Fuera de su comunidad, una mujer indígena primero es juzgada por su condición étnica y luego por su género, afirmó Christa Williams, directora ejecutiva del Servicio Público de las Primeras Naciones de Canadá.
Esa organización aspira a dar poder a los indígenas canadienses a través de la educación y la creación de empleos.
Particularmente en la sudoccidental provincia canadiense de Columbia Británica viven más de 200 comunidades aborígenes, o "primeras naciones", cada una de las cuales tiene entre 20 y 3.000 miembros.
Integrante de la Nación Nlaka'pamux y experta en temas educativos aborígenes, Williams jugó un rol clave en la negociación de un acuerdo entre las primeras naciones y representantes provinciales y federales que reconocieron el derecho de los indígenas a tomar decisiones sobre la enseñanza que reciben sus hijos.
Esa organización aspira a dar poder a los indígenas canadienses a través de la educación y la creación de empleos.
Particularmente en la sudoccidental provincia canadiense de Columbia Británica viven más de 200 comunidades aborígenes, o "primeras naciones", cada una de las cuales tiene entre 20 y 3.000 miembros.
Integrante de la Nación Nlaka'pamux y experta en temas educativos aborígenes, Williams jugó un rol clave en la negociación de un acuerdo entre las primeras naciones y representantes provinciales y federales que reconocieron el derecho de los indígenas a tomar decisiones sobre la enseñanza que reciben sus hijos.
IPS dialogó con ella sobre igualdad de género en Canadá y las barreras que enfrentan los pueblos originarios en todo el mundo.
IPS: ¿Cuáles son los principales obstáculos para las mujeres indígenas? ¿Pesa más su género o su condición étnica?
CHRISTA WILLIAMS: El hecho de ser indígenas es el principal obstáculo. Porque dentro de nuestras comunidades las mujeres enfrentan toneladas de desafíos sociales, pero en general son muy respetadas.
Pienso que fuera de nuestras comunidades una mujer indígena primero es juzgada como indígena y después como mujer. Y todos los estereotipos que giran en torno a los aborígenes son nuestra principal barrera.
Hay muchos estereotipos sobre los indígenas, como que tenemos una educación limitada. Creo que también hay un estereotipo en cuanto a no apreciar o valorar la educación, y ése definitivamente no es el caso en nuestra comunidad. Y, por supuesto, cuando algunos conocen a un indígena, el abuso es siempre un estereotipo que tienen en su mente.
Así que las percepciones de la gente importan. Las personas hacen juicios en base a la apariencia y el color de la piel, en vez de hacerlo en base a lo que una dice. En nuestros ancianos y en nuestra comunidad hay un conocimiento increíble al que otras personas pueden no escuchar.
Tradicionalmente, en nuestra comunidad se habla durante mucho tiempo sobre un tema antes de decidir algo. Y no siempre se llega a un acuerdo. El choque de culturas (radica en) la idea de que a la gente le gusta reunirse más rápidamente y no escuchar el final de la historia. Las barreras que existen para las mujeres indígenas son más las de la raza que las del género.
IPS: ¿Hay una gran diferencia entre la posición de las mujeres aborígenes en diversos países?
CW: Por más estereotípico que pueda ser, mi punto de vista es que hay muchos desafíos, debido a otras historias. En Canadá tenemos el privilegio de contar con mujeres que lucharon muy duramente para hacernos un espacio en la sociedad, por eso tenemos esas oportunidades ya creadas. En este mismo momento, en todo el mundo hay mujeres intentando crear estas oportunidades para mujeres de otros países. Pero ellas tienen barreras mucho más grandes.
IPS: ¿Cree probable que la situación de las mujeres de comunidades originarias cambie en el futuro cercano?
CW: Soy tendenciosa, claro. Así que pienso que, por supuesto, la situación de los pueblos indígenas será mucho mejor. Primero, porque estamos volviéndonos mucho más educados, y tenemos modelos que han sentado precedentes. Esto hace las cosas mucho más fáciles para quienes venimos detrás.
Y creo que, a medida que crezcamos en número, nuestra influencia también crecerá. Así que no veo (que la influencia de las mujeres indígenas) disminuya en absoluto. En cambio, la veo casi forjando un tipo de liderazgo diferente al tradicional, de los hombres. Hay un lugar para eso, y se está valorando más.
IPS: ¿Qué iniciativas nacionales se están adoptando para mejorar la posición de las mujeres indígenas en la política o las empresas?
CW: Debo admitir que estoy muy centrada en Columbia Británica. Allí se están haciendo muchas cosas para promover a las mujeres y el liderazgo, pero no estoy familiarizada con la escena nacional. En Columbia Británica estamos elaborando una estrategia para desarrollar infraestructuras y brindar oportunidades de orientación para las mujeres jóvenes, a fin de identificarlas como futuras líderes.
IPS: ¿En qué pueden contribuir las mujeres indígenas con las organizaciones que no puedan otras mujeres? ¿Qué se puede aprender de las líderes aborígenes?
CW: Pienso que todo el mundo aporta diferentes valores, hechos y puntos de vista. Y nosotras ciertamente estamos aportando el punto de vista indígena sobre el mundo. Pero si nos centramos en la educación, yo tengo la idea de que ésta no es solamente en el aula, con un maestro como punto central, sino que en cambio es más un proceso experiencial, con muchos maestros.
Así que habrá ancianos, pares, padres, tías y otros. Y ésta es la clase de comunidad a la que tendrán acceso nuestros hijos de modo regular, así que eso se volverá la norma.
Pienso que el enfoque diferente sobre la educación no está centrado en el maestro, sino en el alumno. Permite que los estudiantes desarrollen su propio ritmo y en aquellas áreas en las que son más competentes o están más interesados.
Incorporar a cualquier clase de sistema educativo ese punto de vista diferente será útil para los estudiantes. Y no beneficiará sólo a los estudiantes de las primeras naciones, sino a todos.
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