AmecoPress.- Las llamadas políticas de ajuste, que en realidad son el desmantelamiento del estado del bienestar, tienen más y peores consecuencias para las mujeres; en eso pensaba yo tomando mi primer café este uno de Mayo mientras en la radio escuchaba el anuncio del mitin de Marine Le Pen en la Plaza de la Opera de París. Al volver a casa después de la manifestación, resuena su discurso xenófobo y populista en las noticias del mediodía. Cuanto más aprieten "los remedios "de Merkel y Sarkozy, más amparo encuentra el populismo en la desesperación de quien sabe no tener futuro, en todos los países de Europa corremos el mismo riesgo.
La participación económica de las mujeres tiene una relación directa con la construcción del estado del bienestar, tanto como con la incorporación de los valores feministas al acervo moral de las sociedades avanzadas.
Los tres sistemas públicos que están demoliendo, la educación, la sanidad y los servicios sociales, son sectores feminizados que de siempre han empleado a mujeres y, a la vez, su existencia como servicios públicos ha desplazado las tareas de cuidado, responsabilidad casi exclusivamente atribuida a las mujeres históricamente, al conjunto de la sociedad permitiendo cambios sociales necesarios tanto desde el punto de vista de la justicia social como de la eficiencia económica.
Si a eso añadimos la manera particularmente perversa de cómo afecta "la reforma laboral" a las mujeres, tenemos un nuevo y peligroso paso atrás que no sólo precariza el empleo femenino sino que además supone un grave retroceso en la corresponsabilidad y en la conciliación de la vida personal y laboral de las trabajadoras y trabajadores.
Aún hay más el gobierno del partido popular ha reducido de forma drástica los presupuestos previstos para las políticas de igualdad y además ha debilitado de forma extrema el soporte institucional de las mismas. Reducir hasta un setenta por ciento en algunos casos las partidas destinadas a combatir la violencia de género ha llevado a la desaparición de casas de acogida o campañas de prevención, con consecuencias imprevisibles. Ya hoy por si no fuera suficiente hemos conocido que en Aragón las clínicas concertadas para practicar abortos dejarán de hacerlo gratis, supongo que Gallardón estará satisfecho.
Ahora no sólo tenemos más mujeres paradas sino que además estamos retrocediendo en los avances alcanzados en igualdad.
Comparto la idea de que son razones ideológicas las que están detrás de todas estas contrarreformas, las consecuencias que para las mujeres están teniendo las políticas de derechas dan viva muestra de ello. Las ideologías conservadoras asignan a la identidad de las mujeres la maternidad y las tareas de cuidado, a la vez que defienden el control ajeno de la sexualidad femenina.
Hoy día del trabajo hemos salido a exigir que no haya retrocesos en derechos laborales adquiridos hace treinta años como decía Manuela Martínez, la secretaria provincial de la UGT, pero a la vez tenemos que reclamar los derechos de ciudadanía de las mujeres, porque como los dejemos nos vuelven a meter en casa.
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