Los peruanos quieren más mujeres en la política y ellas representan ya 44 por ciento de la militancia en los partidos del país. Pero éstos y la falta de soporte económico frenan cuando no anulan la presencia femenina en los poderes públicos.
El Congreso unicameral de Perú tiene la tercera representación latinoamericana de mujeres, detrás de Argentina y Costa Rica, con 29,2 por ciento de los legisladores. Pero es una cifra engañosa por aislada.
En el poder regional hubo un revés total en las elecciones generales de 2006, cuando ninguna mujer quedó al frente de los gobiernos de los 24 departamentos mientras antes representaban 12 por ciento. En las alcaldías las mujeres también son excepción: 97,5 por ciento de los municipios tienen al frente a un varón.
“Los estudios de opinión muestran una tendencia favorable a la participación política de la mujer. Pero, las resistencias persisten en los partidos políticos, que finalmente definen quienes llegan a los cargos directivos”, explicó a IPS Mirtha Correa, directora ejecutiva de la no gubernamental Asociación de Comunicadores Calandria.
“El primer espacio de poder es al interior del partido político. Si éste no lo facilita, el camino será difícil. Además, el tema económico es fundamental, porque se sabe que quien pone más dinero en la campaña tiene asegurado los mejores puestos”.
Para revertir la escasa y nula presencia femenina en los poderes local y regional, en 2008 se formó la Red Nacional de Mujeres Autoridades (Renama), conformada por regidoras (concejalas), alcaldesas, consejeras y presidentas y vicepresidentas regionales, con una agenda común de género. Los consejos son una especie de legislativos y las presidencias se equiparan a las gobernaciones.
Renama integra las demandas de las mujeres y los problemas específicos que soportan como políticas, además de ser un espacio de conocimiento y acción conjunta.
“Es un espacio de acompañamiento a su carrera política y, por qué no, para promover candidaturas a los gobiernos regionales, un espacio de concertación. Aquí son fortalecidas en sus capacidades”, explicó la directiva de Calandria, promotora de la red.
“Hay que decirlo, las familias no las apoyan y se sienten solas”, reveló Correa, al mostrar una de las barreras con la que no se enfrentan los colegas varones.
“La expectativa respecto de la participación política de la mujer es grande, y el apoyo proviene tanto de hombres como de mujeres, porque su imagen está ligada a la ética, la transparencia y la honestidad. Es importante la presencia política femenina, porque nuestra sociedad tolera mucho la corrupción”, explicó.
“La opinión pública cree que la mujer está en mejores condiciones para promover una vida democrática, porque ha sido actor de cambio en los cargos que ha ejercido”, subrayó.
Otra razón del apoyo popular a la presencia femenina es la idea mayoritaria de que las mujeres impulsan las agendas sociales en la política, como la salud y la educación.
“Se busca que estos asuntos sean llevados a la agenda política por las mujeres, si bien algunos hombres también son sensibles a estas realidades, las mujeres lo son más”, subrayó Correa con base en su experiencia de capacitadora de mujeres como autoridades locales.
DOCE AÑOS DE LEY DE CUOTAS
La participación política es impulsada desde 1997 por la Ley de Cuotas Electorales por Género, que establece 30 por ciento de presencia de mujeres en las listas a cuerpos colegiados, complementada en 2007 por la Ley de Igualdad de Oportunidades.
Pero “falta la ley de alternancia para candidatos al parlamento, municipios y gobiernos regionales, que permitiría que las mujeres no sean rezagadas a los últimos puestos”, señaló a IPS Anel Townsend, ex ministra de la Mujer, la congresista más votada en 2001 e impulsora de variadas iniciativas legislativas con enfoque de género.
Las cúpulas partidistas se mantienen marcadamente masculinas en Perú y se resisten a perder espacio y poder, por lo que colocan a las mujeres en puestos inelegibles, acotó.
Para Townsend, la mayor participación femenina no garantiza una agenda de género pero sí es una muestra de democratización política y, además, las mujeres por su experiencia de vida son más sensibles a temas como la discriminación laboral en razón de la maternidad, o una diferencia salarial frente a un hombre con iguales títulos.
La activista consideró que otro elemento esencial para la participación política es la capacitación desde la militancia, y lo mismo se necesita en las organizaciones sociales, los sindicatos, las empresas y las ejecutivas.
En Perú, un país con 28,7 millones de habitantes, casi la mitad mujeres, Townsend consideró que “es cuestión de tiempo” que las mujeres ocupen cargos personales en la proporción que les corresponde, desde alcaldías a la Presidencia, donde consideró que la doble candidatura de Lourdes Flores “ya abrió un camino”, con sus errores y aciertos.
“Los partidos no ponen a mujeres como candidatas a alcaldesas, porque en ese caso no existen cuotas y no apuestan por ellas”, señaló la investigadora Kristen Sample, jefa para los países andinos del intergubernamental Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional), que opera a nivel mundial.
De hecho, en 2006 las mujeres sólo representaron 7,7 por ciento de las candidaturas a alcaldías, lo que explica que sólo tres por ciento de los municipios estén dirigidos por una alcaldesa. Las regidoras alcanzan 28,3 por ciento y las consejeras regionales 27,2 por ciento del total, cerca de la cuota de 30 por ciento establecida en la ley.
PORTEROS QUE NO ABREN PUERTAS
Los partidos políticos siguen diciendo “no hay mujeres”, a pesar que las militantes representan 44 por ciento de esos colectivos, señaló a IPS la investigadora.
Sin embargo, existen avances, como que algunos partidos demandan asesoramiento a IDEA para modificar sus reglamentos y capacitar a las dirigentes internas, dijo Sample.
“El partido político es un espacio de poder, y los temas de equidad de género, cuotas, posición en las listas, son temas de poder, así que este proceso tomará tiempo”, reconoció.
“El partido es el portero de la política: confecciona la lista. Por eso, aunque es un espacio difícil es necesario que las mujeres se organicen desde dentro y presionen para los cambios. Y que la sociedad civil pida candidatas”, explicó.
“Los procesos de cambio en las comunidades son liderados por mujeres, son muy reconocidas como lideresas. Pero falta el salto a la política”, explicó. Hace falta para ello que las agrupaciones sean proactivas, se abran y sean espacios más amigables a la participación femenina.
La desigualdad dramática se da en el financiamiento: un hombre gasta en promedio 4,6 veces más que una mujer, resaltó la representante de IDEA.
Pese a todo, los electores cuando los dejan, votan por ellas. En las últimas elecciones legislativas tuvieron 39 por ciento de presencia en las listas y recibieron 38 por ciento del voto preferencial.
Para enfrentar las diferencias de oportunidades, Sample propone que se establezca legalmente una posición en las listas a cuerpos colegiados, como sucede ya en Costa Rica y Argentina, donde cada tres aspirantes tiene que haber una mujer.
La investigadora destacó como los medios abordan de manera muy diferente a los candidatos y a las candidatas y les hacen a ellas preguntas que no harían a un varón, tales como si tiene familia o cómo va a equilibrar sus diferentes responsabilidades, o los comentarios sobre ellas se centran en su vestimenta o su cabello.
“Existen fuertes estereotipos en los medios, que primero es importante lamentarlos, pero también combatirlos”, afirmó.
Todo ello conlleva un problema adicional: el desánimo, que lleva a muchas mujeres a abandonar tras un mandato. Para Sample, las mujeres deben aprender que desde la minoría también se puede consolidar una carrera política.
Sólo si se mantienen en los puestos alcanzados las mujeres dejarán de ser las eternas “recién llegadas”. “En la política peruana existe mucha rotación, más en mujeres que hombres”, dijo la experta.
En todo el mundo, los partidos actúan según intereses y colocan mujeres de acuerdo a estos factores: si la ley los obliga, los electores lo piden o las mujeres presionan desde dentro. “En la conjugación de estos factores se podrá ver avances”, enfatizó Sample.
Por eso, IDEA capacitó a 200 mujeres militantes de partidos políticos, siguiendo la experiencia de los países nórdicos europeos, donde la presión para los cambios provino desde dentro de las fuerzas políticas.
Un fenómeno alentador de las legisladoras actuales es que provienen de 15 departamentos y de tres de ellos son representación mayoritaria, mientras que antes las mujeres llegaban al parlamento aupadas por electores de Lima.
Un solo partido, Unión por el Perú, colocó 15 de las 35 legisladoras actuales. “Seleccionaron bien a sus candidatas. Eran lideresas sociales reconocidas, entonces aprovecharon ese capital político y social para ganar” con candidatas en su mayoría de provincias, destacó la representante de IDEA.
Esto echaría por tierra la idea de que el voto de provincia es conservador o que sólo los electores con más formación e ingresos votan mujeres. Lo fundamental es la selección de “candidatas reconocidas, que gocen de la confianza de la comunidad”, fue la receta de Sample.
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