Billy Joya, sicario de los 80 y "ministro asesor" de Micheletti, amenaza a Gladys Lanza, lider de movimiento hondureño de mujeres Su perseguidor de ayer está nuevamente al acecho, según Gladys Lanza.
Gladys señala que nunca se imaginó volver a pasar por esa época de terror, pero en la actualidad las circunstancias que vive Honduras después del golpe de Estado, la colocan nuevamente a la vista de Billy Joya, a quien se lo ha encontrado frecuentemente en los lugares donde ella visita, lo cual había considerado como mera coincidencia hasta que este represor le envió una emisaria con el mensaje amenazante de ³mantenerse tranquila².
Dina Meza
Gladys Lanza, coordinadora nacional del Movimiento de Mujeres por la Paz Visitación Padilla.
Su lucha contra la ocupación militar en Honduras y el compromiso con las causas sociales, le marcó para siempre. Hablar de Gladys Petrona Lanza Ochoa, es abrir el diario de una luchadora por la libertad, la paz y los derechos de las mujeres.
El coraje de ver su patria ocupada le llevò a asumir la responsabilidad de emitir el Boletín de la Defensa Nacional en su segunda fase, donde se condenaba la presencia militar de Estados Unidos en Honduras y se impulsaba su expulsión de la patria.
El año 1965 es el inicio de su lucha en el país, pero también representó una vida llena de represalias contra ella y su familia, que la obligó por algún tiempo a irse a la clandestinidad.
Sus perseguidores de ayer son casi los mismos de hoy, entre ellos el integrante del Escuadrón de la Muerte 3-16, Billy Joya, quien antes del golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya Rosales, el pasado 28 de junio, le mandó un mensaje de muerte y la advertencia de que se mantuviera quieta.
Desde seguimientos, persecuciones, amenazas a muerte y cárcel, hasta la colocación de una bomba de alto poder que le destruyó su vivienda, esta vida de sobresaltos no ha diezmado su entusiasmo por una Honduras: Una vida sin violencia para las mujeres y un país sin la presencia de tropas norteamericanas.
Ocupó varios cargos en diversas organizaciones sindicales hasta llegar a ser la presidenta del combativo Sindicato de Trabajadores de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, STENEE, que por muchos años luchó no solo por los derechos de los sindicalistas donde negociaba los contratos colectivos que contenían mejoras salariales, sino que por las causas sociales del país.
En 1984 el Gobierno de Roberto Suazo Córdoba reprimió fuertemente a los trabajadores, ese fue uno de los períodos donde la vida pendía de un hilo, para Gladys el contarlo significa cuidar la memoria para que los crímenes contra la vida no vuelvan a cometerse.
Billy Joya amenazó nuevamente a Gladys Lanza.
Pero no solo corrió contra la muerte, pasó por la cárcel después de sufrir vejámenes contra su integridad física de los cuerpos de seguriddad. Con ella llegaron a la cárcel de mujeres en Támara, Francisco Morazán, otras cinco mujeres y seis compañeros fueron enviados a la Penitenciaría Central.
El gobierno ³suazocordovista² les acusó de alta traición a la patria aplicándoles la Ley Antiterrorista, pero la presión de sus compañeros trabajadores, organizaciones sociales nacionales y la solidaridad internacional, logró sacarles en libertad.
"Durante 12 días permanecí presa en la cárcel me obligaban a realizar trabajos extenuantes y permanecer por varios días en una celda de castigo llamada el pozo, donde ni siquiera una se podía ver las uñas", dijo al recordar ese período terrible para el pueblo hondureño.
Al ver que las tropas norteamericanas no abandonaban Honduras, en 1985 realizó una gira de denuncia sobre los efectos que provocaba tanto la presencia militar estadounidense en el país, así como el ejército irregular de los contras nicaragüenses, apoyadas por los Estados Unidos.
Habló ante el pueblo norteamericano sobre la ocupación militar, la implementación de la guerra sicológica por las tropas gringas, que provocó humillaciones de los soldados hondureños y efectos contra la salud de niños y mujeres hondureñas a quienes les transmitieron enfermedades de transmisión sexual como la flor de Vietnam y el VIH SIDA.
Su denuncia le acarreó consecuencias, las represalias del gobierno norteamericano no se hicieron esperar. A pocos días de su llegada a Honduras su casa fue asaltada por varias ocasiones por integrantes de la Triple A, una organización paramilitar impulsada por la Asociación para el Progreso de Honduras (APROH), la cual estaba integrada por personajes de la ultra derecha y su principal actividad era secuestrar, encarcelar o desaparecer la resistencia en Honduras.
A sus represores, entre ellos el ex jefe de las Fuerzas Armadas de Honduras, Gustavo Álvarez Martínez, no les bastó eso, sino que procedieron a colocarle una bomba en su casa que le dejó sin sentido, herida, sorda y destruyó parte del inmueble, además traumatizó para siempre a sus tres hijas.
Este atentado nunca fue investigado por las autoridades hondureñas, pero Gladys sospecha que la orden vino de la embajada norteamericana en Honduras, como un acto intimidatorio contra ella.
Gladys señala que nunca se imaginó volver a pasar por esa época de terror. El rostro de Gladys Lanza apareció junto a 11 más pertenecientes a líderes sociales en todas las paredes de la ciudad, la Triple A les calificaba de comunistas.
Como no se doblegaba ante la represión tuvo que sufrir muchas detenciones por parte de la Dirección Nacional de Investigaciones (DNI), la cara pública de los escuadrones de la muerte.
Su nombre circulaba en las listas para eliminación de disidentes políticos del 3-16, un escuadrón paramilitar que estaba integrado entre otros por Billy Joya, Alexander Hernández y Nelson Willy Mejía.
El año pasado su nombre volvió a aparecer en un listado de 125 personas, éste fue encontrado a agentes policiales que fueron capturados por sindicalistas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Los policías dijeron que vigilaban a esas personas por órdenes superiores.
Lo anterior se asemeja a los métodos utilizados en los 80, en ese período de terror Billy Joya, calificado como uno de los represores más cínicos y despiadados, convocó a una conferencia de prensa donde estaban periodistas seleccionados entre ellos Renato Alvarez y Roxana Guevara, a quienes entregó
una lista de personas a las que llamó peligrosas en el país. Allí apareció Lanza, se le identificaba con sobrenombres y seudónimos usados, según este personaje, en su militancia en grupos subversivos.
En sus constantes visitas obligadas a las celdas de la DNI sufrió torturas sicológicas entre ellas el despojarla totalmente de su ropa durante toda la noche, la amenaza de una pistola en su cien, todavía la hace sentir al borde del sepulcro. Otra de las torturas era colocarla a la par de un cuarto donde se escuchaban gritos personas, con la intención de desestabilizarla emocionalmente.
Actualmente es la Coordinadora Nacional del Movimiento de Mujeres por la Paz Visitación Padilla, que fue fundada en 1982, siendo su lucha en un inicio contra la ocupación militar, sumando después la defensa de los derechos de las mujeres, para lograr una vida sin violencia y la participación política de éstas en Honduras.
Gladys señala que nunca se imaginó volver a pasar por esa época de terror, pero en la actualidad las circunstancias que vive Honduras después del golpe de Estado, la colocan nuevamente a la vista de Billy Joya, a quien se lo ha encontrado frecuentemente en los lugares donde ella visita, lo cual había considerado como mera coincidencia hasta que este represor le envió una emisaria con el mensaje amenazante de ³mantenerse tranquila².
Mientras la sede de su organización el Movimiento de Mujeres por la Paz Visitación Padilla está vigilada, Gladys continúa su lucha, dice que su paso por este mundo dejará huellas, otros y otras tomarán su bandera, pero mientras viva no descansará para aportar a una patria que merece una mejor suerte.
³Cualquier cosa que me pase a mí o a mis hijas, responsabilizo a Billy Joya, quien ha salido nuevamente a la luz pública desde el golpe de Estado, en un canal de televisión para tratar de amedrentarnos nuevamente, con el mismo discurso que utilizó en los ochenta, su experiencia en guerra sicológica la está aplicando otra vez², concluyó Gladys Lanza.
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