El pasado lunes, 8 de marzo, se cumplieron cien años de haberse instituido el Día Internacional de la Mujer: fuimos al Panteón Nacional a conmemorar este luminoso centenario, pleno de significación revolucionaria y socialista. En ese gran día quedó constituido el Frente de Mujeres Bicentenario 200, para profundizar el proceso de liberación de la mujer, de todas las mujeres, con el rumbo cierto que nos marca la vía venezolana hacia el socialismo.
Dice la intelectual venezolana Alba Carosio en su texto Los retos del socialismo feminista del siglo XX (2009): “El socialismo sólo puede afirmarse sobre nuevas relaciones sociales sin dominación, lo cual implica la revolución en lo inmediato, en la vida cotidiana, e incluye una nueva manera de ser mujer y hombre. La transformación socialista está entrelazada con la transformación de la institucionalidad que subordina a la mujer”.
Comparto plenamente la visión de Alba Carosio sobre la centralidad que tiene la vida cotidiana: allí es donde tiene que hacerse tangible el socialismo. Igualmente, la transformación de la institucionalidad es decisiva: el hecho de contar con mujeres en cargos públicos, de alcanzar determinado porcentaje, es importante pero no equivale automáticamente a que desaparezca la relación de subordinación y exclusión de la mujer.
No se puede construir el socialismo si los antivalores del machismo no son pulverizados por todas y todos. Sirvan unas palabras de Bolívar de julio de 1819 como inspiración y guía: “La mujer, la mujer… Nuestros antepasados la consideraban inferior al hombre, y nosotros la consideramos nuestra igual… Unos y otros estamos grandemente equivocados, porque la mujer nos es muy superior… Dios la ha dotado de gran perspicacia y sensibilidad, y ha puesto en su corazón fibras delicadísimas, cuerdas muy sensibles a todo lo noble y elevado”.
II
El martes 9 de marzo condecoramos con la Orden Francisco de Miranda, en su segunda clase, a las jóvenes heroínas de nuestra selección de fútbol femenino Sub-17 que obtuvieron una histórica clasificación a la Copa Mundial Femenina de la FIFA, Trinidad y Tobago 2010: fue una verdadera hazaña la que realizaron en el Suramericano de Sao Paulo, obteniendo un muy meritorio tercer lugar. Justo y merecido reconocimiento a nuestras muchachas: gracias a su brillante y corajudo desempeño, Venezuela volvió a hacer historia.
En el mismo acto abanderamos a la delegación nacional que va a participar en los IX Juegos Deportivos Suramericanos 2010. Necesario es recordar que en la anterior edición (Buenos Aires 2006) Venezuela conquistó un brillante tercer lugar: nuestra mejor actuación en estos juegos con la friolera de 98 medallas de oro. Vamos a Medellín a continuar haciendo historia: para la generación de oro nada es imposible y tengo la certeza de que volverán a darle gloria a nuestra Patria.
III
El miércoles 10 de marzo, natalicio de José María Vargas, celebramos el Día del Médico con un hermoso acto en el Teatro Municipal de Caracas. Un acto que fue elocuente demostración de un hecho puntual y concreto: son cada vez más las venezolanas y venezolanos que están ejerciendo un verdadero apostolado social de la salud. Anunciamos una buena nueva para todos los médicos y médicas que laboran en el sector público: a partir del 1° de mayo de este año se hará efectivo un aumento de sueldo del 40% para todas y todos. Se me impone un necesario ejercicio de memoria. Hay que mirar hacia el pasado para saber de dónde venimos en materia de salud y de ejercicio de la medicina.
Se dice, con absoluta certeza, que no hay nada más preciado que la salud, sin embargo los cuarenta años de democracia burguesa se encargaron de patear tal certeza. Vale la pena recordar que para el año 1999, el 80% de la población estaba excluida de la atención médica. Padecer de alguna enfermedad, alguna dolencia, era otra manera de confirmar la condición de pobreza asumida como parte de la naturaleza del sistema: a la inmensa mayoría no le quedaba otra cosa que la más cruel resignación.
El plan era claro: mercantilizar la salud para hacer inevitable su privatización. Esta concepción mercantil, a través de las clínicas privadas en asociación con las aseguradoras, desgraciadamente permeó a los profesionales de la medicina quienes, alejándose cada vez más del esencial sentido social de su ejercicio, fueron sustituyendo al paciente por el cliente.
No basta todo el esfuerzo que hemos hecho creando un sistema de salud de honda concepción popular: hay que transformar el espíritu de quienes llevan a sus espaldas la prestación de los servicios médicos en el país. Una transformación que está en marcha. Se ha ido forjando una nueva subjetividad en quienes son los responsables del arte de la salud. Es un humanismo radical que nadie mejor que ese Quijote de la medicina venezolana llamado Gilberto Rodríguez Ochoa definió como “el acto de amor que debe ser la curación”.
IV
El viernes 12 de marzo asistimos a la clausura de la reunión de seguimiento de la cooperación bilateral entre Bielorrusia y Venezuela: el balance es sumamente positivo para dos pueblos cada vez más unidos, a pesar de la distancia geográfica, y cada vez más identificados por estar en la vanguardia de la construcción de un mundo pluripolar. No podía haber mejor prolegómeno a la visita que el presidente Lukashenko nos dispensará el próximo lunes.
En el mismo acto fue tan emocionante como conmovedor entrar en contacto con la delegación venezolana presente en Haití, para conmemorar solidariamente una fecha de la mayor trascendencia histórica: a 204 años de que el Almirante y Generalísimo Francisco de Miranda izara, por primera vez, nuestra bandera en el mástil del Leander, en el puerto de Jacmel, Haití; Venezuela reafirmó su compromiso fraterno con el pueblo haitiano y su disposición para continuar maximizando la ayuda que le permita superar la tragedia causada por el terremoto del 12 de enero de 2010.
V
Voy a asistir a la sesión del Congreso Extraordinario del PSUV hoy sábado, cuando estoy terminando de redactar estas Líneas. Y por cierto, viajaré a Barquisimeto con motivo del acto de presentación de los aviones K8, de fabricación china, que hemos adquirido para seguir fortaleciendo nuestra capacidad defensiva, conjurando cualquier posible agresión contra nuestra Patria.
Quiero concluir con un conjunto de reflexiones sobre el PSUV, sobre su presente y su porvenir. El miércoles pasado, cumpliendo otra etapa del proceso de cara al 26 de septiembre, el PSUV recibió un total de 3 mil 952 precandidaturas como parte del proceso de postulaciones a los 110 cargos nominales. Esta gran participación da muestra del ánimo y del carácter verdaderamente democrático que alienta al partido.
Sabemos que en las próximas elecciones tenemos una meta clara: ganar abrumadoramente para que la Asamblea Nacional continúe siendo un espacio para afianzar y, más aún, profundizar la dinámica socialista. Aunque tal propósito se puede traducir en una determinada cantidad de parlamentarios, de lo que se trata es de un problema cualitativamente revolucionario.
Tenemos que acrecentarnos en conciencia revolucionaria y en ejercicio realmente socialista, si queremos que una institución como la Asamblea cumpla, a cabalidad, con el desmontaje del viejo Estado burgués y contribuya a abrirle las puertas al Estado socialista. Se trata de legislar respondiendo a la praxis socialista y obedeciendo al pueblo. Quien no lo entienda, debe elegir otro camino.
Necesario es ir más allá del parlamentarismo social de calle: llegó la hora del protagonismo de la calle parlamentaria, del pueblo legislador, como lo llamaba Robinson. Estamos obligados a ir hacia la viva fuente del poder obediencial: la que desborda toda forma de representatividad. A 200 años del inicio de la batalla por nuestra independencia definitiva, sólo si radicalizamos el proceso, acelerando la transición al socialismo, encarnará, en realidad y en verdad, la Patria libre, soberana e independiente de nuestros sueños y nuestra esperanza.
De allí mi llamado a proseguir la agenda eleccionaria con la misma alegría mostrada hasta ahora, pero teniendo en cuenta la suprema importancia que tienen las decisiones venideras. Basta asumirlas, ejerciendo plenamente la conciencia crítica y alimentando continuamente el fervor patrio. Tengo plena confianza en las bases del PSUV y estoy absolutamente resteado con ellas: sé que van a elegir a los mejores cuadros por su solidez ideológica, su madurez política y su compromiso con el pueblo.
No puedo olvidar la fecha de publicación de estas líneas: 14 de marzo. Se cumplen 127 años de la desaparición física en Londres de aquel gigante del pensamiento crítico y transformador que se llamó Carlos Marx. Hoy quiero reivindicar la viva memoria del gran profeta de la cuestión social y de la voz mayor de la tradición anticapitalista de los oprimidos: reivindicar su herencia antidogmática y antisectaria. Quiero parafrasear el final de un poema memorable que le dedicara a Marx el poeta peruano Antonio Cisneros: estamos en deuda contigo, viejo aguafiestas. Seguiremos permanentemente en deuda contigo.
Con Marx, con Cristo, con Bolívar, decimos:
¡Patria socialista o muerte!
¡Venceremos!
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