sábado, 26 de diciembre de 2009
Carmen Sarmiento no pierde nunca la sonrisa. Es una mujer segura de sí misma, orgullosa del trabajo que ha hecho durante estos años, periodístico la mayor parte y reciente ganadora del premio de periodismo ‘Carmen Goes’. Aunque no pudo venir a Melilla a recoger el premio, no dudó en venir, en lo que entendió como un compromiso. Le gusta la ciudad y no descarta volver, aunque su agenda es apretada. Imparte conferencias en muchas partes de España pero ha tenido deferencia de atender a El Faro, a una hora algo intempestiva.
Quedo con ella a medianoche, tras una cena. Pero eso no parece importarle mucho, pese al cansancio. Así comienza esta conversación, comentando algunos datos sobre el inicio de su carrera periodística, en Televisión Española, TVE. “Era 1968 y al principio hacía cosas muy sencillas; llegue hasta a hacer un programa de gimnasia” comenta entre risas aunque luego matiza y recuerda que muy pronto comenzó a hacer informativos. Fue entonces cuando propuso al director ser corresponsal de guerra. “Fue un reto pues yo quería estar en pié de igualdad con los varones pues sólo ellos hacían este trabajo”, reuerda.
En cualquier caso, el primer paso para llegar a ser corresponsal de guerra comenzó cuando la nombraron subdirectora del programa Informe Semanal. “Ha sido un programa mítico en TVE; todos los periodistas jóvenes luchamos ahí contra el lenguaje encorsetado que había en televisión”. Aunque al principio el director de informativos dudó en mandar a una mujer a una guerra, lo cierto es que finalmente Carmen se salió con la suya.”Había un cierto paternalismo”, señala, tras lo cual afirma que estuvo diez años como corresponsal de guerra, sin duda una etapa de su vida que acabó marcándola como persona y como periodista.
“Yo misma me retiré porque detesto las imágenes de cuerpos destrozados o las mujeres huyendo con sus hijos a los campos de refugiados”, recuerda y añade que la guerra, en su opinión, es algo “completamente inútil porque el sufrimiento destruye la vida de hombres y mujeres”.
Quedo con ella a medianoche, tras una cena. Pero eso no parece importarle mucho, pese al cansancio. Así comienza esta conversación, comentando algunos datos sobre el inicio de su carrera periodística, en Televisión Española, TVE. “Era 1968 y al principio hacía cosas muy sencillas; llegue hasta a hacer un programa de gimnasia” comenta entre risas aunque luego matiza y recuerda que muy pronto comenzó a hacer informativos. Fue entonces cuando propuso al director ser corresponsal de guerra. “Fue un reto pues yo quería estar en pié de igualdad con los varones pues sólo ellos hacían este trabajo”, reuerda.
En cualquier caso, el primer paso para llegar a ser corresponsal de guerra comenzó cuando la nombraron subdirectora del programa Informe Semanal. “Ha sido un programa mítico en TVE; todos los periodistas jóvenes luchamos ahí contra el lenguaje encorsetado que había en televisión”. Aunque al principio el director de informativos dudó en mandar a una mujer a una guerra, lo cierto es que finalmente Carmen se salió con la suya.”Había un cierto paternalismo”, señala, tras lo cual afirma que estuvo diez años como corresponsal de guerra, sin duda una etapa de su vida que acabó marcándola como persona y como periodista.
“Yo misma me retiré porque detesto las imágenes de cuerpos destrozados o las mujeres huyendo con sus hijos a los campos de refugiados”, recuerda y añade que la guerra, en su opinión, es algo “completamente inútil porque el sufrimiento destruye la vida de hombres y mujeres”.
“Descubrí el sufrimiento de los demás, la compasión en el sentido de acompañar a los demás en su dolor y eso me humanizó mucho”. Comenta que tras esos diez años de trabajo periodístico se dio cuenta de la cantidad de gente que había dejado en el camino. “Por eso cree el programa ‘Los marginados’, para dar voz a esas personas pues estaba cansada de los personajes políticos”. “Me parecen más importantes los discursos de la gente que los prefabricados de los políticos”, reconoce y afirma que entonces comenzó su trabajo periodístico en torno a las mujeres. Se abrió definitivamente una nueva etapa en su carrera.
La lucha por la mujer
Tras su etapa como corresponsal de guerra, Carmen comenzó la realización de sus programa ‘Los marginados’ que con el tiempo le llevaría a hacer la serie sobre las mujeres en América latina, en concreto en 1992.
“Contar la vida de un país a través de los hombres es muy fácil. Por eso entrevisté a mujeres que luego han sido grandes líderes; descubrí que las mujeres en América latina son la columna vertebral de la sociedad”, afirma tras lo cual comenta que la mujer posee un potencial casi revolucionario. En cualquier caso las cosas no fueron fáciles para Carmen pues su programa no fue aceptado desde un inicio.
“Creo que cuando lo aprobaron hubo un desprecio de sexo; no creyeron que pudiera tener ese contenido de denuncia y compromiso social. Quedaron impactados y no quisieron emitirlo”, comenta y añade que estuvo un año sin emitirse. Tras ello comenzó a hablar de este asunto en algunos medios de comunicación circunstancia que no le facilitó las cosas. “Por eso me dejaron en los pasillos, fue un castigo”, reconoce. “Afortunadamente la vida de las mujeres ha cambiado”, afirma y recuerda que tras ello decidió dedicar parte de su vida a la lucha por las mujeres.
Finalmente las cosas salieron razonablemente bien, a pesar de los problemas a los que tuvo que enfrentarse. Ello nos lleva a una última cuestión y es la forma de hacer periodismo.
“Yo he querido hacer un periodismo de compromiso” y recuerda que incluso llegó a llorar cuando le cortaron alguno de sus reportajes. “He vivido el periodismo con una pasión extraordinaria” y recuerda que tras salir de televisión ha habido un gran reconocimiento social a su labor. De hecho todavía la siguen premiando por su trabajo. “Cada día la vida me devuelve una gratificación extraordinaria: mi gran riqueza es que cada día que estoy en la calle me recuerdan el trabajo que hice”.
Parece claro que Carmen se siente orgullosa de todo lo que ha hecho. Vuelve a sonreir y miramos los dos el reloj. Es tarde y decidimos dejarlo aquí. Ya habrá más ocasiones para charlar de más cosas. Eso sí, antes de irse manda un mensaje a los nuevos periodistas. “Creo que deben luchar por no dejarse manipular; no se debe perder el valor de la denuncia y el compromiso”.
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