lunes, diciembre 10, 2012

El Socialismo Feminista:Las Pioneras Alemanas

María Carmen Arce Juan

Palabra de Mujer El sistema político del imperio alemán constituyó un factor de obstrucción para el desarrollo del movimiento feminista, no obastante el alto nivel de educación de un sector importante de la población, la existencia de una clase media sentada y el influjo de la cultura protestante constituyeron, en cambio, factores favorables al mismo.

Fue en Alemania donde se elaboraron doctrinas básicas para la actitud del socialismo hacia la mujer. De Marx y Engels, pero sobre todo de August Bebel, procede una corriente de análisis de la institución de la familia y del papel de las mujeres en la sociedad que nutrirá el pensamiento de los partidos socialistas, tendrá particular influencia en tierras germánicas y caracterizará el feminismo socialista a escala internacional.

Las primeras agrupaciones

Surgieron alrededor del liberalismo radical que tuvo su explosión en los sucesos revolucionarios en 1848 y no fue hasta 1865, en vísperas de la unificación, cuando Louise Otto-Peters, de pasado radical, fundó la Asociación General de Mujeres Alemanas. Preocupadas por cuestiones educativas, caritativas y económicas, elevó una petición al Reichstag sobre el derecho de la propiedad de la mujer casada, la mayoría de edad legal de la mujer y los derechos sobre los hijos, pero su carácter moderado le impidió reivindicaciones más osadas y la alejó del movimiento internacional así como de las socialistas del Partido Socialdemócrata (SPD).

Doctrinas básicas

Al tema de la emancipación de la mujer habían hecho alguna referencia Marx y Engels en el Manifiesto Comunista (1848), el propio Marx en El Capital (1867), y Engels en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884), pero fue August Bebel (1840.1913), líder del SPD por más de tres décadas, el pensador clave para el feminismo socialista.

En LaMujer y el Socialismo (1879), August Bebel, influido por Marx, y sobre todo, por Fourier, estudia la opresión de la mujer por el capitalismo, considerando que la influencia del dinero en las relaciones sociales hace del matrimonio burgués una comedia sin amor y del matrimonio proletario algo miserable, provoca el aumento de la prostitución y hunde a innumerables mujeres obraras en las horrorosas condiciones de trabajo fabril.

Propone dos soluciones: La primera es la lucha por la igualdad de derechos, el sufragio femenino, la igualdad ante el derecho penal y civil, ante la educación, y una protección legal adecuada contra la explotación y las condiciones de trabajo.

La segunda, es la revolución socialista, que llegará a una sociedad donde todo el mundo elegirá libremente su trabajo y sus relaciones sociales y sexuales, donde las mujeres tendrán abierto el camino hacia todas las ocupaciones: artes, gobierno, administración, profesiones liberales…, y donde la maternidad y la crianza de los hijos gozarán de pleno apoyo del Estado.

Destaca su análisis de las dificultades de la existencia de la mujer proletaria y de las reformas necesarias para aliviarla. Cree que una legislación que impida los abusos más flagrantes puede fomentar el trabajo de la mujer fuera del hogar con un doble beneficio: aumento de los ingresos de familia proletaria y politización de la mujer, que a veces no entiende las actividades políticas o sindicales de su compañero.

Sus teorías acerca de las posibilidades del trabajo de la mujer tuvieron gran influencia en el enfoque socialista de los problemas del feminismo.

Todo ello podría resumirse en la conveniencia de movilizarlas en sindicatos y asociaciones políticas para luchar por la igualdad salarial de los dos sexos, al tiempo que por las reivindicaciones de derechos legales, políticos y educativos.

Esta fue la orientación del SPD y la que adoptó la II Internacional desde su fundación en 1889 hasta la I Guerra Mundial.

Clara Zetkin

Un nuevo empujón al socialismo feminista significó la aportación de Clara Zetkin (1854-1933), directora de Die Gliechheit (igualdad). Subrayó que la lucha de las mujeres obreras por su emancipación era parte integrante de la lucha del proletariado, insistió en la imposible comunidad de acción entre burguesas y proletarias, y organizó la estructura del movimiento de mujeres del SPD, con una conferencia bienal paralela al Congreso del partido desde 1900.

Su progresiva radicalización y la legalización de que las mujeres pudieran afiliarse a partidos políticos en Alemania en 1908 posibilitó su recambio por Luise Zietz (1865-1922), bajo cuyo liderazgo el movimiento de mujeres del SPD alcanzó las 175.00 afiliadas en 1914.

En 1895, el SPD presentó una moción al Reichstag a favor del sufragio femenino y, desde esa fecha, inició la batalla en demanda de la igualdad de la mujer en la enseñanza, de mayor protección para las trabajadoras y de la equiparación de salarios. Solicitó la implantación de un sistema de guarderías para los hijos de madres trabajadoras y criticó las leyes alemanas del aborto.

A finales de siglo, además tras el alejamiento de Bismarck del poder, en Alemania se produce una floración de asociaciones de todo tipo, se reorientan las corrientes del liberalismo político y, en estas condiciones, se produce también un cambio de rumbo en el movimiento feminista de carácter burgués.

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