Entrevista a Gertrudis Beltrán Babastro, presidenta de la Cátedra de la Mujer y la Familia en Guantánamo, radicada en la Universidad Pedagógica Raúl Gómez García
Por Lilibeth Alfonso Martínez / Venceremos- La mujer nace con el distintivo biológico, pero con los roles que entendemos dispuestos para ella, con su lugar en la sociedad, su conducta…, se hace a base de costumbres, de tradiciones arraigadas por siglos.
“Por eso hay que darse tiempo para ser mujer, para dedicarnos a nosotras mismas, ya que pasamos gran parte de la vida siendo para otros, madres, hermanas, hijas”, dice la psicóloga Gertrudis Beltrán Babastro, presidenta de la Cátedra de la Mujer y la Familia que, por más de 11 años, trabaja para lograr la equidad entre los géneros.
A unos días del aniversario 50 de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), comparte su visión con Venceremos.
¿Qué es el enfoque de género?
Primero hay que entender el género como una construcción social, que se sustenta en el sexo biológico –se nace con atributos masculinos o femeninos-, pero que no está determinado por éste.
El enfoque es otra mirada a las relaciones entre el hombre y la mujer en todos los ámbitos, desde la psicología, la política, la economía…, para establecer la equidad entre ambos. Usarlo, hacerlo sentir humaniza el proceso de desarrollo social porque elimina la discriminación. Sigue siendo un parto muy doloroso, porque implica cambiar la psiquis, la subjetividad.
Claro, va más allá de la cuestión gramatical, de usar el ‘niños y niñas’, en vez del género masculino para englobar la totalidad. El asunto es sentirlo. En La Edad de Oro hay enfoque de género, cuando Martí le dice a la niña que tiene que ser virtuosa, ganar conocimiento.
Dice equidad y no igualdad…
La igualdad entre personas, incluso del mismo género, no existe. Por eso siempre hay que ponerle el apellido ‘de derechos y oportunidades’ entre hombres y mujeres aun cuando son diferentes psicológicamente, biológicamente. Prefiero equidad, es un concepto más amplio.
No pensamos que las mujeres son mejores que los hombres, como algunos movimientos feministas que a ultranza las defienden mientras los vapulean, sino que tienen las mismas posibilidades.
Y ese es el trabajo de la Cátedra…
Somos una veintena de profesionales, la mayoría profesores universitarios, dedicados a la investigación sobre los problemas de la mujer y la familia, la sexualidad, la violencia…
Nos involucramos en la docencia, la extensión comunitaria, la colaboración y asesoría. Estamos contra todas las formas de discriminación por género, preferencia sexual…, y a favor de la incorporación plena de la mujer a la sociedad.
¿Cuánto ayuda la voluntad política expresa desde 1959 a favor de nosotras?
El nacimiento de la FMC habla de la voluntad de incorporar a la mujer a la Revolución. Viene de mucho antes, cuando Fidel en plena Sierra Maestra entrega fusiles a las mujeres.
La igualdad de derechos y oportunidades está en la Constitución y hay políticas para que su esfuerzo y su aporte se valoren con justeza.
Tenemos proyectos de colaboración, y Cuba sistematiza las acciones dispuestas en la Conferencia de Beijing para el adelanto de la mujer.
Claro, una cosa es lo dispuesto legalmente y otra las personas que lo aplican.
¿Cómo se expresa esa inequidad?
Cuando una mujer aspira a un puesto de trabajo, enseguida le preguntan si tiene hijos pequeños, algo que no preguntarían a un hombre.
El resultado es que aún quedan algunos que, con todo y el conocimiento, prefieren emplear a un hombre.
Por derecho, una mujer gana lo mismo que un trabajador en el mismo puesto, pero en nómina cobra mucho menos porque los problemas de los hijos, de la familia…, siguen considerándose ‘suyos’. Son las madres quienes faltan al trabajo si se enferma el niño, las que casi siempre se acogen a la licencia de maternidad, aunque la ley también favorece al padre.
Si hay frenos, ¿Cuáles son?
El machismo es el primero de ellos, de hombres y de mujeres. Tampoco hay una cultura de género, falta conocimiento: muchas guantanameras todavía creen que ‘son de su casa’.
Algunas veces, en talleres las federadas reconocen como sus roles el de madre, esposa, y consideran que no pierden nada cumpliendo con estos. Al final, se dan cuenta de que no han tenido tiempo de ser mujeres, un rol echado a un lado para ser de los demás.
Y no tiene nada que ver con el nivel educacional. Conozco profesionales y personas que saben sobre el enfoque de género y no tienen una conducta congruente.
Otra traba es lo que llaman la ‘crisis paradigmática’, la idea de que las cosas siempre han sido así y de esa forma deberían seguir, la resistencia al cambio.
La FMC tiene un trabajo estructurado y continuado en la incorporación de la mujer a la vida social, ¿pero se entiende y se extiende suficientemente en la base el enfoque de género?
Se ha hecho y logrado mucho, pero ciertamente falta trabajo en la base. La política existe y las orientaciones, pero no siempre se multiplican en los bloques, en parte por la falta de conocimiento consciente de algunas de nuestras dirigentes.
No puede olvidarse que la discriminación hacia la mujer está arraigada en la sociedad, en muchas familias en las que esos pensamientos se reproducen por generaciones enteras y eso no excluye a las federadas. Aunque es indudable el esfuerzo de la organización para incorporar a las mujeres. Hoy, por ejemplo, se trabaja con énfasis en las amas de casa, para que se inserten al trabajo estatal o al estudio, se superen…
¿El sistema educacional trabaja por reproducir, como espacio socializador que es, la equidad entre los géneros?
De todos los niveles, donde mejor funciona es en el preescolar y las vías no formales. Allí, los juegos de roles trabajan desde la perspectiva de género y en la formación de la sexualidad.
En otros, sin embargo, esa perspectiva se circunscribe a temas, asignaturas, incluso en la Universidad: Todavía no hay una directiva del Ministerio de Educación que exija y evalúe la puesta en práctica del enfoque de género en los planes de estudio, ni ningún modelo pedagógico con éste.
Si la escuela no reproduce la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres de forma sistemática, y el resto de los espacios socializadores, la sociedad y la familia, tampoco; seguirán los viejos prejuicios y los estereotipos discriminatorios contra ellas y ellos.
Es interesante que mencione la discriminación del hombre. Y existe. Así como las mujeres tenemos nuestros roles históricos, ellos también. Los dos ejemplos más claros son el ‘los hombres no lloran’, con el que obligan a los varones a ocultar y reprimir sus sentimientos, y el ‘papel de hombre’ que los insta, so pena de quedar mal ante la sociedad, a corresponder a las insinuaciones de cualquier mujer.
Trabajan también contra la discriminación por las preferencias sexuales. ¿Qué opina de la aparición frecuente del tema en la televisión? ¿Le preocupa?
No me preocupa. Lo que está en las novelas actuales es lo que pasa en la calle, en conflictos y diversidad.
Hay gente preocupada, quizás porque piensan que un programa puede influir en la orientación sexual de sus hijos, algo que no comparto, aunque los mayores deciden si exponerlos a la programación para adultos, o no.
¿Cómo trabaja la FMC el asunto de la violencia?
Primero hay que aclarar que cuando se habla se violencia, no se circunscribe a las agresiones físicas. De hecho, se dice que la más frecuente es la psicológica, que incluso pasa inadvertida: el silencio, la incomunicación, la crítica constante, el menosprecio son algunas de sus formas.
Mientras, una investigación del médico forense Sandra Toirac, de la Cátedra, demostró que buena parte de las mujeres violentadas físicamente no lo denuncian por costumbre, desconocimiento, sentimiento de culpa, dependencia económica o emocional… En resumen, es muy difícil enfrentarla, con tanto silencio.
Contra esas manifestaciones, la FMC tiene un trabajo muy serio a partir, sobre todo, del asesoramiento en las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, y la propia Cátedra. Nuestra misión fundamental, creo, es hacerles ver que son capaces de enfrentar la violencia, que hay salidas legales, que pueden valerse por sí mismas.
¿Cuál es su valoración del aporte de la FMC a la mujer cubana?
Ha sido una guía que se involucra en todos los aspectos de la vida de las cubanas, se preocupa por los programas de empleo, capacitarlas, proveerlas de orientación ante cualquier eventualidad, sustentarlas. Y no sólo se habla de que la mujer se incorpore al trabajo, sino que sea dirigente, asuma cargos de importancia.
La FMC, en medio siglo, la mayor parte de ese tiempo con Vilma Espín Guillois, ejemplo entre ellas, a la cabeza, ha hecho mucho por llevar mejores formas de vida a la mujer y su familia. Ha permitido que muchas entiendan que ser feliz no es sólo un derecho, sino también un deber y una obligación contraída con el mundo. Aunque queda mucho por hacer, cada logro es un punto de partida.
¿Cuánto contribuye una mujer plena, feliz, a la Revolución?
Una mujer realizada aporta mucho al perfeccionamiento de la sociedad, hacia un mundo mejor donde no exista la discriminación, ni la exclusión.
Alguien dijo que el mundo tenía dos alas, el hombre y la mujer, y hasta que las dos no alcancen su pleno desarrollo la humanidad no podrá volar. Esperemos que no tarde en alzar el vuelo.
La mujer en Guantánamo
•Hoy, las mujeres representan un 40 por ciento (%) de los guantanameros empleados
•Sólo en el sector estatal civil representan un 48 %
•De los técnicos y profesionales más del 65 % son mujeres
•Crecen las dirigentes, hoy representan casi un 35 %
•Los sectores más empleadores de mujeres son los servicios, la salud pública y la educación
•De los trabajadores de la agricultura, el 18 por ciento son mujeres
•Suman 31 las delegadas a la Asamblea Provincial del Poder Popular
•De los 32 diputados al Parlamento, 10 son mujeres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario