Tratar de explicar la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez, que ha culminado en el feminicidio, el entramado de hipótesis en torno a ésta, la omisión del Estado para procurar justicia y cómo se ha perpetuado la violencia en esta entidad fronteriza, son sólo algunas de las cuestiones que Julia Monárrez Fragoso plantea en su libro “Trama de una injusticia. Feminicidio sexual sistémico en Ciudad Juárez”.
El volumen, que se presentó ayer en la Casa Colef, “trata de explicar las diversas representaciones del feminicidio juarense para mostrar el amplio abanico de violencia contra las mujeres y niñas para luego centrarse en los reclamos de justicia por parte de sus familiares, de los asesinos seriales y las respuestas del Estado mexicano”, como señaló su autora en una ponencia que, con el mismo nombre, presentara el año pasado durante el II Congreso interdisciplinario de violencia de género e intrafamiliar en San Sebastián.
Adelantando un poco el contenido de su investigación, Monárrez Fragoso, también autora del Sistema socioeconómico y geo-referencial sobre la violencia de género en Ciudad Juárez. Análisis de la violencia de género en Ciudad Juárez, Chihuahua: propuestas para su prevención, presentado en 2006, pretende explicar por qué utiliza el término feminicidio para referirse a estos crímenes, para lo cual cita a las feministas Diana Rusell y Jill Radford, estudiosas del tema.
Asimismo, dijo entonces, su investigación “pretende señalar cuáles son los factores que sustentan el feminicidio para referirse a estos crímenes y mostrar las diversas formas en que se presenta, así como dar una visión general de la forma en que el Estado, otras instituciones y grupos hegemónicos explican la violencia contra las mujeres, permiten la continuidad del feminicidio y hacen caso omiso del derecho a la verdad y la justicia de los familiares de las víctimas”.
Monárrez ha señalado que “el continuo de aterradores asesinatos, la impunidad en torno a las víctimas, las demandas de justicia por parte de sus familiares, de los grupos organizados de mujeres y feministas no fueron ni han sido escuchadas por el Estado”, a quien acusa de permanecer “ausente” en su “deber de otorgar verdad y justicia”, pero que se hace presente para hablar de su “ineficiente complicidad, y para silenciar a quienes protestan”.
La autora del libro, que durante muchos años ha estudiado el fenómeno social de la entidad, dice que sobre el feminicidio “hay mucho entramado de hipótesis”, entre las que señala que de las mujeres asesinadas se dice:
“que todas han sido mutiladas, torturadas, violentadas sexualmente, asesinadas y sus cuerpos han sido abandonados en la zona desértica de la ciudad. De los asesinos se dice que son psicópatas sexuales, asesinos seriales, asesinos solitarios o sectas satánicas”.
También se apunta que “son hombres resentidos por el avance de las mujeres, migrantes que van y vienen a esta ciudad; se ha hablado incluso que son hombres con gran poder económico y poder político: los juniors o, también, que pueden ser los traficantes de drogas que matan a las mujeres para las películas snuff o para el mercado de órganos”.
De acuerdo con lo que la autora sostiene en esta ponencia, “las estructuras violentas que mantienen y dan soporte al feminicidio son, entre otras, la ciudad como polo de atracción para inmigrantes, el proceso industrializador, la presencia del narco y del crimen organizado”.
FEMINICIDIO SEXUAL SISTÉMICO
La autora señala: “con la conceptualización del feminicidio construí una base de datos a la cual llamé feminicidio, este instrumento me ha permitido hacer un seguimiento puntual de las niñas y mujeres asesinadas desde 1993 hasta 2007, análisis para el cual tomé en cuenta el disparador, la causa o motivo del victimario para asesinar a la víctima y la relación de parentesco entre él y ella”.
Ser mujer pobre y vivir en un estado con alto grado de violencia permite y tolera indefinidamente la impunidad del femincidio frente a la complacencia del Estado, al que se le ha reclamado y avergonzado internacionalmente por la falta de procuración de justicia
Si bien, dice, la migración ha generado un acelerado crecimiento de la población en Ciudad Juárez, las mujeres son asesinadas porque son mujeres, no porque sean migrantes o trabajadoras de la maquiladora.
Además, sostiene que existen factores estructurales “que sustentan la violencia terminal en contra de las mujeres, entre otros, “el proceso de industrialización fronteriza que hace uso de las discriminaciones ya existentes de género y clase social, la violencia comunitaria que se da dentro de la misma ciudad, el narcotráfico y sobre todo la ausencia de un Estado de derecho”.
El libro se presentó ayer en la Casa Colef, con los comentarios de Marisa Belausteguigoitia, directora del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) y de Lucía Ramos Lira, investigadora de la Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y psicosociales del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñoz.
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