Con el enemigo en casa. Con el miedo de no saber si tras la puerta que debería conducirlas al calor del hogar encontrarán una paliza. En esta situación de pánico viven su día a día muchas mujeres de Pakistán, víctimas de los llamados ‘crímenes de honor’, cada vez más frecuentes en el país. Ante la gravedad del problema, un informe en la revista médica The Lancet pide que se trate la cuestión como un “importante tema de salud pública” y que se pongan en marcha cuanto antes los medios para prevenirlos.
Esta petición de la prestigiosa publicación médica tiene que ver con el hecho de que más de 2.000 mujeres fueron asesinadas en Pakistán entre 2004 y 2007 por cuestiones de ‘honor’. Aunque fuera de estas cifras oficiales, las ONG consideran que el número de víctimas es mucho mayor.
Esta petición de la prestigiosa publicación médica tiene que ver con el hecho de que más de 2.000 mujeres fueron asesinadas en Pakistán entre 2004 y 2007 por cuestiones de ‘honor’. Aunque fuera de estas cifras oficiales, las ONG consideran que el número de víctimas es mucho mayor.
Un trabajo publicado recientemente en European Journal of Public Health concluye que nueve de cada 10 mujeres son asesinadas con el pretexto de que han mantenido relaciones extramaritales. El 43% de ellas ha recibido la muerte a manos de sus maridos, mientras que los hermanos han sido los responsables en el 24% de los casos. El resto de los crímenes los cometen familiares cercanos como tíos o abuelos.
“Se trata te una práctica más cultural que religiosa, pues también se han dado casos en comunidades no musulmanas, y que debe verse desde una óptica sanitaria porque tiene importantes repercusiones para la salud de las mujeres”, argumenta el autor de este estudio, Muazzam Nasrullah, de la Universidad Aga Khan en Karachi. Este experto afirma que “el miedo con el que se ven obligadas a vivir las puede llevar a enfermar y, en el caso de que logren escapar de la agresión, las consecuencias psicológicas del trauma no desaparecerán en mucho tiempo”.
Aisha sabe bien de lo que habla Muazzam Nasrullah. Ella sobrevivió a uno de estos crímenes de honor. A sus 30 años, su pecado ‘imperdonable’, el que la sentenció a muerte, fue elegir como futuro esposo al hombre equivocado ante los ojos de su familia. Su hermano pequeño no tuvo piedad. Le dio una brutal paliza con una fregona, de la que Aisha logró escapar aún no sabe bien cómo, según recuerda en ‘The Lancet’. No era la primera vez que veía la muerte de cerca. Antes ya había sido amenazada con un cuchillo de cocina que, finalmente, no llegó a atravesar su piel.
Una amenaza global
Los crímenes de honor son una práctica cotidiana en Pakistán, pero no es un problema exclusivo de este país. En el sur de Asia y Oriente Próximo también está arraigada esta costumbre. Sin embargo, Naciones Unidas observa con preocupación cómo el fenómeno también ha llegado a países occidentales como el Reino Unido, Canadá y Estados Unidos, que han registrado casos similares entre sus comunidades de inmigrantes.
Con todo, la peor parte se la siguen llevando las mujeres de Pakistán. Pertenecer al sexo femenino en ese país no es fácil. Según denuncian varios organismos internacionales, las mujeres son sistemáticamente atacadas, violadas y vapuleadas por cualquier motivo, desde una simple disputa hasta por sus elecciones amorosas. Algunas investigaciones revelan que el 90% de las chicas sufren alguna forma de violencia doméstica en sus casas.
Y, por si no fuera suficiente, estos crímenes están aumentando. Una de las razones de este incremento es, según la revista médica, que “las mujeres cada vez son más conscientes de sus derechos y los exigen más”. Pero “cuanto más intentan reclamar sus derechos, más represión sufren y más brutal”.
Uno de los aspectos que debería mejorar en estos casos es el legal. Pakistán ofrece muy poca justicia para estas víctimas. Aunque en 2004 se creó una ley para proteger a los afectados por “ofensas cometidas en nombre del honor”, la realidad es que los asesinos muy pocas veces reciben castigo.
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