Radio Camoa.- El día mundial de la salud de las mujeres llega este 28 de mayo para mantener presente algo que no puede caer en el olvido.
La mujer cubana puede considerarse privilegiada en esta fecha gracias a que desde hace más de medio siglo conoció la dicha de una realidad diferente, donde la salud exhibe con orgullo las evidencias de una vida decorosa.
Ya queda lejos en el horizonte el triste pasado de la mujer cubana. Pocos recuerdan hoy los días difíciles en que unos harapos y una partera daban la bienvenida a los recién nacidos en muchísimas localidades de nuestra geografía. Paradójicamente en este país de población eminentemente campesina había un solo hospital rural con 10 camas y sin médicos.
Terribles enfermedades como la tuberculosis, hepatitis, parasitismo, poliomielitis y paludismo hacían estragos entre la población sin recursos antes de 1959.
Pero toda esa cruenta realidad cambió a partir de la creación del sistema nacional de salud y el servicio médico rural en 1960. La descentralización de la docencia, la creación de los policlínicos, el modelo de medicina familiar y la participación de la comunidad en la gestión y acciones de salud son parte de la base de ese programa.
¿Quién podía imaginar, en aquellos tiempos desafortunados, que un día las mujeres tendrían un programa de salud que velara por el desarrollo del embarazo desde las primeras semanas y le diera seguimiento durante todo el proceso?
Una mujer trabajadora cubana de hoy disfruta la licencia de maternidad desde semanas antes del parto y recibe el 60 por ciento de su salario. Después puede acogerse a la Prestación Social hasta que el niño cumpla un año. Los hombres tienen derecho a este tipo de licencia si la pareja considera conveniente que sea él quien cuide del recién nacido.
La salud de la mujer cubana hoy gana en calidad desde los propios programas de estudio que están a su alcance en cualquier localidad y que les permiten, además de su propia instrucción, obtener un trabajo de marcada importancia en el sector de la salud al ejercer cuantiosas labores en los centros diseminados por todo el territorio, hasta en los lugares más recónditos.
Además hay otros casos que evidencian la salud de las cubanas no solo como personal que se desempeña trabajando en esa esfera. Cuando una mujer es capaz de ofrecer voluntariamente su sangre para ser utilizada en beneficio de quien la necesite está dando una muestra de desarrollo como ser de altos valores humanos.
Aidé Córdova es una mujer trabajadora que se integró a un destacamento de donantes de plasma. Ella afirmó que se incorporó a este grupo voluntario porque está consciente de la importancia que tiene su colaboración y que ella se siente saludable.
Actitudes como la de esta trabajadora de la producción en la Empresa de Recuperación de Materias Primas en San José de las Lajas son comunes entre las cubanas educadas en el sentido de la cooperación desinteresada y del deber.
En otras latitudes este 28 de mayo puede encontrar realidades de distintos tonos, desde los más satisfactorios hasta los menos afortunados. Ese es el mundo que la humanidad ha podido sostener con las ambiciones de unos y el sometimiento de otros. En ese mundo, unos luchan por salvar el planeta que los indolentes destruyen.
En este mundo viven las mujeres que como la tierra, necesitan salud.
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