Esta realidad, por demás está decir, se extiende a mujeres de todas las edades sin importar muchas veces su condición económica... Sin embargo, parece desCarado que se pruemevan este tipo "mutilaciones" desde cualquier ámbito, más con un ejemplo como éste que deja tanto que desear (Comentario: CGC).
Las mentiras tienen patas cortas. Y el refrán no hace excepciones. Una "cuarentena voluntaria" o aislamiento parece ser un buen argumento para tener unos días de intimidad. Justamente eso fue lo que se le ocurrió inventar a la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, para poder operarse el busto y aplicarse una depilación láser sin tener que rendirle cuenta alguna a los paparazzi.
En medio de la psicosis mundial por la expansión de la gripe A, se suponía que nadie iba a notarlo. Cuestión que ahora, ya destapada la olla, la credibilidad de la mandataria está más debilitada que nunca, tras descubrirse que esa "cuarentena voluntaria" a la que sometió la semana pasada para contribuir a la no propagación de la Influenza A, era en realidad una verdad "a medias" para esconder su operación de implantes mamarios.
En medio de la psicosis mundial por la expansión de la gripe A, se suponía que nadie iba a notarlo. Cuestión que ahora, ya destapada la olla, la credibilidad de la mandataria está más debilitada que nunca, tras descubrirse que esa "cuarentena voluntaria" a la que sometió la semana pasada para contribuir a la no propagación de la Influenza A, era en realidad una verdad "a medias" para esconder su operación de implantes mamarios.
El embrollo sobre las prótesis mamarias presidenciales comenzó el 29 de junio con una nota enviada a la prensa, en la que se ensalzaba el "ejemplo de responsabilidad social" ofrecido por Arroyo al aislarse de motu propio en un lujoso hospital de la capital tras una gira por el extranjero.
El palacio de Malacañang publicitó su decisión como una medida de lucha contra la nueva enfermedad, que ya afectó a miles de personas. Su pedido fue escuchado y rápidamente imitado por otros políticos, como la senadora Loren Legarda, quien se aplicó la cuarentena a su regreso de Ginebra y previo paso por el Senado del país, a donde acudió directamente desde el aeropuerto para anunciar a bombo y platillo su decisión.
La presidenta recibió el alta médica a los dos días de su ingreso en el centro hospitalario, pero las primeras filtraciones a la prensa aguaron su vuelta al trabajo. "La cuarentena es una tapadera. La presidenta necesitaba reparar una rotura en los implantes de silicona mamarios que se hizo en los años ochenta. Aprovechó también para quitarse un quiste de la ingle y hacerse la depilación láser en la zona", escribía el columnista Jarius Bondoc en el diario "The Star".
Por su parte, el portavoz de la Presidencia, Cerge Remonde, se apresuró a salir en defensa de su jefa e intentó minimizar el rumor al decir: "Cuando una mujer se hace la cirugía plástica se nota. Las actrices con pechos sexy son las que se hacen ese tipo de operaciones. No podemos decir lo mismo de la presidenta".
El intento de salvaguardar la imagen de la jefa de Gobierno volvió a torcerse y, tras nuevas filtraciones a los periodistas, Remonde tuvo que retractarse: la jefa del Ejecutivo sí se había sometido a un aumento de pecho hace un par de décadas, pero no en esta ocasión, cuando se le practicó una biopsia para determinar si un bulto detectado en el seno izquierdo era maligno.
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