La huelga de hambre que sostiene en estos momentos Aminetu Haidar es una muestra de valentía, dignidad, y consecuencia con los principios que han formado a esta ejemplar activista, quien ha dedicado su vida a la causa de la autodeterminación del pueblo saharahui y la defensa de los derechos humanos en los territorios ocupados por la monarquía marroquí.
Quienes creemos en un mundo más justo, no podemos quedarnos de brazos cruzados viendo cómo la indolecia y la arbitrariedad de un gobierno corrupto, el de España, y otro fascista, el de Marruecos, la asesinan lentamente.
La expatriación de una persona en contra de su voluntad es un atentado directo contra los derechos humanos. En este caso se trata de una retaliación contra Haidar por sus convicciones políticas y las acciones que ha tomado movida por sus ideales. Y fundamentalmente el propósito de la expulsión ilegal de Haidar es silenciar la más potente voz que tienen los saharahuis en los territorios ocupados para denunciar las continuas violaciones a los derechos humanos a las que se ven sometidos por parte de la monarquía marroquí.
Los jóvenes y los integrantes el movimiento estudiantil a nivel mundial debemos alzar nuestra voz de repudio ante estas criminales acciones de los poderosos que una vez más utilizan todos su medios e influencias para hacer prevalecer su voluntad por encima de la justicia y de los derechos humanos.
El llamado es a los pueblos del mundo entero: recordemos que la opresión no tiene fronteras, pero la solidaridad tampoco. No pasemos por alto estas acciones criminales que acosan a un pueblo que lucha por su autodeterminación. Con nuestras expresiones de protesta podemos doblar el brazo de los gobiernos español y marroquí, antes de que sea tarde para Aminetu Haidar.
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