domingo, octubre 18, 2009

El asesinato de Daniel Valenzuela en la CHET ...

Por: Willey Peñuela
Suena fácil decir “negligencia médica” o “mala praxis”. En la psiquis colectiva, esto presupone alguna falla o error en el accionar de algún médico. No siempre es así. Debería existir otro término en el aguamierda repertorio jurídico para denominar la más insana de las acciones de un galeno: un asesinato premeditado por omisión. No puede esto calificarse sino de un vulgar homicidio.

Daniel Valenzuela ingresó al Hospital Central de Valencia con el amanecer del día 08 de octubre, presentando herida con arma blanca. Se nos informó a familiares y amigos verbalmente que “la herida no había tocado ningún órgano vital, que su estado era estable, que estaría en quirófano unas horas y en la tarde pasaría a la “sala de recuperación”. Nada se informó por escrito, no existió en el momento un informe médico. Animados con la noticia, esperamos que entrara la tarde en la CHET (Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera) para visitar a Daniel y animarlo en su recuperación. El joven trabajador de VIVE TV, de veinticuatro años de edad que aparentaban dieciocho, recibió animado nuestras visitas esa tarde. La noche del 08, Daniel recibió asistencia de suero, vitaminas, y calmantes; lo que hacía suponer que era cuestión de tiempo el tema de su plena recuperación. Todo lo anterior (suero, calmantes, vitaminas) fue COMPRADO POR FAMILIARES Y AMIGOS, así que con esta información le enviamos un saludo dondequiera que se encuentre al grueso presupuesto que recibe la institución médica en cuestión, que parece en vez un hospital, una sala de castigo a la pobreza.

Algún médico, ni siquiera se conoce el nombre, lo operó el día 08 y se fue. Imaginamos que a disfrutar su fin de semana largo. Durante todo ese día, NINGÚN MÉDICO volvió a ver a Daniel, recibió apenas el suero, las vitaminas y los calmantes de parte de enfermeras generalmente hostiles. Hubo algunas horas de la tarde en que la “sala de recuperación” se quedó sin enfermeras, ni médicos. Debe ser realmente alentador estar en una cama de “recuperación” bastante deteriorada por cierto, y recibir hostilidad, indiferencia y maltratos.


No se sabe cuál, pero algún médico lo vio la mañana del día 09. Le dijo “tú no tienes nada, siéntate, después yo te mando a colocar oxígeno, tienes que ejercitarte”. Daniel le manifestó como pudo que tenía dificultades respiratorias, el mismo respondió retirándose del hospital. La deficiencia respiratoria comenzó a acentuarse, transcurría el día y Daniel padecía taquicardias, una palidez tristemente premonitoria y tensión baja. Un examen de sangre indicaba que su hemoglobina estaba en 8. Con todo este cuadro ningún médico en el transcurso del día 09 atendía a Daniel, seguramente estaban ocupados aterrizando en Los Roques mientras el ministerio de salud les preparaba el depósito, incluyendo guardias nocturnas y demás utopías. Nadie ordenaba suministro de oxígeno, y las enfermeras presentes decían con incomparable desparpajo “eso lo tiene que ordenar un médico, y no hay médicos”. Pero esto no era todo, también decían “ya son las doce del mediodía, ya no va a venir ningún médico por hoy, y menos un fin de semana largo”.



El padre de Daniel y sus camaradas ya habían resuelto desesperados retirarlo a otro centro de salud, donde al menos se le tratara como un ser humano, pero por si fuera poco, tampoco se podía por un conjunto de absurdas y asesinas razones de trámites.

Alterados, los camaradas presentes en el sitio averiguaron el teléfono de la nueva directora del hospital central y le manifestaron las urgentes preocupaciones. La directora envió un médico, quien al evaluar a Daniel decretó una emergencia médica inmediatamente, dijo que algo pudo haber pasado en la operación que necesitaba una transfusión de sangre y ordenó ingresarlo al quirófano. No ingresa al quirófano sino DOS HORAS Y MEDIA después de decretada la emergencia. Antes de entrar a quirófano, una de sus compañeras descubre que Daniel tiene fiebre. No había en el puto hospital ni siquiera un termómetro para medirle la fiebre. Lograron conseguir uno sus familiares y amigos, tenía 39 y medio de fiebre. Las enfermeras le suministraron un medicamento para bajar la fiebre.

Más o menos dos horas duró la operación, que fue resistida por la juvenil vitalidad que entonces mantenía Daniel. Del quirófano lo pasan a cuidados intensivos y es entubado. El cirujano que lo interviene tampoco dio reporte alguno a los familiares y amigos, ni habló con ellos. Se sabe que fue pasado a cuidados intensivos y entubado, porque una enfermera se dignó a decirlo. La misma enfermera entrega dos muestras de un líquido rojo que según dijo, habían sido extraídos de la región abdominal de Daniel, a ambos habían que hacerle dos pruebas de laboratorio: Citoquímico y Cultivo. Nadie informó para qué esas pruebas, aún se desconocía el cuadro médico de Daniel.

La enfermera entregó también un récipe donde se podía leer “Benutrex” y “ácido fólico”. Los medicamentos fueron comprados inmediatamente, a pesar de que la enfermera había dicho que si había problemas de seguridad podían ser entregados en la mañana siguiente. Daba entonces la sensación de que Daniel no corría tanto riesgo, pero muy a pesar de todo, nadie daba aún un informe médico sobre la intervención y evolución de Daniel.

El citoquímico y el cultivo se hacen en la Clínica La Viña, en menos de una hora estuvieron listos los resultados. Tamaña diferencia entre pagar y no pagar.

Entre la enorme cantidad de tecnicismos ridículos escritos en los resultados de laboratorio, se podía leer que había Bacterias Abundantes. A toda prisa, los camaradas y amigos de Daniel subieron al área de quirófanos y entregaron el resultado a una enfermera: Ella les dijo “Yo no recibo eso, no soy médico”… Exasperados por salvarle la vida a Daniel, los camaradas y familiares insistieron a la enfermera que por favor al menos mirara los exámenes a lo que ella constató: “a las 8am llega un médico, ese asunto es con él”. En el transcurso de esa madrugada, el entonces joven de 24 años de edad, trabajador de la revolución en el área del periodismo alternativo, dejó de estar físicamente entre nosotros.

Es demasiado enorme la arrechera que se siente e indescriptible la Gran tristeza que la acompaña. NUNCA se obtuvo un informe médico de Daniel Valenzuela. Es una gran pena que después de su muerte, tengamos que hacer llamados a la fiscalía, al ministerio de salud, y a todos los entes involucrados. ¡¡¡Cuánto se pudo haber evitado esa muerte!!! ¡¡¡Cuántas veces!!! ¿Quién sabrá cuál es el médico que debía estar de guardia ambas noches? ¿Será posible que NADIE lo sepa?

Al parecer en estos casos los médicos son una especie de semidioses, intocables, inmunes e impunes. El colegio que los ampara, es una MAFIA impostora que defiende a toda costa a los mercenarios de bata blanca, sin importarles nada.

Bien claro queremos dejar que APOYAMOS rotundamente la intervención del Gobierno Nacional en dicho centro de Salud, y acusamos al gremio médico de usar el homicidio por omisión como presión política para culpar al gobierno nacional de los males del pueblo.

Claro está, que la estabilidad del gobierno no se ve afectada a corto plazo por el saboteo, pero la vida del pueblo está siendo más que humillada en ese centro de Salud. La intervención del gobierno entonces, debe ser una verdadera intervención, debe hacer valer la autoridad que voto a voto le damos al gobierno revolucionario cada vez que se nos convoca a las urnas electorales. Intervenir un hospital dejándoles a los médicos que asesinen a su antojo al pueblo venezolano, definitivamente no es la opción, y en todos los casos la omisión es por lo menos, complicidad.

Los revolucionarios que respetamos el marco democrático de nuestro proceso, que creemos fielmente en la revolución continental que lleva a cabo nuestro comandante Chávez, que nos integramos en el PSUV por considerarlo el espacio históricamente adecuado para organizar el poder popular, EXIGIMOS que el aparato jurídico del Estado Venezolano dé una respuesta contundente a estos casos y haga valer la fuerza transformadora que el pueblo voto a voto le otorga a sus poderes públicos. Permitir que casos como este queden impunes, debilita enormemente al proceso revolucionario de nuestro comandante, y fortalece la opresión y la mafia que el gremio médico ha conformado.

La muerte de Daniel constituye, no tenemos duda, un asesinato político; pues el gremio médico se enteró que era periodista de VIVE TV; y los camilleros de la primera y única ambulancia donde fue trasladado, amistosamente le advirtieron: “Chamo, no vayan a decir que vienen de un CDI para que no lo vayan a tratar mal”.

Los revolucionarios, es sabido, creemos en todas las formas de lucha. Respetamos al mismo tiempo, el carácter democrático y progresivo de nuestra revolución. Sin embargo, el irrespeto al estado de derecho, a las leyes, a los más elementales derechos humanos y a la vida del pueblo en general, NO DEBE SER TOLERADO por ningún motivo, ni justificado por ninguna “caracterización”. Muchísimo menos debe ser tolerado en una revolución. Incluso en algunos países donde la izquierda no es gobierno, estos casos son duramente sancionados.

Lo menos que podemos pedir en Venezuela, es respeto a los derechos elementales y castigo férreo a los violadores de los mismos. Tan dura como fue para el comandante Chávez la muerte de sus camaradas de armas, ha sido para nosotros la de Daniel, cuyas armas, eran las cámaras de VIVE TV en Carabobo.

Conmovidos, pensamos cuánto pudo haber aportado ese chamito a la Patria. Hoy, irremediablemente no está. Solo nos queda recordarlo con nostalgia, aprecio y aplomo: Repitiendo con Silvio: “Madre, que tu nostalgia se vuelva el odio más feroz”. Nuestro odio feroz contra la burguesía y sus médicos es de proporciones inimaginables, solo esperamos que NOS SIRVAN LOS CAMINOS LEGALES PARA CANALIZARLO y así alcanzar la Patria bonita que cantaba Alí Primera. De no funcionar esos caminos, igual la encontraremos o moriremos en el intento. ¡VENCEREMOS! ¡¡VIVA EL COMANDANTE CHÁVEZ!! ¡Horror a la oligarquía!

willeyjcv@hotmail.com

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