El cómic combinado con Internet se convierte en el instrumento de varias iniciativas civiles para concienciar a la sociedad
El acoso sexual, muy común en la sociedad árabe, el esclavismo del servicio doméstico y el laicismo, entre sus objetivos
“Mi trabajo no tiene valor artístico, pero tiene el valor de la denuncia”, explica la diseñadora Maya Zankoul
“Mi trabajo no tiene valor artístico, pero tiene el valor de la denuncia”, explica la diseñadora Maya Zankoul
Beirut se está llenando de heroínas. Déjenme que les presente a Salwa, morena, menuda, ojos almendrados… Una mujer normal y corriente, como todas las libanesas harta del acoso sexual –a veces abierto y soez, a veces silencioso pero perceptible- inherente a la sociedad árabe. Pues bien, un día Salwa se cansó del hostigamiento de los hombres y puso sus superpoderes, residentes en su bolso de mano, a trabajar.
Desde entonces y a fuerza de bolsazos no hay acosador que se le resista, ya sea en la calle, en el trabajo, en la escuela o en el transporte público. Gracias a ella, muchas libanesas están aprendiendo a reaccionar ante el acoso de los hombres y también a armarse de valor para denunciar –palabra tabú cuando se refiere a agresiones sexuales, verbales o físicas, en todo Oriente Próximo- y cambiar así uno de los puntos más oscuros de su sociedad.
Salwa es la imagen de la primera campaña anti acoso sexual del Líbano, lanzada por un grupo de jóvenes mujeres y amparada por IndyACT seguramente la agrupación civil más heterodoxa y activa del país del Cedro. Por el momento es un cómic lanzado mediante las redes sociales (3.500 miembros siguen las andanzas de la beirut) pero tiene vocación de serie animada para televisión, con algunos capítulos ya elaborados que por ahora se pueden ver en You Tube. “Será más fácil llegar a toda la sociedad mediante las pantallas”, reflexiona Farah Salka, una de las promotoras de la idea. “Por eso vamos a intentar que se emita en los cines, antes de las películas, y en televisión, además de proyectarlo en escuelas y universidades”.
A juicio de Farah, una vasta campaña a nivel nacional es la única forma de parar un cáncer que carcome al sector femenino sin que nadie se atreva a denunciar ni a reaccionar. “Los hombres siguen viendo a las mujeres como propiedad privada. En el trabajo, en el taxi, en casa, en la universidad, en el cine… incluso en situaciones que parecen imposibles te pueden acosar”, explica Amanda abu Abdallah, creadora del grupo Facebook y una de las responsables de la campaña. Como Amanda, sus compañeras Farah y Hilba Rajha son veinteañeras, universitarias y blanco perfecto para el acosador medio. “Hasta en las mejores universidades existe acoso por parte de algunos de los profesores. Y lo peor es que el ambiente general te empuja a no denunciar, a callar”.
La situación legal es infame: “Se pueden denunciar molestias sexuales pero para eso necesitas testigos, como ocurre con la violación o el intento de violación, pero no se puede denunciar acoso”, incide Amanda. “Pero aunque se denuncie la Policía no suele hacer caso”, interviene Hilba. “Aquí vivimos en un estado permanente de negación. Algunos niegan que eso ocurra en el Líbano, otros le echan la culpa a las otras comunidades religiosas… No resulta fácil enfrentarse a eso. Y al fin y al cabo nosotras somos capaces de responder convenientemente a un intento de acoso, pero muchas mujeres no saben o están demasiado asustadas para hacerlo”.
Las Aventuras de Salwa es la primera campaña nacional pero no la primera iniciativa destinada a denunciar este mal social. Stop Street Harassment es un blog dedicado exclusivamente a combatir el problema, mientras que Sheel Edak (Quita tu mano) lo hace a nivel más regional, dado que actúa en Líbano, Jordania y Egipto, un país donde el 84% de sus féminas denuncian hostigamiento machista.
En semejante contexto, no es de extrañar que el ejemplo que promulga Las Aventuras de Salwa sea responder a bolsazos, físicos o verbales. “No defendemos la violencia. Nuestro mensaje es animar a las mujeres a defenderse sin miedo al estigma social”, incide Leem Hashem, de IndyAct. Y de paso, y a largo plazo, cambiar la desigualdad de género que, incluso a nivel legal, castiga a las libanesas. “La reputación del Líbano es falsa. Las mujeres podemos ir a discotecas, acudir a bares, estudiar en la universidad pero luego nuestras leyes no nos permiten dejar en herencia nuestra nacionalidad a nuestros hijos, protegen los crímenes de honor y prohíbe hasta los biquinis, aunque ésta última no se aplica. Si un violador se casa con su víctima, no va a prisión. No es lógico tener poder económico si carecemos de derechos. Queremos promover una conciencia social que evite estas cosas”, denuncia Farah, miembro del colectivo feminista Nasawiya.
Salwa se ha sumado a una tendencia en boga en la capital libanesa: personajes de cómic femeninos que denuncian injusticias sociales e instan a un cambio, creados y diseñados por mujeres. El precedente fue Maalak (ángel), un cómic de Jumana Medlej en el que una joven libanesa ponía firmes a los milicianos que pretendían devolver su país a la guerra civil (y de hecho, lo estaban consiguiendo). Ocurrió en 2007, y fue todo un éxito.
Maalak tenía mucho de denuncia, pero no llegaba al nivel actual. El cómic se está convirtiendo en una forma de activismo social y las féminas encuentran en el mismo una herramienta de expresión poderosa, como demuestra otra de nuestras heroínas, Maya, el vivo retrato de su creadora, Maya Zankoul y tan sorprendida como ésta por la realidad libanesa.
Como en el caso de Salwa, la plataforma elegida por Maya es la red de redes, y su temática es exclusivamente social. “Las mujeres en esta sociedad, el comportamiento de los libaneses al volante, los problemas con la electricidad o Internet, la realidad de las trabajadoras domésticas”… enumera la joven diseñadora gráfica de 23 años, nacida y criada en una burbuja occidental de Arabia Saudí y aterrizada en su país de origen hace cinco años. “Vivir en otro país me permitió ver las cosas con distancia. Como suele decirse que en Arabia Saudí no hay libertad, al llegar esperaba una explosión de libertad. Y no es así, la gente es víctima de la tradición, de la herencia de la guerra, de la presión social”.
Niños en el parque libanés, según Maya.Maya también comenzó a desahogarse en Facebook, pero el alto número de visitas llevó a plasmar su afición, el dibujo, en una página web propia. El éxito fue tal que le llevo a editar un libro, La Amalgama de Maya Zankoul (lo hizo ella misma, ante la reticencia de las editoriales) que se colocó entre los cinco más vendidos del país en sólo un mes. El segundo ya está en preparación.
Su temática es variada, pero las injusticias son su fuerte. Ella fue la autora de la viñeta animada que sirvió para difundir la campaña 24/7, que exigía derechos para las trabajadoras domésticas víctimas de una suerte de moderna esclavitud, y también ha trabajado con campañas como la del orgullo laico y en defensa del matrimonio civil –inexistente en el Líbano- o por la limpieza de la campaña electoral.
“Mi trabajo no tiene valor artístico, pero tiene el valor de la denuncia”, puntualiza Maya Zankoul en un excelente español aprendido en el Liceo Francés saudí. Y está demostrado que sus denuncias funcionan, como cuando criticó una campaña publicitaria que tachaba de negativas las peculiaridades físicas individuales –muy propio en un país donde la cirugía estética está unificando los rasgos de la mujer, y no precisamente para bien- y su blog logró que la publicidad fuera retirada. Aquella pequeña victoria le animó a continuar. “Creo que he encontrado lo que quiero hacer”, confiesa.
Link para leer el artículo completo y ver las animaciones:
http://periodismohumano.com/culturas/activismo-feminista-a-traves-del-comic.html
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