viernes, octubre 31, 2008

EL ÁRBOL DE LA ETERNIDAD*

*Tomado de "ALÍ PRIMERA: CUANDO CANTA LA DIGNIDAD"
Autora: LA CHICHE MANAURE

El 11 de febrero de 1985, Alí Primera se encontraba en la ciudad de Maracaibo atendiendo una convocatoria, que por el Día de la Juventud, tendría lugar en la Plaza de La Victoria. Fue un acto auspiciado y organizado por el Vicerrectorado Académico de la Universidad del Zulia. En el marco de esta actividad se dirige al pueblo zuliano, y a la juventud en particular, por el programa "Reseña Revista Radial 13.90", de Radio Selecta. Transcribo, textualmente sus palabras:

"Yo me considero joven. Pienso que me puede dar reumatismo en los huesos, pero en el espíritu, no. Y considero joven a Luis Beltrán Prieto Figueroa. Consideré joven siempre a Aquiles (Nazoa), a César (Rengifo). Considero joven siempre a todo hombre que sueña y lucha por hacer posible sus sueños, que lucha por ser siempre creativo, por ser siempre fértil en este mundo.

Ser joven es un compromiso con esa condición de joven y con el significado que tiene para cualquier país su juventud, y para el mundo la juventud entera. Yo no quiero decir eso nada más que para halagar a los jóvenes -porque no es un problema de venir a halagarlos y de hacerles una canción para que se solacen como jóvenes- no. Yo vengo a llamarlos a comprometerse, a que asistan a las cosas por principio, no por curiosidad.

Yo vi un programa de un canal, que yo lo digo y lo diré siempre que pueda, un canal que es detestable. Que es la principal arma del desarraigo de la juventud venezolana, que es el Canal 4 (Venevisión), y cuya programación es 98% norteamericana, hasta los programas deportivos. Y realizó en la Universidad de Mérida un acto el sábado pasado (Sábado Sensacional) donde decían, por ejemplo, que Mérida era la ciudad de la juventud y había una cancioncita, de esas canciones babosas que escriben manipulando, tratando de halagar al joven para en esa misma forma mediatizarlo, donde decían " los jóvenes que sueñan con el mañana, trabajan y estudian en un ambiente de paz y libertad" y el 2% de los muchachos- más nadie, porque la plaza estaba abarrotada, estaba llena- eran los que movían las manos y aplaudían. Es decir, fue más o menos un 80% a curiosear. Pero, de todas maneras llenaron la plaza y eso es lo terrible. Llenaron la plaza para ser manipulados en la imagen de un programa que es terriblemente evasivo de la realidad, evasivo con la realidad, y por supuesto, adormecedor.

Yo traigo a colación esto porque quiero repetir que para hablar de paz, para hablar de fe, hay que hablar de hechos concretos. La paz no puede hablarse nada más cuando hay ausencia de guerra. La paz tiene otro significado: la paz espiritual del hombre cuyos ojos no ven todos los días imágenes terribles en la sordidez, en la miseria de los niños, de indígenas.

Nuestro pueblo tiene un inmenso porcentaje de desnutridos, de analfabetos, de marginados terribles. Una marginalidad que aumenta. No pude hablarse de paz ni de libertad porque la libertad del hombre no es nada más que me dejen decir estas cosas, no. La libertad del hombre tiene una relación con su cultura, una relación con su salud, una relación con su trabajo, una relación con la educación, una relación con su espacio vital, con su ambiente, con su entorno. Porque no es nada más que viva fuera de las rejas. La libertad del hombre debe pasar más allá de la mera libertad individual, donde nos quieren encerrar a nosotros.

El hombre que viva nada más en su libertad individual, es un hombre preso. Un hombre preso porque su espiritualidad, su solidaridad, no se ha expandido. Y un hombre que no tenga espiritualidad ni solidaridad con los demás, es un hombre preso. Para mí, es un hombre preso, para mi concepción del hombre. Y de eso hay que hablarle a la juventud y retarla, es decir: no se puede dejar nada más que el gobierno hable sobre el futuro del país. Nosotros tenemos el compromiso de hablar con mucho más derecho y de luchar por ese derecho y por ese porvenir. Es el compromiso. No hablar nada más y festejar a José Félix Ribas y a los estudiantes que fueron con él a pelear, a dar una cuota de sangre por la independencia venezolana. No podemos seguir viviendo del recuerdo de los héroes, tenemos que tratar de limpiar la estatua de Bolívar con dignidad. Limpiar nuestra presencia o el espacio que existe entre nosotros y la estatua de Bolívar. Y más aún: entre lo que pensamos nosotros y lo que pensó Bolívar. Ese encuentro con el pensamiento bolivariano es necesario para nosotros ir ideando algo que será siempre joven: el sueño de un profundo combate transformador, en su totalidad, de algo que se está enquistando en Venezuela y que se está quedando.

Hablar en Venezuela de democracia parece ya que fuera un cliché, un lugar común. Pero hay que definir realmente el significado de democracia para poder descubrir hasta dónde ha llegado la democracia que tenemos actualmente. Hasta cuándo ha sido un mero formalismo. Hasta cuándo ha sido nada más algunas libertades. Hasta cuándo ha sido nada más algunas tolerancias. Y descubriendo recién esto, nosotros podemos como jóvenes inscribirnos, nosotros podemos como jóvenes participar colectivamente, más allá de cualquier ideología. Nosotros tenemos algo porque unirnos, todos los jóvenes, los jóvenes de cualquier edad. La juventud de la alta sociedad es manipulada por los padres con un tremendo carro y con viajes a Miami para que se salga de cualquier posible influencia "nociva" de una juventud que busca beligerancia, de una juventud que busca participar.

Los jóvenes de las clases desposeídas no solo son manipulados por el Estado mismos, por los medios mismos y por los instrumentos que utiliza, sino también golpeados por carencias, por carencia de sitios para el trabajo, por carencia de espacios deportivos, de espacios culturales. No es posible, que nosotros, por ejemplo, vayamos a cantar, a realizar un evento cultural de cierta magnitud, de 18 grupos, y tengamos que hacerlo en estadios siempre, siempre en estadios. ¡Y eso no puede ser! Debe haber sitios donde el joven pueda desarrollarse culturalmente, no solo esparciéndose, viendo un grupo cultural, sino desarrollando su propia creatividad cultural. Y es muy importante que nosotros lo hagamos notar, no como una promesa, sino que el joven se inscriba en una lucha por conseguir esos espacios, que es conseguir precisamente, el espacio para que su juventud se desarrolle con dignidad."

En estos términos se dirigió Alí Primera a la juventud, aquél 11 de Febrero de 1985. Nadie imaginaba el invierno de llanto y tristeza que nos aguardaba. Desprevenidos, inocentes, nos atrapó en su oscuridad la madrugada del 16 de Febrero de 1985. De pronto, y por obra y gracia de la muerte, las emisoras de radio transmitían a Alí Primera cantando, con "groserías" y todo... ¡No puede ser, algo grave sucedió! ¡No puede ser! Era el grito de negación del pueblo venezolano.

Alí Primera había muerto en un "accidente": el mayor triunfo de los que querían acallarlo había ocurrido. Los dueños de los medios permitieron que el pueblo escuchara el canto irreverente y libre de Alí Primera, sin censura, sólo un día: el día de su muerte. Pero, una frescura de árbol gigante comenzó a abrir sus ramajes sobre el llanto más largo que he visto llorar a mi pueblo.

Desde entonces Alí es el Árbol de la Eternidad del Canto de los Pueblos, y cubre con su ternura, a todos aquellos que por amor combaten al lado de los oprimidos del mundo... "A quienes han tratado de amedrentarme durante tanto tiempo. No bastan allanamientos, disparos a los vidrios del carro, persecuciones en las carreteras, etc., para silenciarme. Mi arma es la canción que elevo con profundo amor por el ser humano y por mi pueblo, mi arma es la esperanza, mi arma es mi deseo de ser útil siempre a mi país. Dejar de hacer lo que hago es como dejarse morir de una muerte distinta de miedo. No tengo vocación de héroe, pero como tampoco tengo vocación de desertor, prefiero arriesgarme a usar "mis armas" así tenga que enfrentarme con las de ustedes. No tendré peso político para tumbar gobiernos, pero carajo, a mi nadie me quita el pálpito de que aquí el pueblo alguna vez será gobierno".(Alí Primera. Remitido: "No solo de vida vive el Hombre")

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