lunes, junio 11, 2012

Lidia Falcón, una feminista empeñada en decir la verdad


“Si el movimiento feminista no es crítico con el poder, no es movimiento”
Lidia Falcón O’Neill (Madrid 1935) ha sido testiga de excepción de los acontecimientos que conmocionaron a España en la segunda mitad del siglo XX, en los que se implicó voluntariamente, y ha sido –y es– protagonista de la lucha de las mujeres en su país durante más de cincuenta años.

Teresa Sosa / Palabra de Mujer
Es Licenciada en Arte Dramático, Periodista, Abogada y Doctora en Filosofía. Su obra abarca todos los géneros: teatro, ensayo, poesía, novela. Muchos de sus libros han sido traducidos a otras lenguas. Es una figura indiscutible en el campo del feminismo español, habiendo recibido el reconocimiento internacional y numerosos premios por su labor en defensa de los derechos de la mujer. Su tesis de entender a la mujer como clase social ha sido un caballo de batalla del feminismo español en las últimas décadas.

El día en que un compañero de escuela intentó pegar a Lidia Falcón, ésta le propinó un mordisco en la mano “como un lemur iracundo”. Lo hizo para protegerse a sí misma y a sus compañeras, que ya habían sufrido agresiones. Tenía ocho años. Desde entonces, esta feminista y activista incombustible no ha dejado de morder al poder establecido.

Falcón instituyó varias revistas feministas, la última de las cuales, “Poder y Libertad”, aún dirige, al igual que la editorial Vindicación Feminista. También creó numerosas entidades no gubernamentales, entre ellas la Confederación de Organizaciones Feministas y los Tribunales de Crímenes contra la Mujer.
Desde la política, la abogacía, el ensayo y el periodismo, Falcón no ha dejado nunca de reivindicar los derechos de las mujeres. Su último libro, “La pasión feminista de mi vida”, es una obra de memorias, y la acaba de presentar en el Ateneo de Madrid el martes 5 de junio, y como dice ella misma, en este nuevo libro se ha dedicado, a contar “la verdad, la verdad y nada más que la verdad”. Por ello, en este libro Lidia Falcón no se limita a hacer un recorrido cronológico de los sucesos conocidos. Su papel de protagonista principal de las luchas feministas le permite conocer el trasfondo de los acontecimientos y sobre todo los da a conocer, relatando aquellos comportamientos personales que se ocultan siempre. El compromiso con la verdad de Lidia Falcón la imposibilita de ocultar, embellecer o mistificar los acontecimientos que conoció en primera persona.

Como escritora, ha publicado 39 libros. Entre los ensayos destacan “Mujer y Sociedad”, “La Razón Feminista”,”Violencia contra la mujer”, “Mujer y Poder Político” y “Los Nuevos Mitos del Feminismo”, traducidos a varios idiomas. Entre las novelas y obras dramáticas se cuentan “Es largo esperar callado”, “El juego de la piel” y “Rupturas”.

Creó en España el Partido Feminista, actualmente sin actividades. Sobre esto, dice: “Si las dirigentes de los 70 hubiesen sido fieles a sus principios, hoy el Partido Feminista sería grande e influyente. A no ser porque desde 1975 se constituyeron asociaciones independientes de los partidos para liberar definitivamente al feminismo del secuestro en que lo tenían, las mujeres no habrían avanzado ni aún lo poco que han conseguido”.

Crítica al Feminismo institucional
Para Falcón el movimiento feminista se descapitalizó de la mayoría de sus más conocidas dirigentes cuando estas decidieron integrarse en las estructuras de poder: “Y solo quedamos en él aquellas más firmemente convencidas de que la lucha no solo es alegría, sino también la entrega apasionada a la defensa de los derechos humanos, de los desprotegidos, de las mujeres, con el coste que tal integridad comporta, a la vez que responsabilidad hacia los que te necesitan”.

“Si el grueso de las dirigentes del movimiento feminista hubiese seguido siendo fiel a sus principios, al análisis que hacíamos en los años 70 de la lucha por transformar la realidad y a la defensa de los intereses de las mujeres, y hubiera convertido al Partido Feminista en un partido grande e influyente, habríamos sido determinantes en España de la política respecto de la mujer e inducido a otros países a afianzar el feminismo político”, asegura.

“Aunque muchas consideren que sin remuneración y coche oficial no es de recibo sacrificar tiempo, energía y dinero, abandonando las trincheras más incómodas y peligrosas y aceptando los alambicados eufemismos con que el poder justifica siempre su dejación de principios, su complicidad con el capital y su rendición al imperio -véanse los documentos de Wikileaks-, se está traicionando a las víctimas de la rapiña capitalista y de la opresión patriarcal”, enfatiza.

El Gobierno no ha sido exitoso
Esta elegante, glamorosa, hoy día una mujer mayor, feminista de convicción inquebrantable, asegura que: “Ante la acusación de abandono de los objetivos más ambiciosos, las defensoras del feminismo institucional argumentan que solo desde un Gobierno es factible llevar a cabo transformaciones a favor de las mujeres que desde un pequeño grupo de oposición nunca se pueden conseguir”. Es terminante al señalar: “En España la estrategia de los grandes partidos ha sido imponer la idea de que el único feminismo útil es el institucional. Pero si se examinan con detenimiento, las estupendas reformas de las que presumen en los últimos años no son tantas ni tan exitosas.”

Por ejemplo, señala: “La celebrada ley contra la violencia no demuestra en su recorrido la eficacia que le atribuyen, y no solo, aunque no menos, por el espantoso número de mujeres asesinadas por hombres -muchos de los cuales debían cumplir una orden de alejamiento-, sino también por no exigir responsabilidades a los jueces, fiscales, forenses, médicos, psicólogos, asistentes sociales, por el abandono de su deber de proteger a las víctimas”.

“Que se minimice la masacre que están sufriendo las mujeres demuestra que el llamado feminismo institucional a quien únicamente sacrifica es a las víctimas”, enfatiza.

Le toca ahora su turno ahora a la ley de la igualdad, de la que dice lo siguiente: “Si hablamos de la ley de igualdad, el resultado es aún más ridículo. Tras la implantación de esa norma, en el Parlamento hay dos mujeres menos que en la legislatura anterior y no ha crecido un ápice el número de las que han accedido a cargos de responsabilidad. Y para colmo, fue eliminado el Ministerio de Igualdad”.

Falcón asume ahora una de sus posturas más críticas: “Quienes han denunciado el abandono de las obligaciones del Estado en la protección de sus ciudadanas han sido los partidos feministas que han ejercido de oposición, imprescindible en todo Estado democrático. Defender que solo exista el feminismo institucional sería como convertir a los sindicatos en departamentos del Ministerio de Trabajo, lo que en infaustos años ya conocimos gracias al sindicato vertical”.

Y continúa en la misma línea de crítica discrepante: “Manteniendo eternamente unas asociaciones de mujeres que se limitan a reclamar mortecinamente cambios legislativos sin enfrentarse nunca a los que detentan el poder -no se vayan a enfadar- no adelantaremos nada en todo el siglo. Y eso siendo optimistas, si tenemos en cuenta la predicción con que nos obsequió la OIT en la Conferencia de la Mujer de Pekín, según la cual para alcanzar la igualdad entre el hombre y la mujer, a tenor de lo avanzado en los últimos siglos, harían falta 475 años”.

Por último, Falcón aplaude a las mujeres suecas: “Como ejemplo contrario a la conducta de las socialistas españolas tenemos a las suecas, que se han constituido en Partido Feminista denunciando sinceramente la falta de avances en la igualdad de las mujeres que está padeciendo su país. Pero parece que para ser tan sinceras hace falta ser suecas”.

FUENTE: El Periódico, Público, Periodismo Humano (España)

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