Público Maysun Qawasmi quiere hacer historia. Aunque, en parte, ya lo ha hecho. Junto a ella, diez mujeres más conforman la primera lista femenina árabe que participa en unas elecciones municipales en Palestina.
Qawasmi, 43 años, periodista y madre de cinco hijos, encabeza Participando Podemos, formación que concurre a los comicios que se celebran este sábado en la ciudad cisjordana de Hebrón, la ciudad palestina más grande y además también la más conservadora.
"Las mujeres no deben conformarse con lo que los hombres decidan sobre ellas", declara la líder de esta formación única en el mundo árabe. "Soy un miembro activo en mi sociedad que desea servir al pueblo. Por tanto, debo contar con las mismas oportunidades de poder hacerlo a través de las elecciones municipales", expresa con confianza durante una entrevista con Efe.
Las once mujeres de Participando Podemos aspiran a conseguir al menos tres de los quince asientos del Consejo Municipal de Hebrón, que acude a las urnas por primera desde 1976. "Necesitamos al menos cinco escaños en el concejo para poder lograr un cambio. Me encantaría convertirme en alcaldesa, pero llegados a este punto me contentaría si logramos un escaño alguna de nosotras", sostiene Qawasmi.
Y eso, en un entorno donde el hombre ejerce una posición totalmente dominante, supone un reto aún mayor. No sólo por presentarse como una formación exclusivamente femenina que se rebela contra el machismo histórico de la sociedad palestina y árabe, sino también por intentar cambiar una realidad a través de una candidatura independiente sin el respaldo de Al Fatah y Hamás, dominantes de la vida política de los territorios ocupados.
Escasa representación femenina
Una de las metas de Participando Podemos es romper la barrera del 20% de escaños que la Ley Básica palestina reserva a las mujeres y por la que ostentan seis cargos de ministro en el Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Cisjordania y ocupan 17 de los 132 asientos en el Parlamento. "Vemos cómo las que fueron elegidas a través del sistema de cuotas nunca han sido capaces de tener un impacto en su comunidad", lamenta Qawasmi.
A pesar de ese sistema de asignación de asientos y de que la Declaración de Independencia del Estado de Palestina habla de principios de igualdad y de no discriminación por razón de sexo, el escenario es bien diferente en la práctica. Las mujeres palestinas no tienen el mismo acceso a la Justicia que los hombres y, entre otras cosas, no son tratadas igual por el Código Penal, según denuncia el informe Derechos de las mujeres en Oriente Medio y el Norte de África: una desventaja profunda de la organización Freedom House.
El texto critica que en los territorios palestinos no existen leyes que castiguen específicamente la violencia doméstica. La representación femenina en el poder judicial y en los tribunales sigue siendo baja: el número de cargos en la alta administración ocupados por mujeres es ínfimo y de los 3.081 representantes de los gobiernos locales sólo ocupan 30 puestos, según los datos del informe. La organización señala asimismo que apenas un 7% de las mujeres cuenta con una propiedad en su nombre y que sólo el 10% de los hogares palestinos tiene como cabeza de familia a un representante femenino.
Ocupación de Israel
La organización hace especial hincapié en las consecuencias para el total de la sociedad palestina derivadas de la ocupación de Israel. El informe señala que, debido al continuo sentimiento de resistencia contra la colonización, la reivindicación de los derechos de las mujeres quedaron en un segundo plano. Entre otras cosas, las palestinas no pueden acudir a la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer de Naciones Unidas (CEDAW, por sus siglas en inglés) porque Palestina no está reconocida como un Estado independiente.
Dentro de la población árabe sometida a las leyes israelíes, las diferencias de oportunidades entre comunidades son evidentes. El 70% de la población no judía es pobre, uno de cada tres niños pasa hambre, el paro asciende al 25% y sólo el 17% de las mujeres árabes trabaja, frente al 52% de las hebreas, según informes de Mossawa, ONG de defensa de los derechos civiles de los árabes reconocida por la Comisión Europea.
El porcentaje de mujeres trabajadoras es incluso menor en Hebrón, donde baja hasta el 10%. Una de las iniciativas surgidas para reducir estas diferencias es Sindyanna of Galilee. Se trata de una cooperativa de comercio justo nacida en 1996 como herramienta de superación del conflicto entre la población palestina y la judío-israelí y promoción del papel de la mujer en la mayoría de las familias árabes que siguen marcadas por la autoridad del hombre. Entre sus formas de actuación buscan empleo y sueldo digno a las mujeres. Esther Lilfsitz-Erlich, una de sus trabajadoras, explica que el objetivo es "impulsar a la mujer a través del trabajo, que es la herramienta fundamental para su desarrollo y para escapar de ese papel de mera ama de casa".
En la actualidad, más de 200 mujeres trabajan en Sindyanna. Es una de tantas ONG que, mientras las fuerzas políticas tenían como prioridad su guerra contra Israel, han peleado por su cuenta por el derecho de las mujeres. A ellas ha dedicado parte de su campaña Qawasmi, que compagina su papel de madre con el de emprendedora y redactora de Wafa, la agencia oficial de la ANP, y con las que ha mantenido multitud de reuniones para reforzar el liderazgo de la mujer palestina en Cisjordania.
Pero su programa electoral no sólo se queda ahí. Qawasmi reconoce que no cuenta con una varita mágica para "acabar con la ocupación ni echar a los colonos del centro de Hebrón", pero sí aspira a que los todos niños puedan estudiar al mismo tiempo en las escuelas y acabar con la actual saturación de alumnos que obligaba a muchos centros a impartir clases en distintos turnos durante la jornada. Otra de sus promesas es dialogar con todas las partes competentes para que todos los vecinos tengan acceso a agua corriente. "Algunos alcaldes prefieren permanecer sentados en sus sillones e ignorar a la gente de la calle", critica.
En Hebrón hay 59.000 votantes registrados, de los que Participando Podemos aspira a obtener la confianza de 20.000. ¿Cómo conseguirlo? Qawasmi confía en que el electorado esté cansado de la división interna entre Al Fatah y Hamás y, quien sabe, pueda ver a su formación como la alternativa para un cambio necesario.
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