miércoles, julio 22, 2009

HIP HOP: Alicia pateando el espejo: mujeres en la cultura hip hop

Fuente:Negra Cubana tenia que ser...
Para quien intente el trazado exacto y objetivo de un mapa que facilite el entendimiento de ese universo cultural y rico en matices, contradicciones y búsquedas que es el hip-hop.

Fueron los años sesentas el marco histórico en que el viejo paradigma de hombre blanco, heterosexual y burgués surgido al calor de la revolución francesa fue puesto en cuestión. El sexo libre, las drogas, el rock & roll, la revolución cubana, el Young Party del visionario Avy Hofman, las flores y las bombas de pintura lanzadas contra la policía y los ejércitos en París y Praga, la guerra de Vietnam, el asesinato de J.F. Kennedy, la firma de la ley de los derechos civiles --performance político protagonizado por el presidente Lindon Johnson y el reverendo Martín Luther King jr--, la imagen mítica del boxeador Mohamed Ali alzando el puño cerrado en señal de lucha y victoria de los miles de negros y negras del mundo encarnados en su persona ante las cámaras de televisión, Malcolm X, el orgullo negro y el nacimiento del partido de las Panteras Negras entre otros fenómenos, hicieron de esa década uno de los momentos mas revolucionarios, violentos y hermosos de la historia humana. Su impronta --la impronta de esos años duros-- (re)definió la idea que hasta entonces se tenia del mundo y la gente. Los marginados. Los condenados de la tierra --como les llamara Frank Fannon-- desde el África hasta Asia, pasando por esos terceros, cuartos y quintos mundos que habitan al interior de los países centrales, tomaron conciencia de sus conflictos y salieron a las calles, las plazas y las montañas para conquistar sus derechos y construir el futuro.

En ese contexto, las mujeres, todas las mujeres, encontraron el escenario propicio para expresar sus demandas. En el caso específico de la mujer negra, doblemente marginada, la lucha fue agónica.
Si las mujeres blancas de las burguesías ilustradas de los países desarrollados abogaban por el derecho a un trato igual y justo en el tema de los salarios --por solo citar un ejemplo--, las mujeres negras y mestizas de esas mismas sociedades abogarían entonces por el derecho al empleo. Si las primeras ponían en el centro del debate la libertad de ejercer su sexualidad fuera del entorno opresivo del matrimonio, las segundas se manifestarían por el reconocimiento de una dignidad sexual pisoteada luego de casi quinientos años de violaciones y abusos.

En los EE.UU. --escenario privilegiado de aquella batalla dados sus niveles de desarrollo económico y asimetrías extremas-- estas contradicciones tomaron dimensiones bíblicas y tensaron la cuerda hasta dar forma cultural a la lucha de las mujeres negras por su libertad y emancipación. La música, la moda, el cine, las artes plásticas, la literatura, el teatro… las mujeres negras salieron de las iglesias para marchar unidas hacia las universidades, las escuelas técnicas y los liceos.

Alicia pateando el espejo: mujeres en la cultura hip-hopLos cantos, la herencia africana, la espiritualidad nacida al calor de la solidaridad que imponía el barracón, la relación histórica entre maternidad y naturaleza, los mitos y leyendas transmitidos de generación en generación, la ritualidad de la poesía y el baile, los peinados ancestrales de cabellos trenzados adornados con elementos naturales, los colores y diseños en los textiles, el arte culinario… Toda la experiencia negra femenina penetró de tal manera y con tal fuerza en la corriente cultural dominante que para finales de la década hasta las grandes casas de moda tenían en su staff al menos una top-model de raza negra. Actrices, cantantes, intelectuales, amas de casa y por supuesto revolucionarias. Las mujeres negras habían conseguido en diez años lo que en cinco siglos había sido negado a todas las generaciones que les habían antecedido a este lado del mundo. Habían conquistado por sobre todas las cosas el respeto de sus diferentes y el derecho sagrado a ser además, distintas.

EL CASO CUBANO:


La revolución triunfante de mil novecientos cincuenta y nueve entregó por decreto y de un plumazo a todas las mujeres --junto al resto de la sociedad-- los derechos por los cuales millones de féminas en el mundo entero arriesgaban sus vidas en las ciudades y las selvas. La historia asociada a estas conquistas es bien conocida. Derecho al aborto, educación sexual, maternidad protegida, igualdad en los salarios y las oportunidades, cobertura universal de salud, educación garantizada para la prole y leyes especiales de protección social que permitieron que en pocos años las mujeres se convirtieran en la fuerza laboral, científica e intelectual más dinámica del país. Todo marchaba sobre ruedas y nuestras mujeres más que reclamar y abogar por nuevos derechos --¿recuerdan un film como La soledad de la jefa de despacho?-- se sentían de alguna manera desbordadas por ellos. El mundo era ok. La vida giraba como giran los platos en la mesa de mezclas y las mujeres cubanas sentían por vez primera que el sueño de conquistar las estrellas era el sueño de lo posible. Ni la raza ni el origen eran impedimento para subir a la nave del futuro.

PERIODO ESPECIAL O MUJERES AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS:


Alicia pateando el espejo: mujeres en la cultura hip-hopLa crisis de los noventas significó para Cuba y su gente un retroceso de casi doscientos años, impulsado y conducido por la pérdida total de nuestro tejido económico. Las mujeres dentro de ese contexto fueron/son las mas afectadas. La relación marxista entre los estómagos llenos y las mentes pensantes adquirió toda la vigencia que durante siglos el pensamiento reaccionario le había intentado negar. La sociedad cubana se fue convirtiendo en una sociedad rural y el monetarismo --como un virus oportunista-- se instaló de vuelta con su carga de corrupción y fiebre en nuestro cuerpo social. Asomando con timidez, primero sus cabezas, luego sus extremidades y sus cuerpos todos, volvieron a la escena los signos olvidados de la discriminación racial, la pobreza, la violencia doméstica que esa misma pobreza incuba, la prostitución, la deserción escolar, la falsa moral utilitaria de haz lo que digo pero no lo que hago y las mil y una caras del engaño y los camuflajes. Una vez mas las masas populares --esas mismas masas que habían conquistado para si toda la justicia-- se vieron lanzadas al ojo del ciclón. Entonces los jóvenes que desde los años ochenta habían acogido el breack dance y las músicas negras norteamericanas como suyas descubrieron el rap y la cultura hip-hop como medio de expresar sus vivencias, sus anhelos y sus frustraciones.

¿PA´ QUE TU RAPEA?

Existen kilómetros y kilómetros de cuartillas que narran el nacimiento y ascensión de la cultura hip-hop y el arte de rapear en la escena cubana de entre siglos. Por ello este texto tomará otro camino, dando prioridad en forma de interrogante a otro asunto no menos importante y escasamente tratado por nuestra crítica de arte y nuestra musicología al uso. ¿Es el raprap en Cuba es una contestación desde los márgenes a los derroteros por que avanza nuestra sociedad. Entonces se rapea para responder. Se rapea para ser. El rap cubano habla del acoso policial sobre los hombres y mujeres de raza negra a los que una vez más la autoridad policial percibe como amenaza y portadores del (des)orden y la anarquía. El rap cubano cuenta las historias de los barrios periféricos y las zonas periféricas de los barrios centrales donde la gente proletaria intenta articular sus vidas en medio de las dificultades económicas, el alcoholismo y la violencia. Narra la experiencia de los jóvenes que cegados por el resplandor de las vidrieras iluminadas y navideñas hacen lo que sea por participar de la experiencia del consumo. El rap cubano cuenta el cuento que nadie cuenta. El cuento triste que nadie quiere escuchar. El rap cubano es el espejo al otro lado del espejo. Una imagen que se filtra por los agujeros que el azogue ya deteriorado por el tiempo y el uso abre en la luna de esa realidad ideal y casi fantástica de los medios y lo políticamente correcto. El rap cubano es mancha. Macula en el paisaje soñado por las instituciones y la alta cultura. El rap cubano es negro.

YO NO SOY UN BÚCARO… CABRÓN:

Angela DavisSi analizamos el movimiento feminista o femenino de manera objetiva tenemos que dar la misma importancia a los anticonceptivos, la máquina para lavar y los alimentos enlatados. El movimiento o los movimientos más o menos organizados, más o menos radicales, más o menos elitistas e intelectuales desde y en los que las mujeres han lanzado sus plataformas para el cambio y orquestado la Revolución son la respuesta espiritual al desarrollo económico y tecnológico del siglo veinte. Cuba, sin ser un país desarrollado en lo económico, consiguió imprimir una dinámica --ya desde los años sesentas-- de aliento posmoderno a sus relaciones de género y hacerlo paradójicamente --aunque no solo-- desde el plano de la ideología. Con la desarticulación del catolicismo como religión oficial desaparecieron la culpa y el pecado original. La mujer dejaba así de ser el chivo expiatorio. La carne predilecta de la pira inquisitorial. La independencia económica le concedió a aquella mujer nueva la posibilidad de controlar su maternidad y su destino. El estado garantizaba el cuidado, instrucción y alimentación de los hijos en guarderías e internados y la tendencia de la sociedad a diluir la frontera entre géneros, junto a los alimentos precocinados le liberaban --al menos en cierto grado-- de la esclavitud de la cocina y la doble jornada. Nuestras madres dispusieron entonces del más preciado de los bienes. El tiempo. Sus hijas, esas muchachas que ahora han salido a los escenarios para rapear, narrar, tocar su música, pintar muros y paredes y expresar su furia, sienten/saben que ese mundo distendido y amable ya no existe y es cosa del pasado. La mayoría de las mujeres en Cuba han visto como junto a los cambios económicos, sus libertades, su derecho a la abstracción y sus espacios para contemplar la vida y meditar se han contraído. Ahora la lucha ha salido del ámbito legal para instalarse en el de la realidad cotidiana. En derredor, la conspiración de los medios cincela conductas y estilos intentando quitar sustancia y fondo a los reclamos de las féminas, pretendiendo construir una pan-mujer, estándar y descafeinada con pechos como balones y una creciente adición a los gimnasios y las dietas de diseño.

SIN CONDIMENTO… KRUDAS:

Las MCs y hiphopers de hoy son el resultado de una realidad desarticulada. Buscan sus paradigmas en la historia nacional y se llaman a sí mismas mambisas. Mambisas de una manigua urbana donde las mujeres son tratadas como objetos desde la publicidad impresa en las barras de dentríficos, hasta su imagen en esa vitrina de vanidades que es --salvo escasísimas excepciones-- nuestro video clip. Su música es ante todo el testimonio de una resistencia. De la resistencia a ser codificadas. De los años sesentas reciclan los paradigmas de belleza. Sus pelos africanos se alzan hirsutos e irredentos hasta casi tocar el cielo y las palabras en sus bocas/bembas son saeta y trinchera a una vez. Algunas airean su sexualidad diferente ante la masa enajenada. Otras cuestionan el mundo masculino, reprimido y represor con el humor, la autoridad y la fuerza que les confiere ser las depositarias de la vida. Las responsables de hacerla crecer y perpetuarse. Todas sin excepción se revelan contra el status quo. La entrada de estas mujeres en el universo machista y cerrado del hip-hop

Sara GómezAngela Davis y la cineasta Sara Gómez ocupan el mismo lugar en un panteón presidido por Mariana Grajales. A la nueva imagen que estas mujeres promueven y revindican día a día mediante el arte se unen el conocimiento, los estudios universitarios, el afán de experimentar y la voluntad de no detenerse ante nada.

Partes de un todo más grande y abarcador que incluye sociólogas, psicólogas, historiadoras, abogadas, escritoras, estas intelectuales negras y mestizas son la garantía de la permanencia y ejercicio cotidiano de ese conjunto de ideales y paradigmas de los que hoy adolece nuestra sociedad. Su resistencia ante el tsunami de absurdos y estupidez que nos amenaza y cerca es la más hermosa lección de entereza e integridad. Creando desde las márgenes y la invisibilidad, su luz irradia poco a poco hacia el centro impregnándolo de savia nueva y energía vital. Con las mujeres en el rap y la cultura hip-hop, el feminismo, el debate de género y la mujer como tema han salido del closet de la academia para tomar la calle y el solar. Con las mujeres en el rap y la cultura hip-hop los debates sobre racialidad y etnicidad en nuestro país han dado un salto en la forma y contenidos de su discusión. Con las mujeres en el rap y la cultura hip-hop ya nada será igual. Con las mujeres en el rap y la cultura hip-hop todo será --ya lo es-- mucho mejor.

CIEN YEGUAS DE FUERZA:

La narrativa femenina en el hip-hop cubano es tierna y violenta a un mismo tempo. Chamacas del barrio, madres del barrio, hermanas del barrio… el fresco trazado por una lírica desprejuiciada y libre de ataduras es íntimo y abarcador. Las MCs saben exactamente de que hablan cuando tocan temas difíciles. Su voz es auto-biográfica. La cuerda que une este doble discurso que cruza indistintamente de lo cotidiano a lo contestatario es la verdadera y profunda cualidad artística del rap femenino en Cuba. Es esa --digámoslo con José Lezama Lima-- su cantidad hechizada. Su imán. Ese convertir el naufragio cotidiano --violaciones, abuso, enajenación-- en arte, es su pasaporte ya visado hacia la trascendencia.

Cuando se escucha rap hecho por mujeres todas nuestras ideas, todos nuestros conceptos sobre arte y vida son cuestionados y puestos de cabeza con una tranquilidad y una seguridad que pasma. Hasta el mismo hip-hop --cultura y sistema de signos-- es tratado en femenino dejando en claro con este cambio en el punto de vista que ellas no están tomando el lenguaje del rap prestado para expresar un par de ideas pudorosas y acomplejadas...

Iconoclastas y subversivas. Femeninas y feministas. Africanas y caribeñas. Occidentales y urbanistas. Dulcemente revolucionarias y revolucionariamente combativas las mujeres cubanas han hecho del rap y la cultura hip-hop un derecho.

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