lunes, agosto 03, 2009

Guatemala: Las mujeres del dossier de la muerte

Por:Alba Trejo / Semlac
Para el Estado se trataba de enemigas internas; para sus familias, de las madres, hijas o abuelas que nunca más volvieron a ver. Eran guatemaltecas que se atrevieron a desafiar al gobierno militar y, por tanto, sufrieron las peores aberraciones físicas y psicológicas, tras haber sido secuestradas y posteriormente ejecutadas.

Hubo entre ellas maestras, estudiantes universitarias y líderes que, dentro de las organizaciones revolucionarias, tenían la función de enfermeras, seguridad de las casas de protección o fungían como integrantes del secretariado de las agrupaciones revolucionarias opuestas a los regímenes militares. Eran, además, las que daban la cara en la búsqueda de familiares secuestrados.

Veinticinco años después, El Dossier de la muerte o Diario Militar revela, en parte, qué fue de esas mujeres arrancadas a fuerza de sus familias. El documento describe las capturas, secuestros, interrogatorios con torturas psicológicas y físicas y ejecuciones extrajudiciales de líderes estudiantiles y sindicales que colaboraban con la guerrilla urbana entre 1983 y 1985.


Consigna 183 víctimas, 24 de ellas mujeres adultas, es decir, 13 por ciento de los desaparecidos.

Marco Tulio Álvarez, coordinador de los Archivos de la Paz, dijo a SEMlac que, aunque mujeres y hombres fueron sometidos a torturas, la condición de ellas agregó un elemento histórico y cultural de una sociedad machista y patriarcal.

Ejemplificó la violación sexual frecuente de la mayoría de las mujeres y militantes de la guerrilla, como un elemento más de tortura, y su condición de madre como factor de presión sobre hijas e hijos.

En el período que abarca el Dossier de la Muerte, familias enteras fueron sujetas a la presión de la tortura contra la mujer por los regímenes militares.

Hombres vestidos de civil llegaban a sus casas y las atormentaban con lo que ocurriría a sus hijos si no prestaban colaboración a la contrainsurgencia, destaca Álvarez.

Las fichas del Diario Militar dan cuenta del nombre, el pseudónimo, el nivel de participación, un breve historial de su militancia y el destino de la víctima. Este documento permite saber con exactitud qué pasó con las y los guatemaltecos secuestrados en esos años de la década de los ochenta del pasado siglo.

Ruth del Valle, comisionada Presidencial para los Derechos Humanos, comentó a SEMlac que las mujeres "claro que sufrieron más que los hombres, porque se utilizó la tortura vinculada a la sexualidad".

Wendy Méndez, de 30 años de edad, forma parte del grupo Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S), una organización de jóvenes estudiantes que eran niños cuando se produjo la desaparición y posterior homicidio de sus progenitores.

Ella fue testigo de cómo, en una habitación de su casa, a su madre la torturaban arrancándole las uñas con un alicate.

La mujer tenía 36 años de edad cuando el ejército llegó a su hogar en busca de su esposo, un profesor universitario, y junto a sus hijos, de nueve y 11 años de edad, fue retenida durante ocho horas en la vivienda en espera al catedrático. Pero, al no aparecer este, la secuestraron. Su nombre y su foto aparecieron en el Dossier de la muerte.

En la dinámica selectiva, el ejército y la Policía Nacional eligieron mujeres con determinada información o responsabilidad, que servían para identificar a otras personas, destruir células y organizaciones y obtener datos sobre la logística de estas.

Un cuarto de siglo después, el Estado publica los nombres de algunos de esos padres y madres y reconoce que hubo responsabilidad de su parte, señala Del Valle.

El Dossier de la Muerte muestra a la población qué pasó, destaca Gustavo Meoño, director de los archivos históricos de la Policía Nacional. Los documentos registran la responsabilidad directa de las fuerzas de seguridad en amenazas, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y torturas a líderes sociales, políticos, religiosos, bajo los regímenes militares de la década los setenta y ochenta.

Para Ruth del Valle, el Diario Militar es el primer esfuerzo de la Dirección de los archivos de la Paz, de la Secretaría de la Paz de la Presidencia de la República, por reconstruir la memoria histórica de lo ocurrido en la guerra y establecer las bases para propiciar una política de conciliación en la sociedad guatemalteca.

Pero, fundamentalmente, dice a SEMlac, evidencia que quienes fueron detenidos terminaron desaparecidos y ejecutados. Se demuestra también la responsabilidad institucional de las fuerzas de seguridad y de la jefatura del Estado, lo que puede servir para esclarecer la verdad de las cosas, destaca Ruth.

Guatemala vivió una guerra armada interna que duró 32 años, dejando como saldo al menos 42.000 víctimas, según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico. La mayor parte de la población afectada fue la indígena, que conforma 60 por ciento de los habitantes de este país centroamericano.

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