sábado, marzo 28, 2009

Documento de Plenaria Final del XI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe

Las feministas ya reconocíamos al fundamentalismo religioso, pues hemos venido enfrentado a sus expresiones como la principal barrera y el primer obstáculo de confrontación para el avance de los derechos de las mujeres.

Hoy la percepción sobre el fundamentalismo está cambiando, a la luz de dos elementos del contexto:

El avance de la globalización y sus procesos unificadores, totalizadores y excluyentes por una parte y;

El hecho de que la diversidad, ha adquirido carta de ciudadanía plena.


Bajo estas nuevas premisas, la palabra "fundamentalismo" empieza a ser útil para definir a anteriores y nuevas expresiones de opresión y control sobre el cuerpo de las mujeres, caracterizadas como expresiones que articulan a diversos sectores hegemónicos de nuestras sociedades, de la política, la economía, los medios de comunicación masivos y la religión, que antes podían o no operar articuladamente, pero que hoy día y ante la profundización de los efectos de la globalización parecen fortalecer su acción conjunta.

Así desde los distintos grupos de discusión, fue común reconocer al fundamentalismo como mecanismo mucho más eficiente, para garantizar la reproducción de la cultura patriarcal y la desigualdad social, así como los modelos únicos de pensamiento. Señalamos que el hecho de pensar que la sociedad debe llegar a ser homogénea es en sí una postura fundamentalista.

Por ello consideramos, que más que un rostro común, el fundamentalismo tiene "características comunes", posibilitadas por los mapas mentales acostumbrados a una sola y única verdad, que no admite cuestionamiento, duda u opción y que en consecuencia niega lo diferente, lo diverso y no admitirá la posibilidad de decidir en libertad.

Las feministas hemos reflexionado críticamente y hemos encontrado que dentro del propio movimiento también hay prácticas fundamentalistas y estamos decididas a enfrentarla pues sabemos que de no hacerlo, estaremos fortaleciendo a los actores fundamentalistas de hoy y de siempre (las cúpulas del poder financiero, la jerarquía religiosa, la moral de occidente, todas las instituciones patriarcales) pues no podremos desarrollar las capacidades, los conocimientos y las alianzas necesarias para remontarlos y para hacer realidad los sueños y deseos de todas para las mujeres.

Otra forma de decirlo, es que en la medida en que neguemos las prácticas fundamentalistas internas al movimiento, nos alejamos de la posibilidad de enfrentarlas y eventualmente superarlas.

Pero en términos de interpretar la realidad política, económica, social y cultural de nuestra región, tenemos aún reticencias sobre el término "fundamentalismo" o "fundamentalismos". Así seguiremos hablando y afirmando la crítica sobre las formas de opresión que han fracturado los derechos de las mujeres con nombre y apellido, formas que conocemos bien: neoliberalismo, militarización, consumismo, exterminio, sexismo, discriminación, violencia y patriarcado, es decir esos ámbitos que han ocupado en las últimas décadas a la producción de la propuesta feminista.

En términos de los conocimientos y habilidades para analizar y enfrentar los fundamentalismos, nos manifestamos por consolidar espacios de discusión política permanente, que nos permitan debatir sobre las tensiones dentro del movimiento feminista, que en la práctica postergamos por los bomberazos impuestos por la coyuntura. Requerimos darnos el espacio para el debate que posibilite acuerdos y prácticas para superar la fragmentación y diseñar una estrategia de largo plazo.

De frente a los fundamentalismos y su acción en escalada, hemos identificado la siguiente ruta:

Primero.- Necesitamos caracterizar las expresiones fundamentalistas en los espacios y temas de nuestro trabajo regional, nacional y local y reconocer a los actores que los operan;

Segundo.- Necesitamos identificar los retos que nos presenta, así como los niveles de desarrollo que requiere nuestro movimiento para enfrentarlos;

Tercero.- Necesitamos jerarquizar o priorizar los frentes de batalla, sin olvidar que para nuestro movimiento, el espacio de confrontación principal es el patriarcado;

Cuarto.- Necesitamos encontrar formas equiparables a la acción fundamentalista, es decir, igual de complejas pero además creativas y radicales para enfrentar los efectos de su acción fundamentalista.

Al respecto hemos reconocido temas centrales, temas nodales para enfrentar el fundamentalismo:

Los Derechos Sexuales y Reproductivos siguen siendo un campo de trabajo y visibilización, dado el déficit en su representación política y la creciente despolitización en su conceptualización promovida por los gobiernos de la región. Además requerimos incorporar efectivamente los temas de la orientación sexual y la identidad de género, y no olvidar que el aborto sigue siendo una asignatura pendiente y urgente en la región.

Otro tema es el de los medios de comunicación masivos y su tradición y función de reproducir la cultura patriarcal. Requerimos incluir entre nuestras acciones inmediatas, las mediáticas y subir nuestras apuestas para el fortalecimiento de los medios de comunicación alternativos: el proyecto político feminista, que implica una profunda revolución cultural, nos lo demanda.

Desafortunadamente, y dado el incremento de los efectos de la violencia hacia las mujeres, seguirá siendo aspecto prioritario de nuestra agenda. La violencia y los discursos que exacerban la inseguridad y el miedo, se han transformado en nuevas justificaciones para reforzar el control y represión de los cuerpos y libertades de las mujeres.

La resignificación de la democracia es otro punto, que nos exige trasgredir los límites de los derechos políticos supuestamente conquistados en la región, pues por todo el continente prevalece la enorme brecha entre los avances consagrados en instrumentos internacionales y nacionales con la cruda realidad que viven las mujeres.

Ante ello, es necesario seguir visibilizando la diversidad entre las mujeres. No podemos dejar de señalar las distancias sociales que enfrentan las mujeres con identidades diversas frente al juego democrático. Y de ahí, la necesidad de seguir profundizando en el reconocimiento de las especificidades que enfrentan las indígenas, las afro descendientes, las jóvenes, las mujeres que construyen una identidad política desde su identidad de género, las mujeres con necesidades especiales, las mujeres en el trabajo sexual, las mujeres pobres, entre otras.

Las reflexiones dentro del XI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe nos han llevado a identificar tareas para facilitar nuestra articulación con otros movimientos sociales:

Coincidimos en la importancia de trabajar por la ciudadanía de las mujeres, orientada por el anhelo de construir el poder de la sociedad organizada, el poder de las mujeres organizadas.

Es importante atender el nivel de trabajo comunitario. En todos los grupos nos manifestamos por un regreso al trabajo de base, al acercamiento y al diálogo con las realidades que viven las mujeres diversas en nuestra región.

Explorar alternativas de desarrollo económico sustentable, que proteja el medio ambiente y que permita disminuir las brechas de desigualdad que posibilite integrar a enormes poblaciones ahora en la marginalidad, además de cuestionar nuestros estilos de vida personales, pues la acción política individual también posibilita la acumulación.

El desafío por consolidar la laicidad en nuestros estados, se nos presenta como alternativa para debilitar las redes de poder que giran alrededor de la religión y su discurso dominante y represivo.

El trabajo por una agenda común, que nos permita dialogar con otros sectores de mujeres y con otros sectores del movimiento democrático.

En relación con las expresiones fundamentalistas dentro del movimiento feminista tenemos acuerdo en los siguientes retos:

Pasar de los discursos de la inclusión a prácticas verdaderas de inclusión de los diferentes feminismos, revisando de paso nuestra capacidad para respetar y reconocer los diversos liderazgos en la práctica cotidiana.

Profundizar nuestro conocimiento y trabajo en torno a la intersección de las agendas que integren las demandas de clase, etnia, etariedad y por supuesto de los géneros.

Fortalecer los mecanismos de comunicación y ampliarlos para que logren atender diferentes finalidades como: Acumular el conocimiento sobre nuestros avances y estrategias; Identificar los análisis comunes; Favorecer la acción regional en torno a nuestras agendas; Adquirir capacidad de accionar y reaccionar de manera inmediata y Fortalecer la capacidad de denuncia.

Incorporar los aspectos emergentes, como: mujeres privadas de libertad, mujeres con necesidades especiales, VIH, tráfico de personas, entre otras.

Asimismo, se identificaron un conjunto de debates que nos urgen actualizar:

La relación del feminismo y la izquierda

Las tensiones entre el denominado feminismo autónomo y el denominado feminismo institucional.

La tensión entre las posturas que proponen integrar o excluir a los hombres del feminismo.

Sostener el liderazgo de las identidades y sus agendas en el propio movimiento (¿Por qué se aparecen en este encuentro las demandas de las afrodescendientes (mujeres negras) y no las lesbianas por ejemplo? O ¿Porqué hay presencias de poblaciones y no hay discusiones políticas sobre algunas de nosotras como las mujeres con necesidades especiales o las mujeres que viven con VIH?). De alguna manera no terminamos de atender las condiciones relativas a la identidad o las capacidades y necesidades especiales, entre otras.

Revisar en qué medida la falta de recursos propios puede poner o no en riesgo la autonomía de nuestro movimiento, revisar la relación del movimiento con las organizaciones donantes nacionales e internacionales. En el fondo necesitamos establecer prácticas de transparencia y rendición de cuentas que alejen la satanización del dinero y las desconfianzas entre nostras.

Seguir fortaleciendo el vínculo entre la academia y la práctica feminista.

Poner en la mesa el desgaste de las militantes, y que el propio feminismo no ha atendido la generación de alternativas a la vejez o a la seguridad social.

Garantizar la formación de nuevas generaciones de mujeres feministas, así como estrategias para fortalecer el ejercicio de la ciudadanía plena de las mujeres.

Señalamos las expresiones de solidaridad dirigidas desde y para las mujeres nicaragüenses y afro descendientes, la bienvenida a las mujeres trans.

El Comité Impulsor del XI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, aprovecha para agradecer que todas las asistentes atendieran al llamado a debatir y a refrendar los pactos entre nosotras. Nuestro esfuerzo, ha rendido sin duda frutos.

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