una matrícula masiva y feminizada: instalación de salas de lactancia materna en las facultades de Ingeniería y de Veterinaria o la existencia de sendas comisiones de Equidad y Género, con mayor o menor grado de relevancia, en buena parte de los servicios universitarios, por ejemplo.

No se pueden dejar de mencionar los estudios académicos de género que, tímidamente y de forma muy trabajosa, se abren espacio en algunas de sus dependencias y áreas de conocimiento, así como el funcionamiento de una Red temática de estudios de género instalada en el Espacio Interdisciplinario de la institución.

Actualmente hay una única oferta a nivel de posgrado con temática específica, que es el diploma de especialización en Género y Políticas Públicas de la Facultad de Ciencias Sociales que va este año por su tercera promoción.

Son mujeres 6 de cada 10

Lo llamativo de la feminización de la matrícula universitaria en su conjunto es que, tanto en el grado como en el posgrado, presenta comportamientos porcentuales casi idénticos: 63.8 por ciento de mujeres en el grado, 62.2 por ciento en el posgrado, pero son dos niveles muy diferentes en relación a la masividad. Mientras que la masividad de la matrícula está instalada a nivel del grado, las cifras de estudiantes en el posgrado son sensiblemente inferiores.

Sin embargo, las mujeres siguen siendo las que más se capacitan y trasladan buena parte de sus expectativas laborales/profesionales al logro de una mayor escolaridad. Como ya se sabe, por los estudios de mercado que también se hacen en forma periódica, la mayor capacitación de las mujeres no se refleja en posibilidades reales de acceso a los mismos puestos laborales de jerarquía a los que acceden los hombres.

Allí siguen reinando las excepciones y también se produce una brecha salarial que hoy se ubica en el 75 por ciento (no se paga lo mismo si es un o una profesional por trabajos de igual valor en los puestos de mayor jerarquía), aún cuando hay que reconocer que se ha avanzado significativamente en ese terreno.

Poquísimas decanas y ninguna rectora

Estos son los resultados primarios de los censos de matrícula universitaria estudiantil, uno de los tres órdenes que integran el cogobierno universitario. Sin embargo, hay otros números interesantes de analizar en los órdenes de egresados y docentes. En ellos también hay evidencias de feminización, aunque no se refleja a nivel de los órganos de conducción universitaria o en los grados más altos de la vida académica. Hasta el momento ha habido poquísimas decanas (Ingeniería, Derecho, Ciencias Sociales) y ninguna rectora.

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