(Acerca del Informe de la OIT)
Este año, se cumple el décimo aniversario de la adopción del simbólico Convenio núm. 182 de la OIT que responde a la necesidad de erradicar las peores formas de trabajo infantil. A la vez que celebrará los progresos logrados en los últimos diez años. El Día Mundial hizo hincapié en la explotación de las niñas en el trabajo infantil.
Se estima que hay en el mundo unos 100 millones de niñas víctimas del trabajo infantil. Muchas de ellas realizan trabajos similares a los que desempeñan los niños, pero también suelen sobrellevar dificultades adicionales y enfrentarse a diferentes peligros. Además, las niñas están también expuestas a algunas de las peores formas de trabajo infantil, habitualmente en situaciones de trabajo encubierto.
Por ello en el Día mundial se reivindicó:
Respuestas políticas para atacar las causas del trabajo infantil, prestando atención a la situación particular de las niñas. Medidas urgentes para erradicar las peores formas de trabajo infantil. Mayor atención a las necesidades en educación y formación profesional de las adolescentes - acción clave en la lucha contra el trabajo infantil y en la facilitación de una vía para que las niñas accedan al trabajo decente en la edad adulta.
Este año, se cumple el décimo aniversario de la adopción del simbólico Convenio núm. 182 de la OIT que responde a la necesidad de erradicar las peores formas de trabajo infantil. A la vez que celebrará los progresos logrados en los últimos diez años. El Día Mundial hizo hincapié en la explotación de las niñas en el trabajo infantil.
Se estima que hay en el mundo unos 100 millones de niñas víctimas del trabajo infantil. Muchas de ellas realizan trabajos similares a los que desempeñan los niños, pero también suelen sobrellevar dificultades adicionales y enfrentarse a diferentes peligros. Además, las niñas están también expuestas a algunas de las peores formas de trabajo infantil, habitualmente en situaciones de trabajo encubierto.
Por ello en el Día mundial se reivindicó:
Respuestas políticas para atacar las causas del trabajo infantil, prestando atención a la situación particular de las niñas. Medidas urgentes para erradicar las peores formas de trabajo infantil. Mayor atención a las necesidades en educación y formación profesional de las adolescentes - acción clave en la lucha contra el trabajo infantil y en la facilitación de una vía para que las niñas accedan al trabajo decente en la edad adulta.
Las niñas y el trabajo infantil
Las normas de la OIT exigen a los países fijar una edad mínima de admisión al empleo (generalmente 15 años, aunque los países en desarrollo pueden fijar esa edad a 14 años). También prohíben que los niños (incluyendo a los adolescentes de 15 a 17 años de edad) realicen tareas consideradas como peores formas de trabajo infantil.
En muchos países del mundo, sin embargo, se puede encontrar que niñas, con edades por debajo de la edad mínima legal de admisión al empleo, trabajan en toda una variedad de sectores y servicios y, frecuentemente, en las peores formas de trabajo infantil.
Un gran número de niñas trabajan en los sectores de la agricultura y la manufactura, a menudo en condiciones peligrosas. Uno de los primeros sectores que emplea a niñas es el trabajo doméstico en hogares de terceros. Este trabajo suele ser oculto, conllevando así mayores riesgos y peligros.
La explotación extrema de las niñas en las peores formas de trabajo infantil incluye la esclavitud, el trabajo en régimen de servidumbre, la prostitución y la pornografía.
Las niñas padecen múltiples desventajas
En su mayor parte, el trabajo infantil es producto de la pobreza, a menudo asociada a una multiplicidad de desventajas. Las desigualdades socioeconómicas relacionadas con el idioma, la raza, las discapacidades y las diferencias entre los entornos rural y urbano siguen profundamente arraigadas. Las niñas resultan particularmente perjudicadas por la discriminació n y la práctica que les atribuyen ciertas formas de trabajo.
Muchas desempeñan tareas domésticas no remuneradas para sus familias, con mayor frecuencia que los hijos varones. Estas tareas pueden incluir el cuidado de otros niños, la cocina, la limpieza, y el transporte de agua y de combustible. Asimismo, las niñas deben combinar largas horas de tareas domésticas con otras formas de actividad económica fuera del hogar, lo que constituye una "doble carga" de trabajo para ellas. Esto puede tener un impacto negativo en cualquier oportunidad de asistir a la escuela y puede constituir un riesgo físico para las niñas.
Las niñas siguen en desventaja frente a la educación
El segundo Objetivo de Desarrollo del Milenio requiere que todos los niños hayan terminado un curso completo de educación básica para 2015. El tercer Objetivo de Desarrollo del Milenio tiene por meta eliminar la disparidad entre hombres y mujeres, tanto en la educación primaria como en la secundaria. A nivel mundial, no obstante, hay 75 millones de niños en edad de educación primaria que no están matriculados en la escuela. Por cada 100 niños escolarizados, hay solamente 94 niñas matriculadas, y las niñas de las zonas rurales están aún peor representadas. En los países en desarrollo, la matrícula escolar global en la educación secundaria es de 61por ciento para los niños y de 57por ciento para las niñas. En los países menos adelantados, las cifras bajan a 32por ciento para los niños y a 26por ciento para las niñas. Es evidente que en el mundo en desarrollo hay un gran número de niñas que no tienen acceso a la enseñanza de nivel post-primario.
Con frecuencia las niñas son las últimas matriculadas y las primeras retiradas de la escuela, cuando las familias deben elegir entre enviar a un hijo o a una hija a la escuela. El acceso a la educación de las niñas puede estar condicionado también por otros factores, como por ejemplo, la falta de seguridad en el trayecto hacia la escuela o la falta de abastecimiento de agua y de instalaciones sanitarias adecuadas.
Al no poder acceder a una educación de calidad, las niñas caen en el mundo laboral desde muy temprana edad, muy por debajo de la edad mínima legal de admisión al empleo. Es, por tanto, vital extender la educación secundaria y la formación profesional a las niñas y asegurar que tanto los niños como las niñas de las familias pobres y rurales puedan acceder a estos servicios.
El trabajo decente y el desarrollo gracias a la educación de las niñas
Para un niño, la educación es el primer peldaño para acceder al trabajo decente y a un nivel de vida digno cuando alcance la edad adulta. Diversas investigaciones han demostrado que educar a las niñas es una de las medidas más eficaces para luchar contra la pobreza. Las niñas con educación tienen una mayor probabilidad de percibir salarios más altos en su vida adulta, de casarse más tarde, de tener menos hijos y de que éstos sean más sanos, y de ejercer un mayor poder de decisión en la familia. También es más probable que se esfuercen por educar a sus propios hijos, contribuyendo así a erradicar el trabajo infantil en el futuro. Eliminar el trabajo infantil de las niñas y promover su derecho a la educación son, por lo tanto, conceptos importantes de las estrategias más globales para promover el desarrollo y el trabajo decente.
Para más información escríbanos a: ipec@ilo.org
INFORME: http://www.ilo.org/ipecinfo/product/download.do?type=document&id=10293
No hay comentarios:
Publicar un comentario