Leyla Khaled nació 9 de abril de 1944, y pertenece al Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), además de formar parte del Consejo Nacional Palestino. Khaled llegó al conocimiento del público internacional por su papel en el secuestro de un avión en 1969, siendo la primera guerrillera palestina que formaba parte de una operación de esta envergadura, y también de uno de los cuatro secuestros simultáneos el año siguiente, como parte de otra operación del grupo Septiembre Negro.
En cierto modo, la sortija encierra toda su historia. Esta fotografía de Leila Khaled, que la convirtió en símbolo de la resistencia palestina y del poder de las mujeres, resulta extraordinaria por muchos motivos más aun si éstos son revolucionarios: el arma entre sus manos, su cabello envuelto en una kefia, el delicado rostro que esquiva la mirada. Pero ahí está la sortija. La combinación de un adorno con una bala resume la historia de Khaled. La belleza mezclada con la violencia por la dignidad. Dice Leila sobre la sortija, «La hice con la anilla de una granada, la primera que lancé en mi instrucción militar». «Simplemente la enrollé en una bala».
«El cirujano efectuó ligeras modificaciones en la nariz y en la barbilla», dice. «Pero fue suficiente. Nadie me reconocía». Khaled se sometió a la operación sin anestesia general pues, tal como dice en su autobiografía: «Tengo una causa más importante y noble que mi persona, es una causa a la que deben subordinarse todos los intereses y asuntos privados».
El rostro de Leila formará parte, para siempre, de la memoria gráfica de los años 70. Con apenas 24 años, puso cara a la causa palestina de la forma más dramática y espectacular posible.
PRIMERAS ETÁPAS DE LA VIDA
Khaled nació en 1944 en Haifa, entonces parte del Mandato Británico de Palestina. Cuando los árabes rechazaron en 1947, el plan de partición de Palestina de Naciones Unidas, la lucha entre los árabes y los judíos sionistas se desató. La familia Khaled huyó a Líbano en 1948, dejando atrás a su padre, una de las primeras víctimas de la ocupación israelí. A la edad de 15 años, Khaled se convirtió en una de las primeras en sumarse al Movimiento Nacionalista Árabe, de características panarabistas, que originalmente comenzaron a fines del decenio de 1940 por George Habash, entonces un estudiante de medicina en la Universidad Americana de Beirut. La rama palestina de este movimiento se convirtió en el Frente Popular para la Liberación de Palestina después de Guerra de los Seis Días, en 1967. Khaled también ejerció durante años como profesora en Kuwait.
LOS SECUESTROS
El 29 de agosto de 1969 Khaled fue parte de un equipo que secuestro el vuelo TWA Flight 840 en camino de Roma a Atenas, desviando el Boeing 707 a Damasco. Afirma que le ordenó al piloto a volar cerca de Haifa, de modo que pudo ver su lugar de nacimiento, que ella no podía visitar tras la ocupación israelí. No hubo heridos, aunque el avión fue volado. Según algunos medios de comunicación, la dirección del FPLP piensa que Yitzhak Rabin, el embajador israelí en los Estados Unidos estaba a bordo. Sin embargo, este rumor se negó por Leyla Khaled y otros miembros del comando. Después de este secuestro, Khaled se sometió a la primera de varias operaciones de cirugía plástica destinada a ocultar su identidad.
El 6 de septiembre de 1970, Khaled y Patrick Arguello, un miembro de la resistencia palestina de origen nicaragüense, intentaron el secuestro del vuelo Al Flight 219 de Amsterdam a Nueva York, como parte de los secuestros de Dawson's Field, una serie casi simultánea de secuestros llevados a cabo por el FPLP. El secuestro fue frustrado por la seguridad israelí. Arguello murió tiroteado en la operación y Layla fue detenida. Aunque llevaba dos granadas de mano en el momento, Khaled declaró que había recibido instrucciones muy estrictas de no poner en peligro los pasajeros de los vuelos civiles.
El piloto del avión desvió el vuelo al aeropuerto de Heathrow, en Londres, donde se entregó a Khaled a la policía británica. El 1 de octubre, el Gobierno británico la utilizó parte de un intercambio de prisioneros. Al año siguiente, el FPLP abandonado la táctica de secuestro, aunque algunos movimientos escindidos del FPLP siguieron utilizando el secuestro de aviones como una plataforma para dar a conocer al mundo la situación de la Palestina ocupada.
Khaled volvería años después a Gran Bretaña para hablar impartir conferencias en varias ciudades británicas, hasta el 2002, año en que se le negó el visado por parte de la embajada británica, para impedir su participación en un evento organizado por simpatizantes de la causa palestina.
Khaled ha dicho que ella ya no cree en el secuestro como una forma legítima de protesta, aunque desconfía del proceso de paz árabe-israelí. Según Khaled: "No es un proceso de paz. Se trata de un proceso político donde el equilibrio de fuerzas es para los israelíes y no para nosotros. Ellos tienen todas las cartas para jugar con los palestinos y no tienen nada que perder, sobre todo cuando la OLP no está unida".
Layla Khaled es miembro del Consejo Nacional Palestino y aparece regularmente en el Foro Social Mundial. Está casada con el médico Fayez Rashid Hilal, y hoy vive con sus dos hijos en Amman, Jordania. Recientemente su vida fue objeto de una película titulada “Leila Khaled, Hijacker”.
En esta entrevista con elmundo.es, Leila repasa su vida de militante por la causa palestina.
Pregunta.- ¿Cómo comenzó su militancia en el FPLP?
Respuesta.- “Antes de 1967 ya militaba en el Movimiento Nacional Arabe, cuyo objetivo era la liberación de Palestina y la unidad árabe. Durante la Guerra de los Seis Días, con la que Israel conquistó toda Palestina y parte de los países vecinos, daba clases en Kuwait. La guerra motivó que varios líderes del MNA fundaran el FPLP, enfocado en la liberación de Palestina. Y me integré inmediatamente. Por dos años me dediqué a reclutar simpatizantes en Kuwait y en 1969 vine a Jordania para entrenarme en un campo”.
Era el principio de su vida como militante armada, que no abandonaría hasta 1982 para convertirse en líder política. Pasó tres meses en Amán aprendiendo a usar armas antes de ser “asignada a mi primera misión de secuestro”.
P.- ¿Era la única mujer del campo?
R.-"En absoluto, había muchas mujeres porque en aquel entonces todos lo considerábamos nuestra obligación y nadie podía impedir que sus hijas, al menos, se entrenasen, aunque luego regresaran a sus trabajos. Pero muchas rechazábamos volver antes de completar alguna misión”.
Ella fue una de las que más activamente se opuso a jugar un papel secundario, algo que nadie le pidió. “En las reglas internas del FPLP, hombres y mujeres somos completamente iguales, y eso se traducía en las acciones. Antes de mí, otra mujer había participado en un ataque terrestre en Zurich y otras lo habían hecho en los territorios ocupados. Eso era algo que apenas se sabía”, de ahí que Leila fuera conocida como la primera guerrillera palestina.
“Fui asignada a la primera misión y, al cumplirla con éxito, un año después volvieron a encargarme otra: el secuestro de un avión de El Al (compañía israelí), uno de los tres secuestros simultáneos de 1969″.
P.- ¿Cómo se llega a la decisión de adoptar el secuestro como táctica?
R.- “Queríamos tocar una campana que llevara al mundo a escucharnos. La comunidad internacional nos ayudaba como refugiados, necesitados de ayuda humanitaria, de comida, de alimentos. Nadie nos veía como un pueblo con una causa. Teníamos que hacer algo que llevase al mundo a preguntarse quiénes somos los palestinos, y también queríamos liberar a nuestros presos en manos de los israelíes. Esos fueron los objetivos a lograr”.
Avión detonado
El primero de los secuestros tuvo, en agosto de 1969, como objetivo un avión de la TWA que cubría la ruta Roma-Atenas. Fue desviado a Damasco no sin antes sobrevolar Haifa, por deseo de Leila, que deseaba ver, aunque fuese a miles de pies de distancia, su ciudad.
Una vez en territorio sirio, la tripulación y el pasaje fueron evacuados antes de hacer explotar el avión. Nadie resultó herido, aunque parezca milagroso. Tras someterse a cirugía estética, un año después participó en su segundo secuestro, una acción simultánea en la que fueron capturados tres aviones, el 6 de septiembre de 1970.
Leila participó en la toma del vuelo de El Al procedente de Amsterdam. El otro secuestrador se enzarzó en un tiroteo con los agentes israelíes en el que ambos murieron. Leila no se atrevió a usar las dos granadas de mano que llevaba y fue detenida cuando tomaron tierra en Londres. Tras pasar menos de un mes en prisión, fue liberada como parte de un intercambio de prisioneros forzado por otro secuestro del FPLP.
P.- ¿Nunca le atormentó la idea de poner en peligro vidas de personas que nada tenían que ver con el conflicto palestino?
R.- “No, porque tenía respuestas a todos esos dilemas. Israel también usaba aviones civiles para transportar armas, y nuestro objetivo eran aviones norteamericanos, cuyo país apoya a Israel. En el vuelo (de la TWA) se suponía que viajaba Isaac Rabin, entonces embajador israelí en Estados Unidos, lo que lo convertía en un objetivo para nosotros. Sabíamos que la gente no estaba implicada, pero teníamos instrucciones estrictas de no herir a nadie, ni a los pasajeros, con quienes no tratábamos, ni con la tripulación. Y conseguimos este objetivo: en todos nuestros secuestros, que se produjeron entre 1968 y 1970, nadie salió herido. Por supuesto, y lo sé, la gente se aterrorizaba, pero no lo hacíamos porque nos gustase, sino porque nos sentíamos obligados a ello. Cuando conseguimos nuestros objetivos, en 1970, cesamos los secuestros. Era una táctica, no una estrategia a seguir. No pretendíamos obtener una respuesta de los secuestros, sino de la revolución que siguió a ellos”.
GUERRA CIVIL LIBANESA
Para entonces, Leila Khaled ya formaba parte del Comité Central del FPLP, encargado de definir las tácticas y los objetivos del partido; ya nunca abandonaría su posición. “En 1976 decidimos parar todas las operaciones fuera de territorio palestino porque estábamos siendo atacados en el Líbano y no queríamos atraer la atención de la comunidad internacional fuera de Palestina”.
Regresó al Líbano tras su liberación, ya que el monarca hachemí había expulsado a los militantes palestinos de Jordania durante el ‘Septiembre Negro’. Años después, en 1973, se enfrascó en otra lucha, esta vez contra el Ejército libanés que intervenía en los campos palestinos para abortar cualquier intento de rebelión. En 1974 fue nombrada miembro del Comité Ejecutivo de la Unión de Mujeres Palestinas, lo que duplicó su trabajo en los campos de refugiados.
Faltaba un año para que estallase la Guerra Civil libanesa, precisamente con un ataque contra un autobús palestino en Beirut.
“Me ví obligada a tomar de nuevo las armas y, con más razón, lo haría en 1982 cuando los israelíes invadieron el Líbano y me desplacé al sur para combatir contra ellos. Sólo lo dejé aquel año al quedar embarazada”.
Encinta de su primer hijo, Bader, Leila abandonó el país de los cedros junto con el resto de militantes de la Organización para la Liberación de Palestina, que englobaba a todos los grupos y era liderada por Yasir Arafat. Con ello, se cumplía el acuerdo de cese al fuego de la ONU, que implicaba también la retirada israelí, algo que no hicieron.
Su destino sería, esta vez, Siria, donde se ocuparía de la responsabilidad política de educar a sus hijos hasta 1992, cuando regresó a Amán, desde donde hoy, observa, con pesar, cómo el conflicto israelopalestino ha derivado en una lucha fraticida.
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