Un año más conmemoramos el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras, tanto de aquellas que cobran un salario como de aquellas otras que trabajan desde la invisibilidad.
Celebramos y recordamos hoy también la gran labor de todas aquellas mujeres que lucharon por nuestros derechos y la de aquellas que siguen luchando cada día a nuestro lado por nuestra igualdad y libertad. Los responsables de esta crisis pretenden que recojamos los platos rotos, y desde el feminismo anticapitalista decimos ¡NO! ¡NOSOTRAS NO PAGAREMOS VUESTROS PLATOS ROTOS!
A lo largo de nuestra historia, las mujeres hemos estado sujetas a la división sexual del trabajo, siéndonos relegadas las tareas del ámbito reproductivo y no remunerado. Esto ha hecho que nuestra situación laboral siempre haya sido desigual respecto a los hombres, así como nuestra labor política y, por consiguiente, nuestra autonomía. Desde la llegada de la actual crisis económica, hemos visto cómo se han ido perdiendo varios avances en materia de igualdad, a la vez que los recortes en gasto público social están afectando especialmente sobre nosotras. Durante el último año, con el ascenso del PP al gobierno, nuestros derechos y libertades no han hecho más que disminuir, es por esto que la lucha de las mujeres feministas sigue siendo y será imprescindible.
La Reforma Laboral y la Reforma de las Pensiones están afectando a toda la clase trabajadora, pero somos las mujeres las que acumulamos más contratos a tiempo parcial, salarios más bajos y las que acabamos interrumpiendo nuestra vida laboral para cuidar de los hijos u otros familiares. Los gobiernos, con la implantación de las políticas de austeridad bajo el argumento de tener que pagar altos niveles de endeudamiento público, dirigidas especialmente hacia los recortes en servicios públicos, están transfiriendo sus obligaciones de protección social a las familias, y en la mayoría de los casos, a las mujeres.
Por otra parte, con la llegada de la derecha al poder, no sólo hemos visto una disminución de las políticas de género, sino también toda una serie de políticas y discursos en contra de nuestras libertades sexuales y reproductivas. De la mano de estos discursos han ido la pretendida reforma de la ley del aborto y el constante ensalzamiento de la familia tradicional, es decir, de la familia heterosexual reproductora de la división sexual del trabajo.
Las mujeres feministas exigimos una mejora en nuestras condiciones de trabajo y de vida y que capitalismo patriarcal deje de ser la única alternativa. Y eso sólo podremos conseguirlo si somos capaces de luchar todas juntas y ser nosotras mismas las que decidamos sobre nuestro futuro.
Por esto todas nosotras, las mujeres anticapitalistas, lesbianas, ancianas, de origen inmigrante, trans, jóvenes, bisexuales, trabajadoras domésticas... todas nosotras os decimos que no, que ¡NOSOTRAS NO PAGAREMOS VUESTROS PLATOS ROTOS!
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