miércoles, marzo 25, 2009

LA MUJER EN LA CONSTRUCCIÓN DEL PODER POPULAR

Documento para la discusión en la Mesa dedicada a la Mujer, en el marco de la actividad de la "Explosión del Poder Popular", realizada en 10 municipios del Estado Carabobo de forma simultánea el pasado sábado 21 de marzo.

Para revisar el papel que juega y debe jugar la mujer en la construcción del socialismo, debemos partir del origen de la opresión de la mujer, vinculado directamente a la aparición de la propiedad privada y la división de la sociedad en clases, al respecto F. Engels señala: “La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreación de hijos. Y hoy puedo añadir: el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino”.

Por otro lado, debe considerarse la existencia del patriarcado como sistema base de organización de la vida social, que es anterior al capitalismo, y que ha logrado permear y trascender diversos modos de producción. Sobre este sistema se tejen una serie de relaciones jerárquicas que tienen como sujeto oprimido a la mujer, y es que sumado a la Clase Social, el Género se constituye en un elemento para acentuar la exclusión. De manera que la lucha femenina tiene un carácter clasista y revolucionario que tiene como objetivo estratégico, la destrucción de los sistemas sobre los cuales se sostiene su opresión: el capitalismo y el patriarcado.


Es necesario además hacer referencia al Género como una construcción social que reviste un carácter transversal, por lo que las propuestas necesarias para una mayor inclusión de las Mujeres, abarcan los más diversos ámbitos de la vida social.

El Movimiento Feminista Internacional, mayoritariamente, ha luchado por una sociedad radicalmente distinta que incluya la defensa de nuestros derechos económicos, políticos y sociales. Lucha, que con el logro progresivo de algunas reivindicaciones ha ido abarcando otros horizontes, y que como cualquier otro sector, ha tenido también sus expresiones burguesas.
En América Latina y los países del tercer mundo las mujeres se encuentran en los márgenes de pobreza más extrema producto de las políticas neoliberales que se han impuesto sobre nuestros pueblos, es así como fenómenos como la violencia física, psicológica y sexual; la tercerización y terciarización de la economía; mujeres desplazadas; tráfico y prostitución forzada de mujeres, niñas y niños; femicidios y feminicidios; feminización de la pobreza; analfabetismo; violencia simbólica, institucional y patrimonial; mercantilización de la imagen de la mujer; acceso desigual al empleo, desigualdad de salarios y de acceso a los cargos de decisión y dirección; sumado a las restricciones legales, vulneran cada vez la condición de la mujer en la sociedad capitalista.

En Venezuela a mediados de los años 30, la situación política nacional da origen a la alianza antigomecista, la cual permitió a las mujeres con su activa participación y con una gran convicción de unidad, comenzar una lucha que se convertiría en el techo histórico en cuanto a organización y unidad del movimiento de mujeres en nuestro país.

Es sin embargo, a partir de 1998 con el proyecto Bolivariano, cuando las Mujeres Venezolanas somos incluidas y visibilizadas de manera masiva, experiencia sin precedentes en la historia nacional, dando lugar así a una serie de medidas e instrumentos jurídicos creados para garantizar los Derechos Humanos de las Mujeres, y que si bien no son suficientes ni decretan la superación de nuestra opresión, sí se constituyen en instrumentos para la lucha revolucionaria en el marco de la actual sociedad. Las desigualdades basadas en Género constituyen una expresión de la Ideología dominante reforzada en su base económica, por ello la discriminación hacia la Mujer reviste un carácter estructural, que por encima de esos avances jurídicos, necesita de acciones concretas que permitan avanzar a una mayor inclusión de las Mujeres.

Pese a esto, las Mujeres continuamos estando en una particular situación de fragilidad y desmovilización, pues la escasa e incipiente organización femenina, y la despolitización de los movimientos de mujeres -que no son más que una práctica que refuerza la ideología dominante-, inciden directamente en el estancamiento y retrogradación de esos logros, que a su vez inciden en el poco desarrollo y avance del proceso bolivariano.
Los principales enemigos de las mujeres los hemos identificado -el patriarcado y el capitalismo-, el reto que se nos plantea en las actuales condiciones, requiere de mujeres conscientes, organizadas, articuladas y movilizadas por la conquista de la igualdad; por la construcción de una alternativa real al capitalismo, pero tomando en cuenta que el Socialismo no es condición sine qua non para la liberación de la mujer, pues es necesario romper con el orden burgués imperante que trasciende lo económico, y debe, necesariamente, romperse con la “tutela” casi perpetua, que las clases dominantes han ejercido históricamente hacia las mujeres. La clase trabajadora debe aspirar la conquista del poder político no para reproducirlo sino para destruirlo y superarlo, de allí que la verdadera revolución socialista tiene entre sus componentes indispensables a las mujeres, no sólo como masa explotada en abstracto, sino como actoras políticas transformadoras de la realidad social, para potenciar la organización del movimiento popular y con ello de la revolución.
Las demandas específicas de la mujer no se deben subestimar, no sólo por ser una lucha revolucionaria a través de la cual se puede aglutinar un inmenso sector para la lucha por la revolución, sino porque además se convierte en un arma de doble filo, que puede ser utilizada por la burguesía para deformar su esencia y poner a su servicio la enorme fuerza de las mujeres, obviamente sin tocar los elementos estructurales y de fondo. Esas reivindicaciones deben sujetar los aspectos inmediatos a una perspectiva estratégica que cuestione los cimientos del capitalismo. Las Mujeres hoy, constituimos una fuerza trascendental de la clase trabajadora mundial, porque somos el sector más explotado de la clase, lo que impone como una tarea fundamental de todos los sectores progresistas y revolucionarios que aspiramos a una sociedad liberada definitivamente de las cadenas de la explotación y la opresión -las cuales pesan doblemente sobre las mujeres-, luchar por la Equidad de Género en el marco de la Sociedad Capitalista, e impulsar una batalla política y cultural que inexorablemente nos permita crear las condiciones objetivas y subjetivas para construir una Sociedad de Iguales.

En ese sentido, es necesaria una plataforma mínima de acción, que plasme las propuestas de las mujeres, responda a los intereses y necesidades de las mujeres y se construya sobre la base de la problemática de las Mujeres. Recoger los temas priorizados por las mujeres es necesario para fortalecer la unidad de la clase, de allí que sea una tarea impostergable, la organización y articulación en una tribuna política que direccione nuestras necesidades propias como sector social, y que paralelamente permita insertar a las mujeres en la lucha anticapitalista por la construcción del Socialismo.

Algunos aspectos a tomar en cuenta en este sentido, son entre otros: la conformación de los Comités de Mujeres, los Comités de Usuarios y Usuarias, la vigilancia en la celeridad de los Tribunales de Violencia contra la Mujer, en las contralorías sociales de hospitales y centros de salud pública, en los centros de trabajo, batallones socialistas, y todos aquellos espacios de participación que sirvan de plataforma para la articulación y organización popular. Redoblar los esfuerzos de profundización ideológica respecto a la opresión de la mujer, incluyendo la Perspectiva de Género tanto en los diferentes frentes de lucha, como en las escuelas y espacios de formación político-ideológica; así como en los espacios y medios alternativos de comunicación.

La movilización permanente por lograr materializar aspectos como: el reconocimiento real del valor económico al trabajo doméstico, y pensiones dignas para nuestras amas de casa. Ampliar el reconocimiento de los Derechos de las Mujeres especialmente a lo referido a la Salud Sexual y Reproductiva. Promover la visión de la Mujer como ser social integral y denunciar la imagen estandarizada y estereotipada promovida por los medios de comunicación privados. El desarrollo de una nueva economía que incluya de manera masiva a las mujeres, y que necesariamente debe pasar por un proceso de capacitación que tome en cuenta las necesidades y condiciones de existencia de las mujeres más pobres.

Las mujeres insensibilizadas por la miseria y la enajenación capitalista no procurarán su organización, y mucho menos si sus reivindicaciones pretenden ser pospuestas para el Socialismo. Por lo tanto, abrazar las banderas feministas y es sumar a la unidad de la clase.

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