Pido prestado el título de los sentidos versos de Nancy Morejón, Premio Nacional de Literatura, para recordar en el segundo aniversario de su muerte física (18 de junio del 2007) a uno de esos seres fabulosos que para suerte de la historia sabemos nuestra.
Vilma Lucila Espín Guillois. Combatiente de la lucha clandestina en su natal y heroico Santiago de Cuba, bajo las órdenes de Frank País, máximo dirigente del Movimiento 26 de Julio en la clandestinidad en toda Cuba, participó en el levantamiento armado del 30 de noviembre de 1956 en esa Ciudad (acción prevista en apoyo a la expedición del Granma), y una semana antes del asesinato de Frank, éste la nombró coordinadora provincial del Movimiento en Oriente.
Vilma Lucila Espín Guillois. Combatiente de la lucha clandestina en su natal y heroico Santiago de Cuba, bajo las órdenes de Frank País, máximo dirigente del Movimiento 26 de Julio en la clandestinidad en toda Cuba, participó en el levantamiento armado del 30 de noviembre de 1956 en esa Ciudad (acción prevista en apoyo a la expedición del Granma), y una semana antes del asesinato de Frank, éste la nombró coordinadora provincial del Movimiento en Oriente.
Con igual protagonismo la joven santiaguera se integró a la lucha de liberación en las montañas de la Sierra Maestra, convirtiéndose en la legendaria guerrillera del Segundo Frente Oriental Frank País.
Alicia, Mónica y Débora, sus nombres de la clandestinidad, se convirtieron en Mariela, la valiente y eficaz camarada rebelde. Posteriormente, entre otras múltiples responsabilidades, le encargaron la atención y organización del movimiento clandestino en los municipios orientales pertenecientes al área del Segundo Frente del Ejercito Rebelde.
Al triunfo de la Revolución, Vilma asume nuevas tareas. La Federación de Mujeres Cubanas tuvo el orgullo de saberla artífice de su constitución. Desde la Federación, y con la colaboración de otras instituciones y organismos, impulsa el estudio de los problemas de las mujeres, con vista a lograr su plena participación en la vida socio económico del país.
Como antes hizo en la clandestinidad y en la lucha guerrillera se entregó totalmente a la causa revolucionaria y desde las filas de la FMC se la vio inmersa en tareas y responsabilidades disímiles, atenta a cada detalle, como cuando se crearon los Círculos Infantiles en 1961 y ella lo mismo se proyectaba y discutía sobre cómo iban a quedar estructuradas esas instituciones, hasta el tamaño de las tazas sanitarias que usarían los niños y el mobiliario acorde a sus edades que tendría cada Círculo.
La Presidenta querida de las mujeres cubanas se multiplicaba con sentido de compromiso y pasión, dejando tras sí la huella indeleble de su presencia. Clamó en los más diversos escenarios internacionales por la igualdad de la mujer y los derechos del niño. No hay conquista de la mujer cubana o de la niñez que no lleve su sello, su participación y defensa.
Quienes la conocieron de cerca o tuvieron la oportunidad de trabajar con ella, supieron de su entrega permanente, su ecuanimidad y dulzura. Vilma era toda sencillez y seguridad en sí misma. Lo mismo presidía con certera dirección y sabias reflexiones eventos internacionales, congresos, plenarias, reuniones del Comité Nacional de la organización, que trabajaba con visión de futuro en temas prioritarios de nuestra sociedad, particularmente los referidos a la niñez, al enfoque de genero a la educación sexual, a la labor comunitaria.
Madre, esposa, abuela, compañera, revolucionaria todo el tiempo, Vilma Espín legó a su pueblo y ¿’por qué no? a las mujeres del mundo, su espíritu rebelde, su delicadeza, su gusto por la música y los deportes, en fin, la impronta de su vida, pletórica de amor y Revolución.
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